De Benet y Solzhenitsyn
Antonio Moreno Ruiz/Colaboración.- Intentemos situarnos en la España del 1976. Visitaba el país Alexander Solzhenitsyn, ya premio Nobel y con fama mundial por “descubrir” los campos de concentración de la terrorífica Unión Soviética. Y fíjense ustedes que ocurrieron cosas cuanto menos sorprendentes: El bigotudo presentador José María Íñigo le soltó –con cierta mala baba- que hombre, a ver si se estaba enriqueciendo con tanto vender libros….
Empero, más allá de esta envidiosa mediocridad, alguien dijo aquello de: “Yo creo firmemente que, mientras existan personas como Alexandr Solzhenitsin, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir. Tal vez deberían estar un poco mejor guardados, a fin de que personas como Alexandr Solzhenitsin no puedan salir de ellos.” No, no era ningún comunista rabioso, era Juan Benet, un prestigioso literato que, entre otros, escribía en los clericales “Cuadernos para el Diálogo”. No sé de qué diálogo se trataba con esta mentalidad.
Oh, pero no crean que Benet dijo esto “en caliente”. Tras el cierto revuelo armado, declaró a “El País”: “Bueno, la verdad es que creía que ya estaban solventadas las cosas y me sorprende el que se escribiera sobre el asunto con tanta reiteración. Mi impresión, muy gruesa, sobre las reacciones del artículo de “Cuadernos” es que se podía detectar una mala conciencia en todos ellos. Aducir un movimiento de piedad hacia un tipo que no nos toca en nada, cuando no se han producido manifestaciones democráticas sobre nuestros problemas, denota una mala conciencia. Me ratifico absolutamente, no sólo me ratifico en lo dicho, sino que, a la vista de las reacciones, creo que fui tímido”.
No parece que Benet hubiera propuesto “manifestaciones democráticas” en su visita a la República ¿Popular? China, por ejemplo…. Y es que toda esta mala verborrea fue soltada porque Solzhenitsyn dijo que le había sorprendido que en España se pudiera viajar libremente por dentro del país, sin “pedir permiso”; que se pudieran usar las fotocopiadoras, que se vendieran periódicos extranjeros y que incluso hasta se “toleraran” ciertas huelgas, cosas que en la URSS eran absolutamente impensables.
Y como el que no quiere la cosa, recordemos que Camilo José Cela (Que era “todavía menos comunista” que Benet) motejó a Solzhenitsyn como “pajarraco de mal agüero”.
No obstante, todo esto me da para formular una idea más o menos global, y es que este agonizante sistema nació como fruto del consenso, sí, pero del consenso entre lo peor del franquismo y lo peor del antifranquismo. De aquellos polvos estos lodos…
*Historiador y escritor.