BD.- Jacques Attali fue asesor del presidente François Mitterrand, y primer Presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, entre 1991 y 1993, el banco creado para ayudar a los países del centro y este de Europa y la antigua Unión Soviética en su transición a la economía de mercado. Ha publicado numerosos libros y ensayos. Es editorialista en L´Express.

Estas cosas salen de su pluma (y me imagino que previamente de su cerebro):

“Cuando ya pasa de los 60-65 años, el hombre consume más de lo que produce y le cuesta caro a la sociedad. La vejez es actualmente un mercado, pero no es solvente. Yo estoy, como socialista, en contra de la prolongación de la vida. La eutanasia será uno de los instrumentos esenciales de nuestras sociedades futuras.” Jacques Attali, “L´avenir de la vie”, 1981

Esta genial idea, la vuelve a exponer en 2005, hasta en los mismos términos:

“Cuando sobrepasa los 60-65 años, el hombre consume más de lo que produce y le cuesta caro a la sociedad. Es preferible que la máquina humana se pare brutalmente antes de que se deteriore progresivamente.” Jacques Attali, “L´homme nomade”, 2005

Sin embargo, se plantea que el progreso pueda hacer retroceder los límites de la vida hasta la inmortalidad, manteniendo a sus beneficiarios en buena salud:

“La demanda de inmortalidad, que lleva a aceptar todas la mutaciones sociales o científicas que permiten luchar contra la muerte, o cuanto menos retrasarla.”

Pero esto, nos tememos, sería reservado a una élite autodesignada. Eutanasia para el pueblo, inmortalidad para los poderosos: este es el programa del socialista judío Attali. Y si insistimos en su doble condición de judío y de socialista es porque él mismo se define de esa manera.

Traducción para la gente del común: “Podríamos aceptar la idea de la prolongación de la esperanza de vida a condición de hacer que los viejos sean solventes y de crear de esta manera un mercado”. Pero esto no parece que sea posible, ya que Attali no cree que los ancianos puedan ser solventes. Y dice:

“Yo creo que en la lógica misma del sistema industrial en la cual nos encontramos, la prolongación de la duración de la vida no es un objetivo deseado por la lógica del poder. La eutanasia sería uno de los instrumentos esenciales de nuestras sociedades futuras. En una lógica socialista, para empezar, el problema se plantea de la manera siguiente: la lógica socialista es la libertad, y la libertad fundamental es el suicidio. En consecuencia, el derecho al suicidio directo o indirecto es luego un valor absoluto en este tipo de sociedades. La eutanasia se volverá un instrumento esencial de gobierno”.

¿Pero en qué clase de mundo?

En este que Attali describe ya en 1981:

“Vamos lentamente hacia una humanidad unisexo, en la cual los hombres y las mujeres serán iguales en todos los niveles, incluso en el de la procreación, que ya no será el privilegio, o la carga, de las mujeres”.

Y en 2013:

“Vamos inexorablemente hacia una humanidad unisexo, sólo que una mitad de ella tendrá ovocitos y la otra espermatozoides, que pondrán en común para tener hijos, solos o entre varios, sin relaciones físicas, e incluso sin que nadie los porte. Incluso sin que nadie los conciba, si nos dejamos llevar por el vértigo de la clonación. (…) Además, esto resolvería un problema mayor que frena la evolución de la humanidad: la acumulación de conocimientos y capacidades cognitivas es limitada por el tamaño del cerebro, que está limitada por el modo de nacimiento: si el niño naciera de una matriz artificial el tamaño de su cerebro no tendría límites. Después del paso a la posición vertical, que ha permitido el surgimiento de la humanidad, sería otra evolución radical, para la cual todo lo que hoy está ocurriendo nos está preparando”. Jacques Attali, en Slate.fr, enero 2013

Este es un breve resumen del mundo globalizado con el que sueña Attali. Desembarazarse de los “viejos” de más de 62 años (en posteriores declaraciones ha fijado en esa edad el límite de la “vida útil” de las personas). Santo remedio: gestionar los problemas sociales y económicos de la sociedad eliminando a ciertas categorías de personas. Porque se empezará por los viejos, pero seguirán sin duda otros grupos, considerados ellos también improductivos y gravosos para la economía de un país.

Claro está, como el socialismo es “humanista” (es cosa sabida), no se forzará a nadie al suicidio, sólo se les convencerá de que vivir más allá de los 62 años es malo para la sociedad socialista perfecta, joven, mestiza, aculturada y unisexo, y que los que insistan en el error de querer vivir más allá de esa edad serán unos rancios, unos reaccionarios y unos criminales, y merecerán un castigo: se les privará de recursos básicos para asfixiarlo y llevarlo al suicidio voluntario, o al asistido. Eso si todo en suavidad.

Por cierto Jacques Attali ya tiene 70 años… y sigue en vida. Y nada parece indicar que esté a punto de aplicarse a si mimos la receta que predica. No nos consta que esté por suicidarse ni por recurrir a la eutanasia para librar al mundo de su presencia. Tal vez se esté reservando para optar a la inmortalidad de los elegidos.