La infinita torpeza de un tal Ariza
Enrique de Diego.- Con una televisión sin estrellas pero sí muy estrellada, cuya audiencia no llega a los 11.000 espectadores, y una web meliflua y sin interés, en la ambientación patética y ridícula de la casta en su gris ocaso, un tal Ariza es, dentro de esa casta a la que siempre quiso pertenecer sin que nunca fuera aceptado, uno de los más abismados en el esperpento.
Para la inmensa mayoría de los españoles, Julio Ariza no es nadie. Para un ínfimo porcentaje, tal nombre corresponde a un histórico dirigente de Comisiones Obreras. Sólo unos pocos han oído de uno que soñaba con ser, a cualquier precio, un magnate de la prensa y ha terminado siendo un conspicuo mangante. El último embargo sobre Intereconomía del que se tiene noticias es de 200.000 euros adeudados a extrabajadores de La Gaceta. Pero cuando salga publicado este artículo, es más que posible que se hayan recibido algunos nuevos porque el tal Ariza tiene por delante un auténtico calvario judicial que puede llevarle a prisión.
Ariza, que había sido diputado autonómico en el Parlamento catalán por el PP y secretario general de ese partido en Cataluña, nunca dejó de servir al PP, al tiempo que trataba de engañar a propios y extraños con una falsa independencia. El pequeño Julio primero se implicó en términos de mamporrero en el oscuro episodio del ‘tamayazo’. Organizó la seguridad de los dos tránsfugas, dedicando a ello al jefe de seguridad de Intereconomía y contratando después –para que no cantara- al guardaespaldas. El tal Ariza cobró tan oscuro favor con tratos preferenciales y estrictamente corruptos con la madre nutricia de todos los trincones, Esperanza Aguirre, a través de la Comunidad de Madrid y de la quebrada Caja Madrid. Recibió concesiones televisivas en la Comunidad.
Luego el tal Ariza pretendió derivar hacia Mariano Rajoy para que le diera concesiones en toda España, y a tal fin le montó una mariscada que he contado en mi libro ‘Dando caña’. Como me dijo el lacayo Francisco Marhuenda, “lleva un año a favor de Rajoy, pero antes siempre estuvo contra él y a favor de Esperanza”. Era tenido, pues, por un traidor.
En términos de casta, el tal Ariza ha cumplido la función más abyecta: la de coartada. Incluso ideó tortuosas operaciones políticas para favorecer al PP evitándole competidores, utilizando para ello incluso principios tan nobles, por él corrompidos, pues todo lo que toca lo convierte en mierda, como el derecho a la vida. Ese fue el caso de la candidatura de Libertas a las elecciones europeas que fue un sonoro y estrepitoso fracaso, y con la que quería dañar a la entonces emergente UPyD. Según numerosas y directas fuentes, Ariza se quedó con toda la financiación prevista para la campaña. En la también fracasada Vox se percibe su tufo hediondo en la candidatura de su amigo y posible socio Alejo Vidal-Quadras y en esa alucinación de dar nombre en latín a un partido.
Abandonando de todos, el tal Ariza ha practicado el neoesclavismo con las redacciones de Intereconomía, haciéndolas trabajar sin pagarles, y eso ha sido consentido por ese bluff nefasto de Esperanza Aguirre, que dio órdenes a la Inspección de Trabajo para que hiciera la vista gorda. Hubo, sí, una inspección de la que el tal Ariza tuvo conocimiento previo.
Existe la certeza de que si un juez entra en la contabilidad de Intereconomía va a encontrar un cúmulo de presuntos delitos, cuentas en Suiza y depredaciones del tal Ariza a la caja de la empresa para su disfrute personal.
No deja de ser significativo que el tal Ariza haya terminado siendo aliado del bufón más trincón, Losantos, el que se financia de la caja B del PP y va camino al tiempo de la quiebra y de la imputación.
Como la torpeza del tal Ariza no ha tenido límites, por lo único que puede pasar a la historia –algo que ha buscado con el ahínco de su estúpida vanidad- es por haber servido de lanzadera a Pablo Iglesias. El dirigente de Podemos tenía un programa en una televisión local, La Tuerka, al parecer financiado por el chavismo, y pasó a ser conocido cuando se hizo frecuente en las tertulias de Intereconomía. Infinita estupidez de la derecha amoral de la que es claro representante el tal Ariza, adobado de dosis estomagantes de hipocresía y doble moral irrestricta. De ahí, Pablo Iglesias pasó a La 4 y a La Sexta. ¿Por qué hizo eso el tal Ariza mientras a mí –que había lanzado el término casta y la necesidad de una regeneración- me marginaba para proscribir el mensaje? En mi caso, creía el estulto que perjudicaba al PP. En el de Pablo Iglesias, creyó hacer un favor al PP, pues mostrando y alimentando a esa izquierda radical pensaba perjudicar al PSOE. Ese error de diagnóstico –la corrupción pervierte las mentes- ya le había llevado a retransmitir en directo durante veinticuatro horas las manifestaciones de la Plaza de Sol: mostrando a los que calificaba con desprecio de “perroflautas” pretendía consolidar el poder del PP para los restos y cobrar por ello. Patético personaje el tal Ariza.
Incluso le pidió que fuese su plataforma a paseo de la Castellana a apoyarle. Y ud no se plegó.
Ojalá pueda usted firmarme el libro de “dando caña”, disfruté leyendolo y dejó todo claríssimo, el capítulo de la mariscada es tremendo y los modos de Ariza, Antonio Jiménez o el chico repeinado que siempre iba con las llaves del audi en la mano (olvidé el nombre) los deja retratados.
Por cierto, hace cosa de unos meses tu “enemigo” Federico le nombró en una de sus tertulias de radio. Parece que el también se acuerda de usted jeje
Saludos
Muy buen artículo.
Muchas gracias por la información, hay detalles que desconocía por completo.