La extraña muerte de Don Alfonso de Borbón
Antonio Pérez.- A pesar de ser un consumado esquiador, don Alfonso de Borbón y Dampierre falleció mientras bajaba una pista de Beaver Creek (Colorado) el 30 de enero de 1989. Ese día se celebraba el campeonato mundial de esquí, y esa pista sólo estaba abierta para el jurado, del cual don Alfonso no formaba parte.
La investigación policial señaló que la muerte de don Alfonso se debió a un accidente fortuito. No obstante, los informes del suceso redactados por la Policía y escamoteados a la opinión pública, constatan que el duque de Cádiz, tras el mortal descenso, estuvo durante cuarenta minutos tendido en el suelo, pero con vida. Tardaron dos horas en llevarle a la clínica, que tan sólo estaba a dieciséis kilómetros del lugar del accidente. Cuando don Alfonso de Borbón entró en la clínica, todavía tenía pulso cardiaco. Además, los policías le hicieron dieciocho fotografías mientras agonizaba en el suelo y le robaron el Rolex y mil dólares que llevaba en la cartera.
El empleado de la estación de esquí que levantó el cable con el que el duque de Cádiz se degolló cuando descendía por la pista, desapareció de Beaver Creek al día siguiente del fatal accidente y jamás se le volvió a ver ni a saber de él. La Policía tampoco se preocupó de buscarle para interrogarle, aunque el informe del sheriff de Beaver Creek especifica que la muerte de don Alfonso fue calificada como «homicidio». Por su parte, doña Emanuela Dampierre, madre de don Alfonso y duquesa de Segovia, cuenta en sus Memorias lo siguiente: «A mí lo único que me sorprendió es que en Estados Unidos, donde la gente, por lo general, es experta y muy cuidadosa en sus cometidos laborales, el encargado de abrir y cerrar las pistas de esquí se fuera a comer un sándwich y, mientras tanto, dejara la barrera a media altura. Yo hubiera comprendido que ésta quedara arriba o abajo, pero a medias del recorrido… Se especuló mucho sobre el asunto y, en mi opinión, fueron muy peregrinas algunas de las ideas que se lanzaron… Por lo visto, estaban haciendo mediciones en la pista con el fin de poder utilizarla para otras actividades relacionadas con el esquí y, como había ruido, don Alfonso no oyó la advertencia de que tuviera cuidado al iniciar el descenso. Con sinceridad, creo que se trató de un trágico accidente».
Hay que señalar que la familia del duque de Cádiz y los propietarios de las pistas de esquí alcanzaron un acuerdo millonario para dar por zanjado el asunto. Después de alcanzarse este acuerdo, empezó a circular una historia distinta sobre cómo había tenido lugar el trágico accidente de Beaver Creek que costó la vida a don Alfonso. Según esta versión, a don Alfonso le acompañaba su amigo el esquiador austriaco Tony Sailer con el que se encontró casualmente y decidieron bajar juntos por las pistas después de la celebración de unas pruebas de esquí femenino que se habían celebrado unas horas antes. Al llegar a la meta, Sailer advirtió que había un cable demasiado bajo y fue a avisar a los demás esquiadores. Esto sugiere que no eran los únicos que estaban realizando el descenso en esos momentos. Y resulta extraño que Sailer no hiciese nada para avisar en primer lugar don Alfonso que estaba esquiando con él. El caso fue que don Alfonso, que bajaba por la izquierda de Sailer, no vio el cable y se degolló con él. Según esta versión, don Alfonso murió en el acto.
Don Alfonso estaba casado con doña Carmen Martínez-Bordiú, nieta del general Franco, y estaba considerado por los monárquicos legitimistas franceses jefe de la Casa Real de Francia desde la muerte de su padre, el infante don Jaime de Borbón en 1975. Algunos años antes de contraer matrimonio con doña Carmen Martínez-Bordiú, don Alfonso de Borbón Dampierre había especulado en la televisión francesa con la posibilidad de llegar a ser rey de España: «Hay tres condiciones para esto: tener sangre real, treinta años de edad y ser español. Obviamente, yo cumplo dichos requisitos» comentó risueñamente. Estas declaraciones las realizó algún tiempo después de que su padre, don Jaime de Borbón y Battenberg, se retractase de su renuncia al trono y se proclamase duque de Anjou y jefe de la Casa Real de los Borbones en sus ramas española y francesa.
Cuando Franco designó a don Juan Carlos su sucesor en la Jefatura del Estado, nombró a don Alfonso de Borbón y Dampierre embajador de España en Suecia, y fue allí donde conoció a su futura esposa, doña María del Carmen Martínez-Bordiú y Franco. Su suegro, el marqués de Villaverde, don Cristóbal Martínez-Bordiú, la llevó a la recepción y la presentó él mismo a don Alfonso.
En 1971 don Alfonso de Borbón y Dampierre hizo formal su petición de mano a los padres de doña Carmen Martínez-Bordiú en el Palacio de El Pardo. En marzo de 1972 se casaron en la capilla de dicho palacio. Para asistir a este acontecimiento viajó a Madrid el padre de don Alfonso, don Jaime de Borbón y Battenberg. Era la primera vez que pisaba suelo español desde su partida al exilio cuarenta años antes.
Tras la boda, los recién casados se trasladaron a Estocolmo, donde don Alfonso siguió desempeñando las funciones propias de su cargo de embajador. Estando en Suecia, el matrimonio anunció que estaban esperando su primer hijo: don Francisco de Borbón y Martínez-Bordiú, quien nació en Madrid en noviembre de 1972 y tuvo como padrinos a su bisabuelo, don Francisco Franco, y a su bisabuela, doña Vittoria Ruspoli. Dos años después, en 1974, nació don Luis Alfonso de Borbón y Martínez-Bordiú.
Después de que don Alfonso contrajese matrimonio con doña Carmen Martínez-Bordiú, los rumores de una posible alteración de la línea sucesoria volvieron a cobrar fuerza. El matrimonio recibió el ducado de Cádiz y algunos familiares y personas del entorno de Franco querían que don Alfonso fuese designado su sucesor a título de rey, en lugar de su primo don Juan Carlos. Franco sentía verdadera aversión hacia el conde de Barcelona, don Juan de Borbón y Battenberg, padre del actual rey don Juan Carlos, y desde algunos sectores se aseguraba que don Alfonso sería el próximo rey de España.
Entre las personalidades próximas a Franco que no veían con buenos ojos la designación de don Juan Carlos, estaba el almirante don Luis Carrero Blanco quien, como la propia reina doña Sofía reconoce durante su entrevista con Pilar Urbano en 1996, no profesaba ninguna simpatía hacia los entonces príncipes, don Juan Carlos y doña Sofía. Carrero Blanco murió en un atentado en diciembre de 1973, y en marzo de 1975 fallecía en Suiza don Jaime de Borbón y Battenberg, padre de don Alfonso. Franco no alteró los planes de sucesión a la Jefatura del Estado previstos desde 1969, y Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey de España tras la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975.
En 1979 don Alfonso y doña Carmen anunciaron su separación, y en 1982 se divorciaron. Dos años después de su divorcio, don Alfonso sufrió un terrible accidente automovilístico en Navarra cuando volvía de esquiar en Baqueira-Beret, y a consecuencia del mismo murió su hijo mayor, don Francisco, el 7 de febrero de 1984. En el automóvil viajaba también su hijo menor, don Luis Alfonso. El accidente tuvo lugar el día anterior, a las ocho de la tarde, y todos fueron trasladados al Hospital de Navarra, en Pamplona. Don Alfonso de Borbón y Dampierre no pudo estar en el entierro de su hijo al estar aún hospitalizado, y según algunos de sus allegados y familiares, jamás llegó a recuperarse de las terribles secuelas psicológicas producidas por la muerte de su hijo mayor.
Tras la muerte de su padre, don Jaime, en 1975, don Alfonso de Borbón y Dampierre fue considerado por algunos sectores del legitimismo francés como cabeza de la Casa Real con el nombre de Alfonso II de Francia, al ser el descendiente más directo por línea paterna de Hugo Capeto y, por tanto, heredero de los antiguos reyes franceses según el derecho del Antiguo Régimen. Sin embargo, estas pretensiones han sido cuestionadas debido a la renuncia que hizo don Jaime, padre de don Alfonso, a sus derechos dinásticos al trono, y que incluía a sus descendientes.
Don Jaime era sordo a consecuencia de una operación en su infancia y renunció a sus derechos al trono en 1933, presionado por su padre, el rey don Alfonso XIII. Tras la renuncia de don Jaime, su hermano don Juan, conde de Barcelona, fue pretendiente al trono desde la muerte de su padre en 1941 hasta 1977, cuando cedió sus derechos a su hijo don Juan Carlos, que ya era rey de España de forma efectiva desde noviembre de 1975.
Desde la muerte de don Alfonso en 1989, su hijo don Luis Alfonso, es considerado por los legitimistas monárquicos franceses como Luis XX, virtual rey de Francia y titular de los ducados de Anjou, Borbón y Touraine, aunque oficialmente no se le reconocen tales distinciones y en España tampoco posee ningún título nobiliario ya que el título de duque de Cádiz, en su tercera creación, fue otorgado por Franco a su padre, don Alfonso de Borbón y Dampierre, al contraer éste matrimonio con su madre, doña Carmen Martínez-Bordiú, nieta de Franco. Tras la trágica muerte de don Alfonso en 1989, el título volvió a revertir a la Corona y actualmente nadie lo ostenta.
Siempre que en el sistema se suceden una cadena de hechos incoherentes dejados en un “inexplicable olvido” (pues deberían ser, por su morbo, rememorados con frecuencia por las cadenas sensacionalistas)… apesta a masonería internacional, esbirros del Nuevo Orden de la Elite Talmúdico Usurera Anglo Sionista. Se trataba de dejar paso libre a toda la basura que ha venido después. La dictadura en la sombra que padecemos, y que, como dijo Franco, es mucho más terrible que todos los fascismos habidos o por haber (por supuesto, incluidos los fascismos de las antítesis masonas de izquierdas).
ninguna lástima por su muerte, éste vivió cada minuto de sus cincuenta años, un trabajador si descuenta las horas qe está “alqilado” a la empresa tendría qe vivir 200 años, para vivir lo mismo y por supuesto nunca en el lujo y ostentación del qe disfrutan éstos “chuposteros” de “sangreazul”
Muy plebeyo, aristófobo y grasiento su comentario, Rodolfo. El propio de un rojo.
En algun comentario he leido que le parece inexplicable su muerte. pues yo os lo voy a aclarar.a Alfonso de Borbo, y a Carrero Blanco lo mataron los mismos, los masones que tenian ya planeado desde la visita a Franco de Kissinger gran mason del club BILDERBEG donde la reina Sofia es tambien miembro directivo.que el sucesor de Franco era Juan Carlos, por eso don Juan padre del rey que conocia el poder de los masones, cuando Juan Carlos le anuncio su noviazgo con Sofia se volvio loco de contento por lo que le suponia a la corona la aceptacion… Leer más »
No hay que buscarle tres pies al gato, este tio era un cenizo, gafe desde que nacio
lo rondaba la mala suerte, a él y a los suyos. No era precisamente la alegria de la
huerta como el mismo reconocio .
La verdad es que todo lo que comenta el art. suena raro teniendo en cuenta la fama de los USA en investigaciones y tal …. en todo caso la pregunta seria: ¿A quien molestaba? , ¿Quien gana con su muerte y qué?
Siempre me pareció raro pero…a veces suceden accidentes.
Mientras siga el sistema democrático queda mucha pero que muchaaa … mierda por tragar.
Todo en la vida y milagros de los borbones… apesta!. Y para más INRI, de las varias ramas de la familia que podían haber llegado a ostentar el poder, sin duda éste a ido a parar a la peor de todas ellas.
Bobones NO! Gracias!!
Para Crápula:
No se pueden decir más verdades con menos palabras.Enhorabuena.
No se como será este rey Felipe, pero en el pasado no hubo ni un solo Borbon decente. Hasta hubo uno (Fernando VII) al que llamaron el “Rey Felón” debido a sus actos viles y deshonestos. La sufrida España ha tenido que soportar y sufrir (bis) a esa familia durante siglos,
Aunque dije “ni un solo Borbon” al principio, tal vez debiera hacerse una escepción con Felipe V, el 1º de los Borbones. A pesar de las condiciones personales y de su enfermedad, que le sumía en intermitentes y largas demencias, supo elegir a sus ministros y modernizó España