Anglada recibiendo el apoyo de sus vecinos.

A.R.- Los gravísimos sucesos del pasado martes en Vic retratan claramente el clima de inmoralidad bajo el que se desarrolla la partitocracia española. El representante de un partido que aúna la voluntad de decenas de miles de electores y que cuenta con casi un centenar de representantes públicos en toda la geografía catalana, a punto estuvo de ser linchado en su propio pueblo por una turba de indeseables magrebíes, muchos de ellos ilegales y con antecedentes delictivos. Lo peor sin embargo ha sido el incalificable silencio de la dirigencia política española y de los medios informativos a su servicio.

Ante un criterio tan singular, que aprueba o por lo menos tolera la violencia contra el líder de un partido político que no se pliega a los chanchullos y las componendas entreguistas de la casta, AD conversó hoy con Josep Anglada i Rius, líder de Plataforma per Catalunya (PxC) y triste protagonista involuntario de este execrable suceso.

-¿Qué se siente siendo invisible para los medios de conmunicación catalanes y españoles pese a ser objeto de uno de los ataques más miserables y escandalosos que haya sufrido nunca un político en España?

Que soy un político diferente y que como tal les molesto. Por eso intentan no sólo silenciarme sino también ocultarme.

La reacción de los medios de comunicación catalanes y españoles, siempre en manos de la casta político-económica y al dictado de sus intereses, es una prueba del miedo que tienen a Josep Anglada y a la Plataforma per Cataluña. Son conscientes de que si trataran informativamente a nuestra formación con un mínimo de rigor y objetividad, nuestro apoyo popular crecería hasta niveles muy preocupantes para la casta podrida. Pero el rigor y la objetividad no son, ni mucho menos, los principios que inspiran a nuestros medios de comunicación.

-Imaginese por un momento este escenario, señor Anglada: “Trescientas personas de religión cristiana cercan la mezquita ‘X’ y acosan al imán ‘Y’ por las calles de la localidad, destrozando al mismo tiempo las lunas de los comercios árabes. La noticia tendría sin duda una repercusión planetaria y nos la servirían por tierra, mar y aire durante semanas. ¿Seviría este hipotético caso para reflejar el nivel de hediondez y la doble vara de medir de las instituciones partitocráticas españolas y los medios a su servicio?

La noticia que hipotetiza no es ni factible ni deseable. La bajeza moral de la partitocracia española y sus altavoces mediáticos ya ha quedado patente en el tratamiento mediático que no han dado a los graves sucesos de Vic y es un ejemplo que me temo se repetirá en el futuro.

No me gustan las noticias que implican violencia, ni persecuciones. Me gustaría que hablaran de noticias de libertad de expresión y de espacios de libertad, que es lo que nosotros necesitamos para hacer llegar nuestro mensaje al buen pueblo catalán, que odia la violencia, las persecuciones, las amenazas, los insultos y las agresiones. De todo eso hemos sido víctimas estos días Marta Riera y yo.

-¿Sintió usted miedo ante un ataque deliberadamente planificado? ¿Quién cree que estaba detrás?

Le aseguro que ver abalanzarse sobre tu coche a decenas de violentos y luego ver a centenares de musulmanes amenazándote de muerte en el portal de tu casa no es un sensación precisamente agradable.

Detrás de este ataque estaba el colectivo inmigrante de Vic. Ahora hay que ver si las instituciones de Vic y de Cataluña cortan con estas actitudes por lo sano o se convierten en cómplices pasivas de las mismas. También quiero señalar que cargos electos de partidos como ICV no sólo han aplaudido estas agresiones contra mi persona, sino que han pedido y deseado públicamente que hubieran terminado con mi vida, entiendo que esto tiene implicaciones legales y espero que la fiscalía actúe de oficio urgentemente.

-Por último, ¿qué dice su familia luego de que se haya usted convertido en el español más amenazado de este país, con la gravedad añadida de que la casta parece encantada y mira para otro lado?

Lógicamente mi familia siente inquietud por lo sucedido y por lo que pudiera suceder en el futuro si nadie pone los medios necesario para evitarlo. Y quiero señalar que los medios para evitar esto son sencillos: sólo es necesaria la voluntad para hacerlo.

Aun con esta inquietud agradezco mucho a mi familia su apoyo constante y el sentirlos siempre a mi lado. Esto es algo vital para poder seguir en esta dura lucha que emprendí hace años y que no abandonaré jamás.

“Estoy esperando el apoyo de los partidos democráticos”