“Escrito para la Historia”: Tres informes a la superioridad (Capítulo 10)
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Blas Piñar recibe el abrazo de un asistente a uno de los muchos homenajes recibidos en los últimos años.
A los más altos niveles del Estado había una profunda inquietud. El vicepresidente del Gobierno, don Agustín Muñoz Grandes, me pidió un informe en 1963. Se lo remití. Su texto era el siguiente:
“Afirmaciones de principio sobre el tema político español. Informe solicitado por el vicepresidente del Gobierno, general Muñoz Grandes. Julio 1963
I IDEAS EQUÍVOCAS
A). El Alzamiento nacional fue una intervención del Ejército en la vida política del país, justificada por un estado de anarquía que amenazaba la existencia de la patria.
B). El Alzamiento nacional, una vez restablecido el orden y la paz interiores, debe considerar concluído, a fin de que vuelva la política a su juego anterior: lucha de partidos, sistema liberal, no intervención del Estado en la vida económica y restauración de la monarquía.
C). El Alzamiento nacional, por las ayudas exteriores que recibió y por la derrota de las potencias que la prestaron, ha merecido la hostilidad primero y la antipatía siempre de las potencias liberales vencedoras. Un instinto de conservación exige que el régimen político creado por el Alzamiento se adapte en lo posible y con celeridad al patrón que ofrecen las naciones victoriosas.
D). El Alzamiento nacional debe congraciarse con algunos de sus enemigos políticos, que hacen ahora pública confesión de ser anticomunistas, para así, de una parte, obtener la mirada benevolente de dichas potencias y, de otra, dar pruebas de un auténtico espíritu de reconciliación nacional, que haga la victoria extensiva a todos, sin que pueda hablarse ya de vencedores y vencidos.
E). La actitud de la Iglesia, que ha rectificado sus puntos de vista, al menos en el orden táctico, frente al comunismo, obliga a modificar a un Estado, que se dice católico, su línea de actuación política.
A estas ideas parece responder, en parte, la conducta del Régimen durante el último año, a juzgar por la actitud pública de determinados embajadores de España; la reaparición de la Revista de Occidente; la apertura en Madrid de una sucursal del Fondo de Cultura Económica de Méjico; el regreso y exaltación de conocidos exiliados que han hecho gala de su animadversión al Régimen y al Jefe del Estado; las tesis reiteradamente sostenidas y autorizadas o toleradas de los corresponsales en el exterior de importantes periódicos españoles; el ciclo de conferencias de la Asociación de Cooperación Económica Europea, en las que han intervenido varios de los concurrentes a Munich; el reblandecimiento de la postura de una parte de los sectores representados en el Consejo Nacional encargados de preparar las bases de una reorganización del Movimiento; la tesis de que el liberalismo económico es la única forma lícita y aconsejable para la recuperación nacional; la publicación de revistas en las que se defienden con descaro las tesis indicadas.
II IDEAS EXACTAS
A). El Alzamiento nacional se hizo necesario, efectivamente, por la situación de anarquía del país, al borde de una desmembración absoluta y de la pérdida de su continuidad histórica. Pero aún en el supuesto de que dicho estado de anarquía no hubiera existido, el Alzamiento nacional debió producirse para poner término a un clima de mediocridad y de abandono colectivo por España de su quehacer como nación.
B). El Alzamiento nacional -un instante heróico y glorioso en la vida de un pueblo- fue el arranque del Movimiento Nacional: una corriente de vida que permanece y nutre a la Sociedad, al Estado y a las Instituciones todas del país.
C). El Estado que creó el Movimiento Nacional, lógicamente ha merecido la hostilidad de las potencias liberales, y ello por que ese Estado, en la medida en que quiera responder a los postulados ideológicos que le dieron vida, es un Estado antiliberal, que profesa y descansa sobre unos dogmas distintos a los que sirve con devoción y con energía. Esos dogmas, recogidos en los Principios fundamentales, son los únicos que pueden salvar a la patria del empuje comunista. Adaptar nuestro Estado al sistema liberal sería una negación del Movimiento y nos dejaría inermes frente al gran enemigo.
D). El Estado que creó el Movimiento puede ganar a sus enemigos de ayer, pero no puede congraciarse con ellos mediante concesiones ideológicas, índice de la falta de fe y de la debilidad del Sistema. Estas concesiones, lejos de conquistar al adversario, le refuerzan en su lucha, al mismo tiempo que desmoralizan a las fuerzas que se integraron en el Movimiento y a las nuevas generaciones que fácilmente captan la infidelidad a unos Principios por los que muchos dieron la vida, bajo la dirección de aquellos que invocándolos les pidieron un sacrificio que no es posible traicionar sin comprometer el futuro del régimen.
E). La actitud táctica de la Iglesia es fruto, en el orden humano, de la falta de confianza en Norteamérica para defender el mundo libre, y del poder creciente del comunismo, que ha sojuzgado a una gran parte de la humanidad. Esta actitud ha producido en el orden cristiano una confusión tremenda, agravada por el cambio de postura de los últimos años y por el contraste entre los millares de cristianos que sufren solo por Cristo y la acogida paternal a sus perseguidores.
Apoyar en esta actitud reciente de la Iglesia una reforma del régimen, sería equivocada. La Iglesia, aunque Sociedad temporal, es, ante todo, la Esposa de Cristo, trabaja en el orden sobrenatural, tiene la asistencia del Espíritu Santo y la promesa de prevalecer sobre las puertas del infierno. El Estado, sin perder su ordenación suprema al bien espiritual de los ciudadanos, se desenvuelve de tejas para abajo y, mientras actúe en lo político y jurídicamente lícito, debe responder a sus propias exigencias temporales.
III CONCLUSIONES
Si aquellas ideas son equívocas y éstas claras, hay que partir, para saber lo que en el Sistema ha de considerarse fundamental y lo que debe calificarse de accesorio, de esta base: el Régimen político creado por el Movimiento, es un Régimen nacional que debe responder a las exigencias del país, para ordenarlo definitivamente y dentro de lo que humanamente es previsible, fortaleciendo ideológica y económicamente, es decir, manteniendo la fé en su destino y creando y distribuyendo la riqueza, para que aumente, sin menoscabo de aquella fé, el nivel de vida de todos los españoles.
Está claro que, al concluir la Cruzada, el mimetismo de lo europeo se impuso y las instituciones políticas del régimen – por influencia en muchos casos de los que hoy figuran entre sus enemigos – se tiñeron de un matiz totalitario cuyos signos externos pueden, en parte, contribuir a la animadversión a que antes nos referíamos. A ese espíritu de imitación se sacrificaron fuerzas políticas de denso contenido nacional, de arraigo histórico conocido, de signo antiliberal y de aportación masiva a los frentes de combate, las cuales, o bien ocuparon un lugar político subordinado, o bien desaparecieron del quehacer activo del sistema, regresando a la vida privada con un gran patriotismo y un cierto desencanto.
Sería triste que ahora – y en ocasiones patrocinada la tesis por los mismos que impusieron al régimen un perfil totalitario – análogas exigencias de acomodación a lo europeo – caduco e inerme para todo combate serio contra el comunismo – forzaran la reforma del Régimen, dándole una forma y un contenido liberales. Ello sería el supremo despegue de los postulados del Movimiento nacional y acabaría, si la revuelta no estallase, en la pérdida del apoyo entusiasta y viril que el Régimen necesita como respaldo de su continuidad.
IV LO FUNDAMENTAL Y LO ACCESORIO DEL REGIMEN POLITICO ESPAÑOL
Con estas bases, a la pregunta sobre lo fundamental y lo accesorio, conviene hacer la siguiente apostilla:
Si la pregunta la hace un enemigo del Sistema, o uno de estos hombres-puente que se erigen en abanderados de la llamada reconciliación nacional, contestaremos que todo, hasta la Fiscalía de Tasas. Toda concesión, ante la pregunta o la exigencia del enemigo declarado o encubierto, es una derrota, una prueba de entreguismo y de cobardía.
Si la pregunta nos la formulamos nosotros mismos, como una exigencia de la acomodación del Régimen y de sus instituciones al cambio de los tiempos y como una necesidad lógica en toda empresa humana que se respete, de corregir sus propios e inevitables errores, contestaremos:
PRIMERO: Es fundamental el Estado no liberal, ni en lo político ni en lo económico, es decir, un Estado que sirve a unos dogmas, que no presencia como testigo, sino que vigila, promueve y encauza la Sociedad a la que sirve. El libre juego de las fuerzas políticas trae el caos de los partidos. El libre juego de las fuerzas económicas degenera -si no nos alucinan efectos pasajeros- en el desequilibrio de los precios y salarios, las inversiones que buscan un lucro de coyuntura, pero no crean riqueza estable, y en el desarrollo inorgánico y a bandazos del país. Decir que la libertad es la garantía del orden es un error. La libertad de los instintos no ha generado la familia, sino la prostitución, la trata de blancas, el divorcio y las prácticas anticoncepcionistas y abortivas. La libertad, en si misma, conceptualmente, es limitada, para no ser libertinaje; y el orden jurídico, al que el Estado se halla sometido pero que también impone, exige, tanto en este aspecto, como en el político y en el económico, una regulación que no le convierta en testigo mudo del caos social.
SEGUNDO: Es fundamental un ejecutivo fuerte.
a), coordinado por una política clara y viril que aúpe el sentido patriótico del pueblo y lo solidarice con él;
b), que vaya incorporando a las nuevas generaciones a la vida pública;
c), que se halle complementado por una administración honesta, más simple, más descentralizada que la actual (que ha acaparado esferas del poder autónomo de las Corporaciones locales y ha convertido a los gobernadores civiles en gestores administrativos de las provincias cerca del poder central) y menos expuesta a los caprichos organizativos de los jefes de los departamentos ministeriales, gravados y gravosos por una hinchazón burocrática e institucional que el país no llega a comprender; y
d), que encauce el desarrollo económico planificado de todo el país, no mediatizado por los grupos de presión, ni siquiera los de carácter regional, y no embarazado por plantillas numerosas de funcionarios con mentalidad puramente administrativa.
TERCERO: Es fundamental una legislatura que seria y colectivamente elabore el ordenamiento jurídico de la nación. Las coordenadas actuales son válidas, pero han de ser más auténticas. La familia, el municipio, el sindicato y las corporaciones, han de estar, como ahora, representados, pero los resortes electorales deben funcionar para que se elija libremente a aquellos que sean elegibles. La libre discusión en las Comisiones debe completarse:
a), con la defensa, en los plenos, de los puntos de vista contradictorios, por dos miembros de la Comisión que haya estudiado el asunto, y b), con la votación secreta de los procuradores, cuya adhesión al Movimiento no es mayor porque den su voto favorable, sino porque de un modo consciente y libre lo emitan pensando en el bien de la nación y en el noble cumplimiento de su cometido.
CUARTO: Es fundamental un sistema sustantivamente monárquico, con unidad suprema de mando y jurisdicción, aunque la forma monárquica no llegue a perfilar de momento el Sistema si hay dudas fundadas de que la Monarquía, como forma, acabaría pronto con el Régimen. La Ley de Sucesión admite por ello, sin duda, la Regencia.
Si de verdad se quiere la Monarquía, hay que promover una corriente intelectual y emotiva en torno a ella, tal y como se halla legalmente definida. En este aspecto, la Comunión Tradicionalista, y no el reducido grupo monárquico liberal, ofrece todavía un pueblo entusiasta y fervoroso, con capacidad de contagio, apenas se le estimule, y, desbordando su tono localista, sentimental y a veces folklórico, adquiera una dimensión nacional.
QUINTO: Es fundamental que el Movimiento no se difumine en algo vago, intrascendente y volátil, dentro del cual quepa todo tipo de mercancía. Si el nombre o etiqueta que lo identifique no es esencial, sí lo es su contenido ideológico y su estructura interna.
Entiendo que no es viable la fórmula de Partidos del Movimiento, aunque es admisible frente a temas concretos posiciones distintas para servir sus ideales. Entiendo también que el acceso del pueblo al quehacer político ha de hacerse por el cauce del Movimiento organizado. Entiendo, igualmente, que el Consejo Nacional del Movimiento: 1) debe tener una vida activa; 2) convertirse en una especie de segunda cámara que examine, en concurrencia con las Cortes, las llamadas leyes fundamentales, y 3) vigile la lealtad del sistema político y administrativo a los ideales del Movimiento a cuya dirección ha sido llamado”.
También, y a petición de don Luis Carrero Blanco, redacté otro informe para el Caudillo, en enero de 1965, que el propio Carrero le entregó. Decía así:
“Informe para Francisco Franco, entregado a petición de don Luis Carrero Blanco.
Para Francisco Franco, Jefe del Estado español y Jefe Nacional del Movimiento, con una devoción que tiembla de coraje ante la entrega de cada día.
I
Este informe, que procuraré sea lo más sintético y breve posible, me ha sido solicitado por SE el ministro subsecretario de la Presidencia.
Al redactarlo y suscribirlo no me mueve ningún interés personal. Por razones familiares y profesionales, y por mi última experiencia de la vida pública, ese interés personal me llevaría sólo a desentenderme y despreocuparme de los gravísimos problemas que en este momento afectan a España.
Sólo, pues, el amor a España y al Movimiento Nacional, que la rescató de la servidumbre y del oprobio, anima este informe.
II
Un inmenso número de españoles nos preguntamos cuál es la orientación actual del Régimen. Estamos en un sistema de contradicciones.
Franco, en su discurso de este último verano en Santander dijo, refiriéndose a la Cruzada, que debíamos perdonar porque el perdón es una exigencia cristiana, pero que no podíamos olvidar porque los que olvidan -hombres o pueblos- son los desmemoriados y se convierten en arlequines que otros manejan.
Pues bien, ha sido premiado con diez mil pesetas por el Ministerio de Información y Turismo y publicado en edición oficial como uno de los mejores artículos destinados a conmemorar los llamados 25 años de Paz, uno publicado en ABC y firmado por José María Pemán, el 19 de mayo de 1964 (documento número uno), en el que se dice exactamente que hay que olvidar la guerra, que ‘hay que olvidar siempre que se pueda de qué lado estaba cada uno… lo que fue el padre de cada uno’ y que ‘hay que recordar todo lo bueno que hicieron los malos y todo lo malo que hicieron los buenos’. Tesis similar se mantiene oficialmente por el Ministerio de Información y Turismo, según aparece en el diario ABC, de 5 de noviembre de 1964 (documento número dos), afirmándose -con respecto a la película ‘Franco, ese hombre’ que ‘no se ha querido abordar la guerra civil salvo breves episodios por considerar inoportuno incidir en un tema que todos los españoles tratamos de superar y olvidar’.
La misma línea política oficial se advierte en el discurso pronunciado por don Antonio Garrigues en la Embajada española de Washington y a que se refieren las crónicas de YA y ABC del día 15 de marzo de 1963 (documentos tres y cuatro).
En ese discurso, pronunciado al final de un banquete, en la propia Embajada de España, ante políticos españoles exiliados y extranjeros, el señor Garrigues, según dichas referencias, hizo alusión ‘al trascendental reencuentro de hermanos separados’, así como a los ‘exponentes de la nueva frontera, que también España tiene la suya, lejos por su propia juventud de las pasiones de una guerra civil y sobre cuyos hombros se alzará la nueva España’. Seguidamente, el señor Garrigues dijo: ‘España envió al Nuevo Mundo varias oleadas de generaciones. Primero fueron los conquistadores, luego los colonizadores; más tarde los emigrantes y, por último, los exiliados políticos, nuestros hermanos separados’. Por su parte, el comentarista de ABC apostilla estas palabras diciendo: ‘Se está pasando de lo retórico a lo concreto, de las palabras a los actos, de las propagandas ideológicas al intercambio de valores culturales efectivos. Entre la España y las Américas, en el último cuarto de siglo, se levantaba, más allá de los regímenes estatales, la muralla intratable del exilio político y las pugnas ideológicas de postguerra. Poco a poco se restablece el diálogo cordial. Hoy se ha demostrado en la embajada washingtoniana al hacerse público el plan de becas. Hombres de una honrada y probada integridad política, exiliados de España, acaso ciudadanos ya de otras naciones, se han sentado a la mesa del embajador Garrigues, no porque hayan abdicado de sus convicciones, sino porque les importa la proyección del futuro. Eran ‘los hermanos separados’ de que hablaba el embajador coincidentes en la aspiración de un futuro de paz y de convivencia española’.
El señor Mora, secretario general de la OEA -luego invitado a España- y cuya significación política es claramente conocida, contestó a las palabras del señor Garrigues en el banquete aludido, afirmando: ‘Seguimos con ansiedad su marcha (la de España) hacia esas nuevas estructuras’.
Nada puede extrañarnos que el 31 de marzo de 1963, en el diario YA, de Madrid (documento número cinco) y el 2 de abril de 1964, en ABC, don Gregorio Marañón Moya hable de ‘una nueva época en la que el Caudillo invita a todos los españoles a que abandonen sus viejas pasiones y se reintegren al quehacer nacional. Esos españoles, fuera aún de nuestro quehacer común, son, naturalmente, los que perdieron la Cruzada, los que viven exiliados fuera de la patria y los que viven dentro de ella con moral y espíritu de exiliados. Estos españoles dignos y respetables como personas y como ciudadanos, aman a su país… son los que hay que recuperar definitivamente. Hay que abrir el puente noble y necesario para que pasen por él ‘todos los españoles’ y se reintegren al quehacer y a la convivencia’.
El señor Marañón, que tan explícitamente invita al regreso de los españoles en el exilio, añade: ‘Todo el que vea malentendidos… debe ser expulsado de nuestra comunidad política’ porque ‘las bajas nunca importan’”.
La monarquía liberal patrocinada entre otros por don José María Pemán, que preside el Consejo privado de don Juan, acepta idéntica doctrina. En un artículo publicado por ABC de Madrid el 11 de diciembre de 1963 (documento número seis), el señor Pemán suscribiendo las tesis de don Pedro Laín Entralgo, dice: ‘No tiene la institución monárquica otra función y cometido en España que éste de cerrar la reclamación social y liberal -en el fondo europea- que dejó planteada la ilustración católica’, agregando que ‘las monarquías… pueden repatriar… esas especies de exiliados interiores que son los tachados de revolucionarios e izquierdistas porque piensan en necesarias transformaciones’.
Siguiendo sin duda esta política, han regresado al país y han sido objeto de entrevistas para la Prensa y la Radio y de públicos y constantes homenajes, conocidos y responsables exiliados políticos que hasta la víspera misma de su regreso han atacado al régimen político español y al propio Jefe del Estado. Para no ser prolijo, bastará citar, por ser tema de hoy, la invitación hecha al profesor Recasens Siches, que ha venido, no ya a recorrer el país ni a vivir en él, sino nada menos que a pronunciar un ciclo de conferencias en el Instituto de Formación Universitaria que tiene su sede en el Colegio Mayor José Antonio, del Sindicato Español Universitario (documento número siete). El señor Recasens Siches ha sido objeto de amplias entrevistas en la Prensa, incluso del Movimiento, y ha recibido homenajes de carácter oficial.
Creo que huelgan los comentarios porque es muy difícil explicar una Cruzada contra españoles de una absoluta integridad política que después son invitados oficialmente a aleccionar a la juventud universitaria española.
III
Aún cuando hablar de uno mismo es siempre ingrato, por mi desvinculación de todo grupo partidista y mi total y completa adhesión a cuanto debió quedar definitivamente integrado en el 18 de julio, no tengo más experiencia política que la estrictamente personal. Sólo por aludir a algunos actos en que he intervenido y en los que se ha puesto de manifiesto y de forma bien clara una actitud oficial de sanción o de silencio para la defensa de los principios que animaron la Cruzada, citaré los siguientes:
HUESCA: El 25 de marzo de 1963 se celebró un acto realmente grandioso con motivo del 25 aniversario de la liberación de la ciudad. El acto no tuvo más eco que el de la prensa local. Fueron retenidas las cintas magnetofónicas tomadas para la Radio y Televisión (documento número ocho) y fui denunciado por el general Marcide Odriozola, haciéndose llegar la denuncia al Jefe del Estado.
TOLEDO: El 26 de febrero de 1964, y a invitación muy insistente del jefe provincial, di en el Teatro Rojas una conferencia titulada Sin arriar las banderas. Hubo en el Teatro Rojas tal cantidad de público que cayó parte de la barandilla del anfiteatro. Las ideas allí vertidas fueron total y entusiásticamente respaldadas. La cinta magnetofónica fue recogida y borrada por orden del gobernador (documento número nueve).
VALLADOLID: En el Teatro Calderón, bajo la presidencia del Capitán General y organizado por las siete Hermandades de Ex Combatientes, se celebró el acto conmemorativo de la Victoria, el día 1º de abril de 1964. Basta hablar de Valladolid, de ex combatientes y del hecho conmemorado, para vislumbrar lo que fue el acto. Sin embargo, tal acto no tuvo más resonancia que la de la prensa local. Las escenas, ampliamente recogidas por la televisión, quedaron reducidas a una simple marcha después del Tedeum celebrado en la Catedral. Las Hermandades de Excambatientes, para hacer llegar el espíritu de aquel acto al pueblo español, se han visto precisadas a editar el discurso.
MADRID: Organizada por el Instituto de Estudios Africanos pronuncié el 10 de abril de 1964 una conferencia sobre: La España irredenta: Gibraltar. Al siguiente día, el diario El Alcázar me envió un cuestionario sobre el tema con el fin de resumir y publicar los puntos de vista de la conferencia. Mis declaraciones fueron tachadas íntegramente por la censura.
BARCELONA: El 25 de octubre de 1964, en el Palacio Nacional de Montjuich, se celebró la clausura de la Asamblea Nacional de Obras de Ejercicios Espirituales. Hubo un lleno rebosante. En la presidencia estaba el representante del Jefe del Estado, señor Gual Villabí y el nuncio de Su Santidad. Aparte del tema, que desenvolví teológicamente, y que con la Asamblea se relacionaba, hube de hacer alusión a quienes consideraban incompatible el acto con la presencia de un representante del Jefe del Estado español. Pocas veces he presenciado un respaldo tan unánime a la postura que creo ortodoxa y que allí defendí. Sin embargo, Diario de Barcelona (documento número diez) el 27 de octubre de 1964, y el El Correo Catalán (documento número once) de la misma fecha se limitan a decir lo siguiente: ‘Don Blas Piñar… glosó la importancia de los ejercicios y la necesidad de propagarlos’ y ‘seguidamente pronunció su discurso don Blas Piñar’.
CADIZ: El 15 de noviembre, en curso, debí pronunciar en Cádiz una conferencia sobre el tema: Reflexión general sobre la política española. Cuando todo estaba organizado, el Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella recibió una carta del gobernador civil y jefe provincial del Movimiento (documento número doce), en la que, no obstante conocer mi carácter de consejero nacional de libre nombramiento del Jefe del Estado, se dice: ‘Tengo que comunicarte que de orden superior se acentúa la necesidad de señalar el guión, completando el título de la citada conferencia’.
Naturalmente, puse un telegrama haciendo constar que en esas condiciones reveladoras de una absoluta falta de confianza en quien por otra parte tenía la confianza del Jefe Nacional, me negaba a dar la conferencia, suspendiendo la misma.
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MONTEJURRA Y VILLARREAL DE LOS INFANTES: Sin ser tradicionalista, como de manera bien explícita hice constar en los actos allí celebrados, intervine en los mismos porque respeto y venero la sangre vertida por los requetés de España en sus luchas por defenderla y muy especialmente durante la Cruzada nacional. Descuidar esta fuerza viril y política es un error, y herirla, un crimen.
Los actos fueron inenarrablemente grandiosos y el eco en la prensa nacional, mínimo o ninguno.
Mientras tanto, los escritores y pensadores cuya actitud política ha sido y es abiertamente nociva son exaltados y premiados y sus intervenciones públicas coreadas sin el menor freno.
IV
Como respondiendo a una consigna del exterior, coreada por los enemigos del país y por los débiles de carácter, la pornografía, cada vez con más descaro, invade la nación. Se trata de corromper por esta vía, actuando al unísono con otras de carácter religioso y político, la buena conciencia de nuestro pueblo. Primero, en los espectáculos públicos, especialmente en el cine, donde ninguna persona que tenga un mínimo de decoro y dignidad personal puede hacerse presente, so pena de presenciar escenas morbosas, pornográficas y disolventes y argumentos demoledores de la virtud, de la fidelidad conyugal, de la familia, del patriotismo y del honor. Algo similar, aunque no en tan grande escala, sucede en el teatro y en la televisión. Todas las armas parecen conjugarse para destruir lo más noble y venerado.
Y por si fuera poco, en los periódicos y revistas, cada vez con más audacia, aparecen fotografías lindantes con la obscenidad y la provocación o francamente pornográficas. Y ello incluso en la prensa del Movimiento.
Una revista como Triunfo, cuyos ejemplares están bien a la vista en todos lo kioscos, va asumiendo cada vez con más audacia estos criterios morales, totalmente lapsos. Como ejemplo, entre otros, puede verse el número de 29 de agosto de 1964, en el que entre otros artículos ‘edificantes’ figura uno dedicado a la artista de cine Caroll Baker. En ese artículo se dice, por ejemplo: ‘muy joven entonces, unía a su aspecto casi de niña una perversidad que hizo sensación… De nuevo, el año pasado su cotización volvió a subir…con un film escandaloso (que)… sigue estando prohibido en alguno de los Estados americanos, ya que Caroll se ha opuesto tajantemente a que se supriman ciertas escenas que algunos consideran demasiado osadas’. Después dice, sin duda para fortalecer el sentimiento religioso de nuestro pueblo, que ahora, la artista está haciendo una nueva película y que ‘el film se llama Mister Moses y es una reactualización del mito de Moisés’. En ese mismo número de Triunfo hay, por cierto, un artículo titulado Una campaña dura y sucia en el que brutalmente se ataca a Goldwater.
Luego, las páginas 36 a 41, si no son, se acercan a la pornografía.
El periódico Marca, editado por el Movimiento, en varios números y entre éllos el de 17 de octubre de 1964 publica los anuncios de obras pornográficas, que recoge el documento número trece, siendo grave dos cosas: el hecho de que tales anuncios se publiquen en un periódico que compran los adolescentes y los jóvenes españoles, y que compraron de un modo muy especial durante los días de la Olimpiada de Tokio, y que esos libros se editan, o al menos se vendan en España, Bruch 71, Barcelona, y, por consiguiente, con todas las autorizaciones que marca la Ley.
Aún se agrava la cosa con los libros de carácter pronográfico más o menos camuflados que hoy pueden encontrarse en las librerías españolas, y que incluso se anuncian con prospectos a domicilio. Uno de los libros más escandalosos en este aspecto, a pesar de su título tan ingenuo, es el del doctor O. Karsten, titulado Escuela del amor y del matrimonio, del que se están vendiendo muchísimos ejemplares (documento número catorce, original) o el titulado Las obras maestras del desnudo, cuyo anuncio publicado en ABC de 7 de abril de 1963 (documento número quince) aconseja su compra diciendo que las láminas son a todo color y hablando de ‘la identificación de la belleza con el cuerpo femenino’.
Nada puede extrañarnos que en ABC del 19 de noviembre de 1964, aparezca la noticia de que en Barcelona se han recogido publicaciones pronográficas extranjeras (documento número quince). ¡Hasta dónde no habrá llegado el escándalo para adoptar esta determinación!. La verdad es, sin embargo, que mientras idénticas escenas aparecen en los libros a la venta y en las películas inmorales e indecentes que se exhiben en nuestras pantallas, todo suena a contradicción, a confusionismo y a debilidad.
V
A la penetración política y al desconcierto moral se une la campaña religiosa dirigida desde el Gobierno o, al menos, por alguno de sus ministros, y apoyada por la debilidad de algunos miembros del Episcopado.
Las noticias que nos llegaban de un proyectado Estatuto para los acatólicos nos obligó a dirigir, en agosto de 1964, una carta a todos y cada uno de los obispos españoles, significándoles nuestro fundado temor, si el Estatuto se aprobaba, de que naufragase la unidad católica de nuestro país y se aproximasen para España días de zozobra y de luto (documento número dieciséis). Una parte del Episcopado español tuvo la delicadeza de contestar a nuestras cartas, manifestando que compartía nuestra postura.
Dos pastorales han sido publicadas sobre el tema del Estatuto, a saber: una, que apareció en el Boletín Oficial del Obispado de Canarias, y que suscribe su prelado Antonio Pildaín, con fecha 11 de abril de 1964, y otra, que publicó, con el título de Ecumenismo y Libertad Religiosa, en septiembre del mismo año, el obispo de Bilbao, don Pablo Gúrpide, en las que claramente y haciendo uso de sus facultades como pastores de la Iglesia muestran su desacuerdo con el Reglamento para acatólicos, siendo de significar que entre las opiniones episcopales antes recogidas y entrecomilladas no figuran las de estos dos prelados.
Mientras tanto, en las revistas religiosas aparecen artículos condenatorios de la unidad católica, en los que a un tiempo se defiende la libertad religiosa pública y privada, e incluso la libertad de propaganda del error. Entre tales libros figuran los dos que se anuncian sin el menor recato en el número de ABC, de Madrid, del 16 de octubre de 1964 (documento número dieciséis), y entre los artículos, por no citar otros, el que firma Enrique Miret Magdalena, presidente de la Asociación de Graduados de la Acción Católica Española, titulado Protestantes en España y que apareció en el número 117 de la revista Triunfo, de 19 de agosto de 1964, y el firmado por J. Jiménez Lozano, con el título Sobre la libertad religiosa, que publicó en El Norte de Castilla, de Valladolid, el día 2 de octubre de 1964 (documentos número diecisiete) en el que se ataca violentamente a los principios del Papa León XIII, se vitupera a Menéndez Pelayo y a su ‘postura perdonavidas’ y, entre otras lindezas, se dice lo siguiente: ‘Hoy ha caído derribado uno de los mayores muros de incomprensión entre la Iglesia y el hombre moderno’. ‘La Iglesia ha reformado su enseñanza sobre la libertad humana (y) se ha conformado más a Cristo y a su Evangelio. Y en el plano puramente humano ha confesado sus propios errores; la Iglesia ha presentado, es cierto, con demasiada frecuencia su rostro fanático y duro, que, sin embargo, era solamente el de la familia espiritual que ostentaba el poder de ella, pero que no representaba su pensamiento más profundo y más amplio, que ahora ha vencido; … y el fanatismo y la intolerancia no podrán encontrar ya por más tiempo una, al menos, aparente justificación en religiosas razones de intransigencia’.
Si estas tesis circulan y se propagan ¿qué respeto nos ha de merecer el magisterio pontificio? Siempre podremos apelar de sus puntos de vista vigentes a los puntos de vista del día de mañana; de la familia espiritual que hoy domina la Iglesia a la que puede dominar en el próximo año. Todo acaba así en el más puro relativismo.
Lo cierto es que aún cuando el Estatuto no sea una realidad, de hecho, un clima totalmente nuevo ha aparecido en España.
En el número 28 de la revista Concilio que publica la Diócesis de Madrid-Alcalá, correspondiente a octubre de 1964, don Andrés Avelino Esteban Romero, director de la mencionada revista, en un artículo titulado El ecumenismo y sus repercusiones político-sociales (documento número dieciocho), dice que la nueva doctrina está ‘en clara oposición con nuestra realidad y principios constitucionales, concretamente con el artículo 6º del Fuero de los Españoles y el vigente Concordato con la Santa Sede’, añadiendo que ‘la libertad religiosa condiciona no sólo la esfera individual, sino la misma constitución política de los pueblos’. ‘Se aspira -añade- a una igualdad jurídica (confesional). Piénsese.. en la enseñanza, en la vida pública, en las actividades editoriales, etc. para examinar las repercusiones que esta exigencia traerá a la realidad española’.
En el artículo a que se viene aludiendo, el autor habla de la ininterrumpida apertura de capillas protestantes, especialmente en estos dos últimos años, y a las autorizaciones para importar y publicar libros protestantes.
A pesar de las declaraciones del Episcopado acerca del no proselitismo de los acatólicos, la propaganda protestante en España es cada día más intensa. Esta propaganda se reparte a la puerta de los templos y se envía a domicilio. Menudean las visitas a las familias, invitándolas a acudir a los templos acatólicos y a conocer la doctrina heterodoxa. Las publicaciones repartidas que conozco y que he enviado a Roma no han cumplido con las disposiciones administrativas en la materia.
El Rvdo. P. Peyró, que ha realizado una campaña bien conocida defendiendo la unidad católica en el periódico ABC de Madrid, manifiesta su inquietud ante la propaganda protestante desencadenada antes de la promulgación del Estatuto, en carta de 30 de septiembre de 1964, que en parte se recoge en el documento número diecinueve, y en un informe que se acompaña (documento número veinte).
Por su parte, ya y sin esperar el Estatuto, en las capillas protestantes de Las Palmas se han dado conferencias en las que, según textos oficiales, se lee lo siguiente, hablando de la Iglesia católica: ‘Iglesia diabólica que desgraciadamente domina hoy en nuestra patria…, vemos a qué ha sido arrastrada la ley natural por la Iglesia católica… lo insulso de sus creencias… la patraña, egoísmo y diabolicidad contenida en la doctrina de los Borgias y de Loyola… el espíritu de odio y maquiavelismo encerrados en una religión…; he aquí una de las innumerables monstruosidades de la Iglesia católica contra la religión de Cristo… ¿puede llamarse verídica una religión que se opone de manera tan rotunda a las leyes sagradas?… Aquí tenemos el Anti-Cristo personificado en la Iglesia católica… Basta de pamplinas, basta de ritos. Para la salvación sólo hay un camino: la fe… Labor poco menos que imposible sería reseñar el complicado rito que Loyola y sus secuaces han inventado como indispensables para la salvación del alma. Imposible reseñar completa la liturgia de la diabólica secta que comercia con la preciosa sangre de Cristo… imposible comprender los entrebastidores que se ocultan en la negra doctrina de ídolos y rosarios, de la religión que tiene como símbolo la guerra y el robo, de esta secta que ampara a la perniciosa Compañía de Jesús, gansters perfectamente organizados que emplean cuantos métodos estén a su alcance, el robo, la prostitución, el crimen para alcanzar su siniestra meta: el dinero’.
Todo ello ha provocado una reacción desorganizada, ciertamente, pero inmediata de lo más sano del pueblo español. Circulan octavillas (documento número veintiuno) en las que se lee: ‘Católico: Protesta contra el proyecto de Castiella, de libertad de culto. Se está jugando con la fe de tus hijos’.
El desconcierto es aún mayor al haber sido invitado por Su Santidad el Papa a las sesiones del Concilio Vaticano II, don Joaquín Ruiz Giménez, quien actualmente no tiene cargo directivo alguno en las Obras de Apostolado Seglar y sí se ha convertido en el vocero más representativo y por consiguiente responsable de la llamada actitud de apertura y diálogo, no sólo en el orden político sino también en el religioso, como puede fácilmente apreciarse a través de la revista que dirige Cuadernos para el diálogo.
Ahora bien, esta invitación personal del señor Ruiz Giménez por parte del Pontífice, y que en tan mal lugar deja a los católicos españoles que mantenemos una postura distinta, no puede haberse llevado a término sin una consulta previa: o al Gobierno español, a través del embajador de España en la Santa Sede, o a través del nuncio de Su Santidad en España, o, estando presentes en Roma los metropolitanos españoles, sin consultar a éstos.
En cualquier caso ¿no ha procedido con ligereza el Gobierno, desautorizándose a sí mismo con su silencio y su pasividad, ante una invitación hecha a persona que públicamente defiende doctrinas distintas a las que, al menos, con carácter oficial, mantiene el Gobierno español, tanto en el orden político como en el orden religioso? ¿Cómo es posible que el Gobierno español, por una parte, haya rechazado el proyecto para los acatólicos y de otra parte acepte sin protesta o sin compensación, que sea invitado quien asume ostensiblemente una postura contraria?
Y si ya esta invitación no pudo detenerse ¿cómo es que no se ha gestionado invitación a otros católicos españoles que postulan actitudes diferentes?.
VI
Todo esto trasciende a la Universidad, en la que el SEU ha perdido eficacia. Grupos afortunadamente pequeños, pero audaces y envalentonados, se adueñan de hecho de la vida universitaria. Los estimulan algunos catedráticos bien conocidos por su actitud frente al Régimen y la pasividad y omisión de la mayoría del Cuerpo de Profesores. Ultimamente, incluso, algunos de los desterrados con motivo del llamado ‘contubernio de Munich’ han obtenido cátedra universitaria.
¿Cómo puede esperarse que desde la Cátedra se puedan respetar los principios del Movimiento Nacional por quien con su conducta los ha reprobado?. Y ¿cómo puede justificar su doctrina política un Movimiento que entrega las cátedras, donde nuestra juventud universitaria se forma, a quienes se han declarado enemigos del Movimiento?
Esto hace que un puñado de estudiantes filocomunistas o comunistas declarados provoquen huelgas e incidentes desagradables en la Universidad; que se hayan dado mueras a Franco y a la tiranía franquista sin consecuencias graves; que se haya levantado el puño y se haya gritado ‘no pasarán’; que se haya apaleado a estudiantes de significación franquista, o que, sencillamente, no han querido someterse al sectarismo de los revoltosos; que se hayan destrozado coches e insultado incluso a ciudadanos extranjeros.
¿Es ésta la juventud universitaria que se considera sucesora de aquella otra que vertió su sangre por España en el mismo lugar en el que hoy se levantan los modernos edificios de nuestras Facultades y de nuestras Escuelas Técnicas?
En estos días, en una asignatura como la de Filosofía del Derecho, se recomienda a los alumnos como único manjar formativo la lectura de Ortega y Aranguren y se les dice que: ‘a estos chicos de primero hay que quitarles su espiritualismo’.
Se ha repartido, sin que nadie firme, o asuma la responsabilidad, una encuesta en la que se pregunta incluso acerca de si el régimen comunista merece para el consultado una calificación óptima (documento número veintidós). ¿Qué ocurriría si se contestase afirmativamente con la calificación diez a semejante pregunta?
Si se estima, como es ya muy posible, que no se pueda revitalizar el SEU, lo mejor sería dejar cierta libertad para ir agrupando en un auténtico Movimiento Nacional de Estudiantes Universitarios a cuantos en las aulas siguen creyendo en las ideas que sus mayores defendieron con el heroísmo en los frentes o con el sufrimiento en las cárceles.
No es posible consentir que por fidelidad o respeto a unas organizaciones puramente burocráticas y en el papel, se malogre la voluntad resuelta de muchos estudiantes españoles a continuar luchando por Dios, por España y por el Movimiento Nacional español.
VII
No pueden arriarse las Banderas. El Estado que nació de la Cruzada y el Gobierno que preside ese Estado, deben ser leales, absolutamente leales a los Principios que le dieron vida y a los hombres que cayeron en su defensa.
Si el Gobierno cada día traiciona sus propias esencias, y con debilidad, cada vez más manifiesta, entrega uno a uno los postulados de la Victoria: de una parte no ganará ni convencerá al enemigo que, naturalmente, percibe las fisuras y penetra a través de ellas en los cuadros dirigentes del país; y de otro, confunde, debilita y desmoraliza a todas las fuerzas sanas que se unieron para hacer el 18 de Julio y crear un Estado nuevo.
Si el Estado y el Gobierno siguen esta política quedarán dominados por el enemigo y será tarde cuando, convencidos de esta verdad, apelen a la inmensa mayoría de los españoles que hoy, desconcertados, en parte, y con violencia contenida, en otra, contemplan este doloroso espectáculo.
Nada podrá extrañar que los más viriles, los más leales, los que más profundamente sienten a España -si esta política sigue- se vean obligados a combatir abiertamente para defender al Movimiento. Madrid, enero de 1965”.
Por último, redacté y envié, el 14 de noviembre del mismo año, otro informe breve, casi un esquema, al Jefe del Estado, que seguidamente transcribo:
“Para el Jefe del Estado. 14 Noviembre 1965: No han comenzado las clases de Religión en la Universidad, a pesar de que hay un obispo encargado de este cometido, don Marcelino Romero de Lema.
Siguen las Asambleas libres y los panfletos subversivos a diario.
Continúa la pornografía. Sería conveniente que el Jefe del Estado pidiera que le proyectaran en sesión privada Los pianos mecánicos. Pero ¡por favor! tal como se exhibe en los cines de Madrid, sin recortes “ex-profeso” para Franco.
Continúa el silencio para los actos de exaltación de los principios del 18 de Julio:
1). Tuve que gestionar directamente del ministro de la Gobernación que se autorizase uno de ex combatientes del requeté en el Teatro Andalucía de Cádiz, el 31 de octubre. Del acto no hubo más reseña que la del periódico local.
2). Del acto organizado por todas las Hermandades de ex combatientes de Valencia, el pasado 5 de diciembre, no hubo la menor reseña en los diarios del Movimiento de aquella ciudad: Levante y Jornada.
Hay que tener en cuenta que se llenó el Teatro Principal, su vestíbulo y la calle de Las Barcas, teniendo que poner altavoces en la vía pública.
No asistió ninguna autoridad local o provincial. No asistió el Frente de Juventudes, concentrado aquel día en Valencia, con motivo del XXV aniversario de su fundación.
3). Silencio casi absoluto respecto al libro del profesor de Filosofía Rafael Gambra “Unidad religiosa y derrotismo católico” que ha obtenido el premio Vedruna, dotado con cien mil pesetas.
Idéntico silencio para el almuerzo homenaje que se le tributó en Madrid el sábado 11 de diciembre.
La convocatoria, en los escasos periódicos que la publicaron, vio amputadas las firmas de quienes lo hacíamos. Ninguna reseña se ha hecho de dicho homenaje, aunque sí se dan de los almuerzos de la Amistad judeo-cristiana.
4). Silencio absoluto sobre:
a) Las conferencias dadas con motivo de la fiesta de Cristo Rey, patrocinadas por el P. Caballero S.J., consiliario de la Hermandad de Alféreces Provisionales de Madrid.
b) La conferencia de Blas Piñar en el Colegio Mayor Universitario San Agustín, el 30 de noviembre de 1965.
c) La conferencia de Jaime de Foxá, en Andújar, con ocasión de los actos conmemorativos de la Fiesta de la Virgen de la Cabeza. Es decir, que se sigue la misma política de que le hablé con detalle a Franco en mi última entrevista”.
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Felicidades por el artículo.
Si nos gobernaran gentes como las de la foto, verdaderos españoles de bien y no gente vendida al capital, al voto, y a los intereses mundialistas y globalizadores, otro gallo cantaría.
Sólo la fuerza infinita de la Fe puede mantener a este Caballero Cristiano en la defensa de la Cristiandad. Sabiendo lo que estaba pasando, siempre al frente de la defensa de la Fe y de España. Los cristianos y los hispanos tenemos una deuda con este Caballero. Que Dios se lo pague. Es muy triste ver que la corrupción en España no fue erradicada con la Cruzada y que ya en los años 60 dominaba los medios de comunicación e Instituciones. Mucho sufrimiento le espera a la gente que se dejó arrebatar el sentido trascendente de la vida -la gran… Leer más »