La víctima mortal era española.

El jurado popular ha declarado hoy culpable de un delito de asesinato al marroquí Issam M., por haber degollado por celos a su pareja, Carmen Redondo, con la que convivía en un piso de la calle Luis Cadarso de Sevilla, junto a la Puerta Osario. El acusado llamó “racistas” e hizo muecas al abogado del Estado y a las acusaciones cuando le pidieron la condena máxima de 20 años y añadió en su derecho a última palabra que “no ha hecho nada”.

El veredicto del jurado, hecho público hoy, considera probado por unanimidad que el acusado mató a su compañera sentimental la tarde del 3 de noviembre de 2010, y que le asestó una puñalada de forma “sorpresiva” y sin que la víctima tuviera posibilidad de defenderse por ese ataque inesperado y por la ingesta de alcohol y fármacos tranquilizantes que había tomado.

La fiscal del caso pidió la máxima condena para el acusado -al igual que el abogado del Estado y el resto de las acusaciones-, al considerar la gravedad de los hechos, la “brutalidad de la agresión”, que se produjo cuando estaban los dos solos en el hogar familiar, empleando un “arma peligrosa, robusta y contundente”. Pero sobre todo, el Ministerio Público pidió la máxima pena por la alevosía que aprecía en el crimen, al considerar el “ataque sorpresivo” a la víctima y el “abuso de superioridad” porque Carmen Redondo se hallaba bajo los efectos del alcohol y de los tranquilizantes.

La fiscal también destacó el comportamiento “obstructivo” del acusado, que no ha mostrado arrepentimiento y el daño irreparable causado a los familiares, además de la “especial peligrosidad criminal” del procesado, que ya tenía otros antecedentes penales. Por todo ello, la fiscal pidió que se le aplique la medida de seguridad que establece el Código Penal, para que no pueda obtener el tercer grado hasta que haya cumplido la mitad de la condena, esto es, hasta que pasen diez años. La defensa del acusado, por su parte, ha solicitado la pena mínima de 15 años por el delito de asesinato.

En su declaración en el juicio, el acusado rechazó que maltratara a la víctima y que en la tarde del 3 de noviembre de 2010 le asestara una puñalada en el cuello. Issam M. explicó que convivía con la fallecida desde hacía un año y medio en una vivienda de la calle Luis Cadarso y en su inverosímil versión afirmó que cuando llegó al piso se encontró a Isidro Sacristán, antiguo novio de Carmen Redondo, “escondido” detrás de una puerta y con el cuchillo en la mano.

El acusado reconoció que no llamó a la Policía porque “no quería meterse en problemas” y dijo que Isidro le quiso dar 50 euros para que se “perdiera”, además de acusar a esta persona de “meterle el cuchillo en la mochila”.

El acusado se dio a la fuga y fue detenido poco después en Pino Montano, con el arma homicida en su mochila y con restos de sangre en sus ropas.

En sus primeras declaraciones ante la Policía y el juzgado confesó que había mantenido un forcejeo con la víctima y dijo que ella “sola se clavó el cuchillo”. En la vista oral también declaró el anterior compañero de la víctima, Isidro Sacristán, quien aseguró que Carmen quería dejar al acusado, porque le infligía malos tratos y quería que se fuera de su casa, pero “él quería vivir a costa de ella”.

La tarde del crimen, Isidro estuvo con la víctima, que volvió a decirle que iba a poner fin a la relación, pero Issam M. la “amenazaba constantemente”. El testigo, que definió al acusado como una persona “totalmente agresiva”, relató que antes del asesinato vio al marroquí cómo se acercaba al piso y le hizo un gesto pasándose el pulgar por el cuello, por lo que llamó a la Policía pensando que le estaba amenazando. Isidro fue el primero en ver el cadáver, acompañado por la Policía Local y los sanitarios.