Jorge Skibinsky.- La decisión del parlamento balear de rechazar la ley de igualdad no puede ser más acertada. Desde el principio, la Asociación de Padres de Familia Separados de Baleares (APFSIB) que presido, ha sostenido que no se puede legislar a favor de un colectivo por razón de sexo porque eso es sencillamente anticonstitucional. Para justificar insensateces como ésta es necesario que previamente se realice una importante campaña publicitaria de estigmatización del sexo contrario, el hombre, principalmente a través de los medios de prensa en los cuales aparece la violencia contra la mujer como una “lacra” a eliminar de cualquier manera.

La base de esta ideología de genero es considerar a la mujer como un colectivo que sufre por haber sido “sometida históricamente al hombre”, lo que la pone en inferioridad de condiciones. Así se entiende que la mujer en general sea un colectivo “inferior” digno de protección especial por la ley, lo que se contradice claramente con el espíritu constitucional español que en su artículo 14 dice: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. La pregunta que flota en el aire entonces es: ¿La mujer es inferior al hombre y por ello hay que protegerla? Pues eso parecen afirmar las propias feministas radicales que afirman defender a las mujeres humillándolas en realidad, tratándolas legalmente como inferiores al hombre, una auténtica contradicción ideológica.

Sin embargo esta contradicción no es baladí. La ley que se habría aprobado preveía ingentes subvenciones para las asociaciones de mujeres que trabajasen con el colectivo desprotegido. Si de dinero hablamos tenemos a los buitres a punto lanzarse a obtenerlo y éste es el principal objetivo de la “ideología de género”, lucrarse a costa de la “violencia de género”. Es para ponerse a pensar que los menores de edad, por citar sólo un ejemplo, quedan fuera de estas ayudas, protección legal especial y subvenciones, y eso que el año pasado murieron 21 niños en toda España a manos de sus progenitores, 13 de ellos asesinados por sus propias madres. También murieron 20 hombres a manos de sus mujeres y quien sabe cuantos ancianos – no hay datos publicados – todos por violencia doméstica.

En definitiva, hubiera sido más sencillo que la norma ahora rechazada protegiera a todos los ciudadanos, y no sólo a las mujeres, y entonces sí que hubiera sido igualitaria. Una ley que de igualdad no tenía absolutamente nada, y que a las claras es totalmente discriminatoria y anticonstitucional, nunca debiera haber llegado siquiera al parlamento. Por una vez nuestros representantes parlamentarios han tenido sentido común, aunque a veces sea el menos común de los sentidos.

*Jorge Skibinsky es presidente de la Associació de Pares de Família Separats de Les Illes Balears (APFSIB).