Juan Pablo II, el Papa más español
El Papa Juan Pablo II, que será beatificado este domingo en el Vaticano, viajó a España en cinco ocasiones durante su Pontificado, en las que aprovechó para pedir la paz, animar a enfrentarse a la secularización y encontrarse con los jóvenes, además de para canonizar a cinco beatos españoles.
La primera vez que Juan Pablo II viajó a España fue en octubre de 1982, en una visita pastoral, que le permitió recorrer durante diez días Madrid, Ávila, Salamanca, Toledo, Sevilla, Granada, Loyola, Zaragoza, Barcelona, Valencia y Santiago de Compostela. Su viaje coincidió con la clausura del IV centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús, a la que definió como “esa gran santa española y universal”.
En aquel momento aseguró sentirse atraído por España por su “fidelidad a la Iglesia y servicio a la misma, escrita en empresas apostólicas y en tantas grandes figuras” que “la defendieron en momentos difíciles”. “La porción más numerosa de la Iglesia de Cristo habla hoy y reza a Dios en español”, añadió dando gracias.
“No ignoro, por otra parte -señaló– las conocidas tensiones, a veces desembocadas en choques abiertos, que se han producido en el seno de vuestra sociedad”. Por ello, animó a recobrar el “vigor pleno del espíritu” y pidió respeto “con las otras legítimas opciones”. Para despedirse, lanzó una llamada a Europa: ¡Europa, vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Aviva tus raíces! y un ¡Hasta siempre España!
Un año después, en 1984, el Papa hizo escala en Zaragoza, en vísperas de la Festividad de la Virgen del Pilar, mientras viajaba camino de la República Dominicana y Puerto Rico, en el marco de las celebraciones del V Centenario de la Evangelización de América.
Concretamente, explicó que su parada se debía a que España es la tierra que “abrió la comunicación entre Occidente y el continente americano y la que, en gran parte, llevó al mismo la luz de la fe en Cristo, junto con Portugal” y recordó las carabelas.
PEREGRINO EN SANTIAGO
Además, en 1989 viajó como peregrino a Santiago de Compostela en el Año Santo, coincidiendo con la IV Jornada Mundial de la Juventud que se celebró bajo el lema ‘Jesucristo, camino, verdad y vida’.
Juan Pablo II advirtió a los jóvenes de los peligros de los caminos “errados”, de las “propuestas fáciles” y las “ambigüedades” y les invitó a ser “apóstoles valientes” ante el “gran desafío” del “neopaganismo y el proceso de secularización” para construir una civilización de “amor, justicia y paz”.
Habría que esperar cuatro años para que los españoles volvieran a recibir al Pontífice que, esta vez, concentró su viaje en Sevilla, Huelva y Madrid que se prolongó desde el 12 al 17 de junio con motivo del XLV Congreso Eucarístico Internacional.
En esta ocasión, el Papa animó a los obispos españoles en su esfuerzo por conseguir una “nueva evangelización” y se mostró consciente de “la grave crisis de valores morales, presente de modo preocupante en diversos campos de la vida individual y social que afecta de manera particular a la familia, a la juventud, y que tiene también repercusiones en la gestión de la cosa pública”.
“Es innegable la existencia de un creciente proceso de secularización, que halla puntual eco en algunos medios de comunicación social, favoreciendo así la difusión de una indiferencia religiosa que se instala en la conciencia personal y colectiva”, lamentó.
HIZO SANTOS A 24 ESPAÑOLES
Su quinto y último viaje a España tuvo lugar del 3 al 4 de mayo de 2003 para canonizar a cinco españoles: Sor Ángela de la Cruz, Sor Genoveva Torres, la Madre Maravillas, el Padre Poveda y el Padre Rubio. A su llegada, el Pontífice pidió la paz para España y el Rey Juan Carlos I le agradeció sus “reiteradas condenas del terrorismo perverso e injustificable que padecen los españoles” así como su “aliento y solidaridad hacia las personas que sufren el dolor que genera”.
En total, Juan Pablo II canonizó a 24 beatos españoles. Además, nombró a ocho cardenales españoles en los nueve consistorios que celebró durante su Pontificado. De estos ocho cardenales, dos forman parte de la Curia Romana: el presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el cardenal Julián Herranz y el cardenal camarlengo emérito, el español Eduardo Martínez Somalo.