El pesebre laico de Ada Colau

Suprimir los belenes por decreto o cambiar la celebración de la Navidad por «las fiestas del solsticio de invierno» son algunas de las medidas estrella de los nuevos partidos populistas de izquierda que gobiernan en muchas ciudades españolas.

Los más extremistas, como José María González «Kichi» en Cádiz o Joan Ribó en Valencia, han optado directamente por quitar la tradicional escena del nacimiento del Niño Jesús de las sedes de los ayuntamientos «para no ofender a los que no creen». A mitad camino se ha quedado Manuela Carmena en Madrid al reducir el pesebre en el Palacio de Cibeles a la mínima expresión. Pero donde el ingenio ha llegado a límites insospechados es en Santiago de Compostela. En lugar del tradicional belén, los peregrinos que culminen el camino estas navidades se encontrarán con un gigantesco «bosque mágico» en la plaza del Obradoiro. La lista es muy larga.

Pese al empeño por borrar del mapa una tradición que llegó a España en el siglo XIV de la mano de los franciscanos, los expertos consultados destacan el gran interés de los ciudadanos por estas auténticas obras de arte. El director de la cátedra de Patrimonio y Arte navarro de la Universidad de Navarra, Ricardo Fernández Gracia, recuerda que «las asociaciones, los coleccionistas, los estudiosos y curiosos en torno al belén son muchísimos». «Mi experiencia personal como visitante de algunas muestras y como comisario de una de ellas me indican que la tradición, lejos de agotarse, está muy viva», apunta.

Carmena montó el minibelén en Madrid

Se esperaba algún «golpe de efecto» de Manuela Carmena (Ahora Madrid), y así ha sido: un Nacimiento de apenas ocho metros cuadrados semiescondido en el consistorio: la Sagrada Familia, los Reyes Magos y 20 pastores. Solo se tardó dos horas en montarlo, frente a las 200 figuras de la plaza de la Villa (dos días de trabajo) y las mil de la Puerta del Sol (tres días). El conjunto napolitano de los Duques de Cardona de 2014 (de 50 metros) o el de Salcillo de 2013 ya solo son recuerdos. Muchas actividades complementarias para estas fiestas poco tienen de navideñas: comida árabe, kimonos, danzas africanas o música de China, donde ni siquiera se celebran las Pascuas.

Ni buey ni estrella ni mula en Barcelona

En Barcelona, la alcaldesa Ada Colau, al frente de la formación Barcelona en Comú –que integra a Podemos e ICV– ha querido marcar perfil laicista a propósito de la llegada de la Navidad. Desde la web del Ayuntamiento llamaron a los barceloneses a celebrar «el solsticio de invierno» por la Navidad, acorde con su predicada iconoclastia. Y como monumento a su ideario, el belén municipal que cada año se instala en la plaza Sant Jaume, ante la sede del Consistorio y la Generalitat. El pesebre, de cartón-piedra, retrata un rincón de una ciudad en la que la tradicional iconografía religiosa brilla por su ausencia: ni buey, ni mula, ni estrella de la anunciación, ni Reyes Magos, ni ángeles… La supuesta sagrada familia, es una pareja vestida «casual» que abraza a un niño asomada a una ventana. Sólo un coro de niños cantando villancicos en plena calle sugiere que ha nacido el Niño Jesús.

Valencia ha desterrado de su ayuntamiento el belén

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís, ha decidido «desplazar» este año la Navidad de la plaza del Ayuntamiento. Ribó, de Compromís, no ha llegado al extremo de suprimir el belén municipal, una posibilidad que estuvo sobre la mesa –a decir del artista fallero Enrique Burriel, encargado del montaje–, pero lo ha desterrado de la entrada del Consistorio, donde se ubicaba año tras año y donde lo visitaban miles de valencianos. Ahora se especula con que termine instalándose en la plaza de la Reina, junto con un mercadillo. Los villancicos que se cantaban junto al belén desparecerán también de la plaza más céntrica de la capital del Turia.

Esta iniciativa sigue la senda del laicismo extremo que ha aplicado Ribó desde el primer día, y que le ha llevado a impedir que la senyera valenciana entre en la catedral, o a eliminar los símbolos religiosos del tanatorio y el crematorio municipal. La iniciativa de alejar el belén del Ayuntamiento se ha extendido a Alicante, donde se han alegado motivos técnicos para sacar el nacimiento del vestíbulo.

«Bosque mágico» en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela

A pesar de que siempre es Navidad el 25 de diciembre, el nuevo gobierno municipal de Santiago de Compostela ha decidido prescindir del Belén colocado tradicionalmente en la plaza del Obradoiro. En su lugar, tratan de hacer suyo uno que se expondrá en una pequeña iglesia de la capital gallega con el pretexto de que «es el sitio donde debe estar un Belén». Así lo sostiene la concejala Marta Lois, de Compostela Aberta, que ahonda en la idea de su formación de «delimitar los espacios religiosos de los espacios públicos como las plazas». Es decir, que recluyen el Nacimiento de una de las plazas más emblemáticas de España al interior de un templo por motivos ideológicos. En su lugar, en la meta del Camino de Santiago habrá un «bosque mágico» de treinta abetos con grandes adornos. Desde el PP compostelano se preguntan entonces por el sentido de la Cabalgata de Reyes, que «llega hasta el Consistorio para que estos adoren al Niños Jesús, no al alcalde».

Por primera vez sin portal en Cádiz

La ciudad de Cádiz no tendrá este año Belén Municipal. Así lo ha decidido el nuevo equipo de Gobierno que conforman Podemos y Ganemos y que está encabezado por José María González «Kichi». No hay explicación oficial acerca de esta polémica decisión, más allá que la versión de la propia Asociación de Belenistas de la ciudad, con la que durante años se ha colaborado con motivo de las fiestas navideñas.

Según explican desde la entidad, la decisión ha sido tomada unilateralmente por el Consistorio gaditano, que a través de su concejal de Fiestas, Adrián Martínez de Pinillos, les habría informado de la renuncia municipal a seguir figurando como colaborar en el Belén. Desde hace años es la Asociación de Belenistas la que se encarga de montar el espectacular nacimiento con el patrocinio del Ayuntamiento, pero de cara a estas Navidades se rompe la tradición. El nuevo equipo de Gobierno sí ha optado por mantener la Cabalgata de Reyes Magos, aunque con numerosas variaciones en su recorrido, y la decoración navideña de las calles, cuyas luces se encenderán en los próximos días.

Ponis de juguete en lugar de burros en Zaragoza

La Plaza del Pilar se ha convertido en un parque temático navideño al aire libre, con el tradicional belén como reclamo principal. El de Zaragoza es único en España, con figuras de tamaño real –56 de las 100 que lo componen– y una superficie de 1.000 metros cuadrados, 500 menos que en años anteriores. Al Ayuntamiento, este belén le suponía un coste de unos 50.000 euros anuales; una cantidad que este año se ha reducido al disminuir su superficie.

Una de las principales novedades de estas navidades es que el portal de Belén no se ubica de espaldas a la fachada de la basílica del Pilar, sino frente al eje de la plaza, mirando hacia la fuente de Goya. Además, por primera vez, los productos plantados en el huerto del belén serán verduras ecológicas. No será lo único ecológico que haya este año en la Plaza del Pilar, ya que el Ayuntamiento, liderado por Pedro Santisteve, ha decidido sustituir los paseos en burro por «ponis ecológicos» de juguete. Esta decisión trata de acabar con la polémica que ha rodeado en los últimos años a esta atracción. De hecho, se llegó a presentar hasta una denuncia por explotación animal. Varias asociaciones animalistas y los partidos de izquierdas denunciaron en su día el mal uso que se hacía de los burros durante la Navidad. De ahí que el Equipo de Gobierno municipal haya suprimido la presencia de animales vivos en las actividades navideñas. No habrá burros, pero tampoco participarán en la tradicional cabalgata de Reyes otros animales, como ocas o caballos.