José Flores/Remitido.- Con la venia del editor de AD (uno de los digitales más leidos en Cataluña y con el que colaboro desde hace meses), comparaba en un artículo reciente la diferencia entre el universo moral de los jóvenes que participan ya en la Jornada Mundial de la Juventud con la de aquellos otros que se vienen en llamar ‘indignados’. Como quiera que el artículo ha provocado una cascada de críticas y algunos incluso exigido que se revele la identidad de su autor, aquí me presento ante vosotros, zascandiles de medio pelo, para deciros que fui yo quien os llamé desarrapados, sucios y muchas otras cosas más que, por no abusar de la confianza de este medio, opté prudentemente por callármelas. Soy José Flores Ortega, español de Cataluña, exdirigente del CDS, miembro-portavoz de ACAPASE y empresario hotelero con más de 50 trabajadores en nómina. Añádase que fui uno de los fundadores del Movimiento 15-M en Cataluña que, seguro no lo sabréis, banda de sectarios y resentidos, comenzó a gestarse en las páginas de este diario allá por el mes de enero de 2011.

Éramos entonces un grupo de personas que queríamos cambiar las cosas de verdad, sin banderías ideológicas ni intereses partidarios ni fobias eclesiales. Éramos gente de todas las edades y condiciones, la mayoría productivas, que pensábamos y pensamos que otra sociedad es posible sobre la base de otros pilares bien distintos a los que vosotros representáis.

De entrada, para curar una enfermedad hay que acertar con la patología del enfermo. Y lamento deciros que vuestro diagnóstico acerca más al doliente a la tumba que a la sanación. Vuestras soflamas y ‘reivindicaciones’ son más parte del problema que de la solución a ellos. Los promotores del 15-M en Cataluña pensábamos que, para que una sociedad sea mejor que la actual, hay sobre todo que trabajar su musculatura moral y su fortaleza ética, justo lo contrario de lo que vosotros pretendéis. Sólo hay que veros para saber que representáis hasta la exacerbación los antivalores que han reducido a añicos la fortaleza moral de la sociedad española: el relativismo progre, la impostura cultural, el sometimiento a los intereses de una parte de la casta política, la negación del esfuerzo, la palabrería hueca, la indisciplina, la pulsión a las drogas y el alcohol, el odio a la moral católica… Representáis actualmente lo peor de la putrefacta sociedad española y ello os convierte más en cómplice del sistema al que decís combatir que en sus eficaces detractores.

Pretendéis aparecer como jóvenes virtuosos cuando la humareda rifeña llegó a convertirse en un factor de riesgo en Sol. Exaltáis la tolerancia en vuestras concentraciones vocingleras y en cambio enardecisteis a la gente de Sol contra un grupo de chavales cristianos que, sin más armas que un par de guitarras, cantaba pacíficas canciones que hablaban de paz, de amor…  Atacáis al Papa y os calláis ante las aberraciones que se cometen a diario en nombre del islam aquí mismo, en nuestro país. Expresáis vuestro rechazo a la crisis y habéis llevado la ruina a decenas de comerciantes madrileños. Decís que sois ecológicos y convertisteis nuestras plazas urbanas en auténticos vertederos. Cuantificáis lo que nos costará la visita del Papa y en cambio no calculáis el gasto municipal que ha llevado aparejado la limpieza y desinfección de vuestras inmundicias. No, nada bueno cabe esperar de vosotros y aún fingís ofenderos porque os haya comparado con la juventud católica que nos prestigia estos días. Deberían ser ellos los ofendidos por respirar vuestro mismo aire. Miles de familias españolas los acogen estos días en sus hogares. ¿Quién se atrevería a acogeros a vosotros?

Hago mías las palabras de César Román en un soberbio artículo publicado en AD: “Pero lo más curioso de todo, es que quienes critican la visita del Papa escudándose en la crisis son los mismos que con una descarada doble moral callan o miran hacia otro lado cuando España se gasta 14 millones de euros al mes en andar haciendo el indio bombardeando Libia, o haciendo el imbécil y poniéndonos a tiro para que maten a nuestros soldados en Afganistán, que nos cuesta 26 millones de euros al mes, o aplaudían a la SGAE mientras les repartía beneficios. Luego esos mismos, son los que acusan de doble moral a la Iglesia, cuando la suya es cuando menos, bastante más cuestionable y sobre todo más cuantificable”. Como véis, no hay por donde cogeros. Vuestra moral es aún más ruin, ubicua y artera que la de los políticos tradicionales.

Y ahora vayamos al por qué os llamé sucios y que espero, a la luz de los datos que os ofrezco, admitáis al menos como el elogio más ajustado a vuestros merecimientos. Edificios pintados con espray y destrozos del mobiliario urbano. Ese fue el rastro que dejásteis a vuestro paso por Madrid. El movimiento ‘15M’ que nació como pacífico y renovador, ha tornado, si es que nunca había dejado de serlo, en un movimiento antisistema impregnado de las actuaciones tradicionales de los grupos radicales de ultra izquierda. Durante la manifestación que el domingo 24 de julio recorrió las calles de la capital de España, los ‘indignados’ consiguieron indignar a transeúntes y turistas que presenciaban con asombro sus actuaciones incívicas. Los manifestantes se desnudaron, realizaron pintadas en todo edificio oficial que se encontraban a su paso y ocasionaron numerosos destrozos en el mobiliario urbano de la capital.

A pesar de que estaba previsto que la marcha trascurriera desde la calle Atocha hasta la Puerta del Sol cruzando la plaza de Jacinto Benavente, los organizadores decidieron cambiar el itinerario acordado con la policía y se dirigieron al Paseo del Prado para subir al kilómetro cero desde la Plaza de Cibeles. La razón, atacar el mayor número de sucursales bancarias y edificios oficiales. Al llegar a Cibeles, los indignados aprovecharon para hacer pintadas en la fachada del Banco de España que rezaban “culpables” y “usureros”, además de estampar manos de pintura roja por toda la fachada.

El Cuartel General del Ejército, situado justo enfrente del edificio del Banco de España también se llevó su proporción de ‘indignación’ cuando varios componentes del ‘15M’ colgaron una pancarta en su perímetro que criticaba a los medios de comunicación, la educación, los políticos y el sistema judicial. No era suficiente, una nueva pintada manchaba la fachada del cuartel: “Manchado de sangre”. ¿Merecéis entonces que os llame pulcros y civilizados, respetuosos con el medio ambiente y dechados de virtudes cívicas? Decídmelo.

El movimiento ‘15M’ ha perdido su esencia original. Una muerte de éxito o de manipulación. El resultado puede observarse todavía en los edificios de Madrid, pintadas y destrozos, que lejos de ser rechazados fueron constantemente jaleados. Es la imagen actual del este movimiento.

Operarios de los servicios municipales de limpieza retiraron en un sólo día 26.940 kilogramos de residuos tras los desalojos de los “indignados” que permanecían acampados en el Paseo del Prado y la Puerta del Sol. Del total de los residuos, 17.900 kilos fueron recogidos en la Puerta del Sol y 9.040 en el Paseo del Prado.

En los trabajos participaron 74 operativos del Servicio de Limpieza Urgente (Selur) y de los servicios de limpieza viaria y zonas verdes, con veintiocho vehículos, entre camiones, compactadores, un vehículo quitamanchas, baldeadoras y palas.
Y no sólo en Madrid. Dejásteis vuestra sucia huella en otras capitales y ciudades españoles. Conseguisteis al cabo de todo ello que millones de españoles, que originalmente simpatizaban con nuestro movimiento, os rechacen y deploren lo que representáis.

No espero nada bueno de vosotros ni que cambiéis, pero al menos tened la dignidad y la corrección de no soliviantaros cuando alguien os llama lo que para vosotros debería sonar a timble de gloria: sucios, sectarios y desarrapados. Así que tampoco os ofendáis cuando dije y reitero que sois a los jóvenes de la JMJ lo que la rosa al fielmo en el que, sin embargo, a veces hasta crece.