Los Indios del Rey
Carlos Arturo Calderón Muñoz (R).- “Si tuviera veinte vidas estaría dispuesto a inmolarlas por la religión católica y por el rey de España”. Esas fueron algunas de las últimas palabras pronunciadas el 13 de julio de 1824 por un coronel del ejército realista en Popayán, actual Colombia, antes de ser fusilado por las tropas “libertadoras”. Este coronel, quien murió sin saber que había sido ascendido a general por su rey y que se rehusó a ser vendado porque quería morir de cara al sol (¿Premonición de un himno futuro?), no era europeo, ni siquiera era blanco, era un indio mestizo y su nombre fue Agustín Agualongo.
Cuando se habla de las guerras de emancipación americanas se suele fabricar un escenario en el que una fuerza multicultural de indios, negros, zambos, mulatos y demás mestizos se enfrentaron a la opresión genocida blanca hasta lograr su libertad. En realidad, ambos bandos contaron con una mezcla de todos los colores. Rara vez se menciona que los jerarcas del independentismo eran hombres blancos y acaudalados que traicionaron a su rey y a su país para lucrarse de los negocios que tenían con la masonería anglosajona. Mucho menos se reconoce que una mayoría aplastante de los grupos indígenas a lo largo de todas las Américas decidieron pelear del lado de la corona en ese periodo oscuro.
Agualongo era parte de la alta sociedad de San Juan de Pasto, ciudad occidental de Colombia que se caracterizó por una férrea defensa de la unidad con España, llegando a derrotar en varias ocasiones a los ejércitos de Antonio Nariño y Simón Bolívar. Cuando todo el virreinato de la Nueva Granada, además de Guayaquil y Quito, había caído bajo el poder independentista, los 21 pueblos indígenas que circundaban Pasto continuaron en una guerra de guerrillas, proclamando su lealtad al rey Fernando, estos nobles indios persistieron en su lucha hasta 1830. Esta actitud no fue una excepción sino una regla a lo largo de América.
En el caribe colombiano existen los poblados de Mamatoco, Gaira, Bonda y Ciénaga que suelen ser desconocidos por el español e incluso el colombiano promedio de hoy, pero en las guerras de emancipación sus residentes indígenas fueron imprescindibles para que Santa Marta soportara el asedio de los rebeldes. En 1816 el cacique de Mamatoco, Antonio Núñez, fue nombrado capitán de los ejércitos del rey y años más tarde, en 1823, cuando los ejércitos realistas ya tenían cuatro años de haber sido derrotados en el puente de Boyacá, muchos de estos indios retomaron Santa Marta. En 1813 la aristocracia criolla de Cartagena, que estuvo al servicio de la independencia desde sus inicios, tuvo que afrontar levantamientos de las clases populares indígenas que se sentían traicionadas al ver como sus líderes locales desconocían al rey.
Los indios guajiros históricamente han ocupado un territorio que se extiende por la frontera colombo-venezolana, en sus dominios fueron una total maldición para las tropas independentistas. Muchos de los refuerzos de los ingleses entraron por esa zona al país y en los anales de la historia militar británica hay volúmenes enteros que hablan de la feroz resistencia de esos nativos a los que llamaban barbaros, pero que los reconocían como valientes y decididos por la causa del rey de España.
El militar anglosajón Francis Burdett O´Connor, reconoce en sus escritos que desembarcó en Margarita con 800 lanceros y al llegar a Riohacha sólo le quedaban 261. Las tremendas bajas eran producto del enfrentamiento con guajiros, que como guerrilleros les resistían en cada pueblo por el que pasaban.
Ya que hablamos de Venezuela, en donde nació Simón Bolívar, la propaganda negra no ha sido capaz de callar las voces de los fantasmas del pasado. Mientras el gobierno bolivariano utiliza el día de la hispanidad para hablar de la resistencia indígena (Resistencia antiespañola por supuesto) en el común de la hermana Venezuela todavía resuena la feroz lucha de los indios caquetios del Coró, que para la vergüenza de muchos fueron más realistas y españoles que cuantiosos blancos americanos, empezando por Bolívar.
Estos indios fueron leales a España desde la conquista, rechazaron a los piratas ingleses y franceses durante los siglos XVI y XVII y cuando la independencia llegó combatieron sin descanso a las tropas de Francisco Miranda. Sus últimos reductos fueron finalmente derrotados en 1823, cuando la batalla de Carabobo ya era parte de la historia. Su lealtad fue castigada con sangre, de los más de 8000 indios caquetios que habitaban la localidad antes de la guerra, poco menos de 1800 sobrevivieron al conflicto.
Muchos indios, al igual que esclavos y mestizos, se incorporaron en una guerrilla que llegó a convertirse en un ejército bajo el mando del asturiano José Tomás Bobes, quien logró derrotar a los ejércitos independentistas de Venezuela y por escaso tiempo la mantuvo alejada de la garra separatista. En 1829 las últimas guerrillas mixtas, que incluían muchos indígenas de diferentes latitudes venezolanas, cayeron ante el avance del mundialismo
Contrario a la propaganda negra, España siempre fue muy respetuosa con las tradiciones y culturas locales de sus súbditos. En el Perú, los ejércitos realistas tenían un gigantesco componente de “cholos”, que es una forma genérica, y en ocasiones despectiva, de llamar a los grupos indígenas de esa república hermana. Eran descritos por sus superiores, como el general Pezuela, como soldados dispuestos a hacerse matar en sus puestos. El problema es que cuando ya habían pasado casi 3 siglos de presencia española en esos territorios, la mayoría de esos indios no hablaba la lengua de Cervantes.
Sus lenguas nativas, siendo el quechua y el amayra las mayoritarias, eran protegidas por las leyes de la corona, razón por la cual muchos mandos medios españoles aprendían sus idiomas para darles instrucciones en batalla; no es de extrañarse que hubiera tal lealtad por España. En el Perú se conformó el regimiento de Nobles Patricios del Cuzco, cuyo cuerpo de oficiales estaba compuesto por los descendientes de las 13 casas de sangre Inca. Es decir, en plena guerra de independencia, los descendientes del imperio Inca continuaban con el estatus de nobleza de sus ancestros dentro de la estructura social española.
En 1814 uno de los caciques miembros de este cuerpo, Mateo Pumacahua, traicionó a España y se sublevó a favor de la independencia. Su posición de noble inca y oficial del rey fue intranscendente para sus hermanos de sangre, fueron los propios indígenas los que frustraron su intento golpista y después de derrotarle se mantuvieron junto a la corona hasta el fatídico final.
Los iquichanos combatieron por la hispanidad aun cuando el virrey se había rendido, fueron liderados por un simple campesino indígena, Antonio Huanchaca, quien al igual que el pastuso Agualongo juró defender con su vida a España y su rey. Debieron ser más que vanas palabras, pues su comportamiento en batalla fue tan destacado que terminó siendo Brigadier general de los ejércitos del Perú.
Moviéndonos más al sur, en ese Chile mítico y telúrico, las tribus indígenas, alguna de ellas idealizada por Alonso de Ercilla en su soberbia obra cumbre “La Araucana”, fueron tan dignas de reconocimiento como cualquier otra. Los ofrecimientos de ayuda logística y militar a la causa del rey tuvieron un carácter permanente. En 1813 el cacique Villacurá se declaró a sí mismo y a sus gobernados como adictos al rey y dispuso todos sus recursos para combatir hasta el último hombre en la defensa de Chillán.
En 1817 media docena de caciques y otros tantos nobles ofrecen al rey todos sus medios para la lucha. Los jinetes araucanos eran sumamente habilidosos y respetados por los españoles, siempre combatieron con sus ropajes tradicionales, como lo hicieran pueblos nativos europeos junto a los romanos. A todos sus nobles se les daban posiciones de oficiales en el ejército y vestían con el decoro propio de Europa.
Por su parte los pehuenches combatieron a muerte en todo el territorio continental chileno y en la Patagonia argentina contra las fuerzas independentistas. Su lucha fue tan extensa que no fueron derrotados sino hasta el año de 1832, tiempo para el cual batallas históricas de la independencia como las de Ayacucho, Pichincha y Junín ya tenían varios años de terminadas. En el cono sur también se contó con el apoyo de los lafkenches, wenteches, boroganos, reches y en general todo el mundo mapuche.
Los hermanos Pincheira consolidaron uno de los últimos reductos del realismo en América, estos organizaron guerrillas que desafiaron el poder republicano en Chile y la Argentina. Sus victorias militares no se hubieran logrado de no ser por el apoyo irrestricto de los ya mencionados pehuenches. Los caciques Neculmán, Canumilla y Martín Toriano fueron de sus aliados nativos más destacados.
Me gustaría poder citar a todos los pueblos y comunidades indígenas que pelearon a favor de España en la independencia, pero cada vez que viajo por mi geografía nacional, cada vez que abro un libro o página web saltan cientos de nuevos nombres y epopeyas locales de amerindios que lucharon por la corona. También hubo grupos que pelearon por los independentistas, pero a diferencia de aquellos que combatieron por la hispanidad no tuvieron números tan grandes ni hazañas tan heroicas.
Es aquí donde saltan las hienas iracundas a proclamar que todos esos indios fueron obligados a luchar y que cualquiera que lo niegue no pasa de ser un apólogo del exterminio de los pueblos originarios de América. La verdad, el mestizo que esto escribe no puede aceptar esa idea. España no tuvo colonias, sino provincias. La madre patria era la tierra de seres alegres y orgullosos que desconocían el rigor del mundo feudal de la edad media, eran libres, o arrogantes dependiendo quien los juzgue, gracias a que habían aprendido a vivir bajo el cerco enemigo. No se rindieron, sino que hicieron de la lucha por la subsistencia su actuar habitual, rendirse nunca ha sido su costumbre. Eran herederos de Roma por lo tanto llevaban civilización, no arrasaban en obras de saqueo masivo como suele hacerlo el Islam.
¿Y eso qué? Pues, lo que digo no es idealización, es realidad. En las Américas siempre existieron las leyes de indias, que dedicaban capítulos enteros a la protección de los derechos de la población conquistada. Los nativos gozaron de un estado de bienestar porque eran ciudadanos del imperio. Hoy existe la medicina tradicional indígena porque los españoles la recopilaron en tomos y la incorporaron a la historia escrita. El amayra, el quechua, el guaraní, los múltiples dialectos mayas, las más de 65 lenguas indígenas de mi natal Colombia y muchos otros cientos a lo largo del continente sobreviven al día de hoy porque fueron respetadas, mantenidas y legalmente protegidas por la corona. Si un español europeo se atreve a contradecir este hecho, le reto a que me explique cómo es que el vasco, catalán y gallego gozan de tal salud en la madre patria.
En Europa o en América, Hispania , como Roma, aglutinó bajo un sueño común a los pueblos y a diferencia de Israel o los Aztecas se encargó, siendo la nación vencedora, de que los vencidos mantuvieran su dignidad. Esa actitud es la antítesis de la realidad pragmática, de hecho es de locos. Debe ser por eso que los hispanos vemos como arquetipo de la nobleza al álter ego de Alonso Quijano.
España siempre ha sido propensa a la libertad, por lo tanto odia la esclavitud y a los esclavos, los indios no podían ser sometidos a ese flagelo y si llegaron esclavos negros al continente fue por los tratados impuestos a Iberia cuando fue derrotada militarmente por sus hermanos europeos. El trueque, los ídolos paganos, la hechicería, las parteras y prácticamente todos los vestigios de cultura local fueron protegidos. De haber sido diferente mi país sería, desgraciadamente, como los Estados Unidos de América, en donde es más fácil encontrarse a un chino o a un bantú que ver un navajo o un sioux.
¿España fue perfecta? No, hubo abusos, homicidios y robos como en cualquier comunidad humana de la historia sin importar su raza o cultura. Pero a diferencia de muchas otras naciones, incluso en la sofisticada Europa, la madre Hispania, mi amada Gothia, se caracterizó por continuar la nobleza propia de la civilización clásica.
Esos indios pelearon con fanatismo extremo y amor incondicional por su protector, por su padre, pues era así como imaginaban a un rey que nunca vieron. Lo que sucedió después no tiene nombre, La masonería y el sanedrín no conocen la magnanimidad. A lo largo de todo el continente se presentaron masacres y exterminios de pueblos locales durante los siglos XIX y XX. Para satisfacer la necesidad de carne de res de los ingleses, en Argentina se aniquilaron a las tribus que ocupaban el lugar que se necesitaba para el ganado. En todo el continente se cargó contra las lenguas nativas, se ridiculizaron sus costumbres y la Iglesia católica, si es que así se le puede llamar a ese engendro infiltrado que conocemos hoy, convirtió a fuerza de cañón a los otrora protegidos paganos. En Colombia los indios no volvieron a ser reconocidos como ciudadanos con plenitud de derechos hasta la Constitución de 1991.
El tiempo ha pasado y así como los españoles cambiaron a Don Pelayo por Zapatero y Rajoy, los indios han sido absorbidos por un globalismo atroz que los usa para la promoción de la dictadura. ¿Qué importa si el Che Guevara los consideraba una fuerza bruta que podía ser utilizada como carne de cañón en las revoluciones marxistas? ¿A qué indio le interesa que a la nobel de la paz, Rigoberta Menchú, no le importaba que comunidades indígenas diferentes a la suya fueran masacradas por los sandinistas con tal de obtener reconocimiento económico y mediático? ¿A qué indio le importa que Evo Morales, presidente indígena de Bolivia, se desborde en demagogia pachamamista mientras saquea los recursos de sus hermanos para regalárselos a las mega-petroleras internacionales? Déjenme decirles, ¡a ninguno! Esos indios de hoy actuarán como lobotomizados en favor de la causa mundialista porque ya no se acuerdan de quienes han sido.
Marruecos refuerza su flota con un submarino ruso de última generación, la alcaldía de Londres ha quedado bajo dominio musulmán, China se hace con el control del oro, la finanza judía concentra más poder que nunca y lo peor de todo, las mujeres españolas han dejado de dar a luz, debe ser porque el hombre español ya no ama la vida. Casi todos esos indios, salvo por sus líderes mestizos, eran puros, su conexión con España era cultural y administrativa, no habían lazos genéticos. Aun así se enfrentaron al Apocalipsis de su tiempo con valentía incuestionable.
¿Qué haré yo que tengo sangre española en mis venas? ¿Qué harán ustedes europeos blancos? Estamos a las puertas del Ragnarök, la hispanidad, como parte indivisible de Europa, tendrá que pelear. Nos quieren extinguir y personalmente no deseo que la siguiente generación recuerde a España como al mito de la Atlántida, deseo que la vivan. España y Europa deben sobrevivir, esta vez es nuestro turno de que así sea.
Desde San Bonifacio de Ibagué, Colombia
Muy buen articulo que dice la verdad, fueron varios indios españoles y militares del ejército español, que seguían leales a España, mientras los señoritos criollos y masones, lacayos de Inglaterra,separaban esa tierras de la España americana, para beneficio de sus amos yanquis e ingleses, para que la masonería viniera luego a robar las tierras comunales de los indios, desde México, hasta el sur,causando la pobreza de los indios.La masonería liberal y capitalista, acabó con muchas lenguas indígenas y explotó a las poblaciones de Hispanoamérica.Ellos los empobrecieron y luego su hermano de la masonería, el marxismo, apareció en el siglo XX,… Leer más »
Un artículo brillante y condocumentación excelente. Solo me gustaría agregar un dato sobre el cuidado e interés que tuvo la “retrograda y represora” España (en palabras de progres y rojos) en la conservación y estudio de las lenguas indigenas. La imprenta en México edito en el siglo XVI los siguientes títulos sobre lenguas indigenas. Thesoro Espiritual en lengua de Michoacán 1558 Gilberti Cartilla en lengua tarasca Cepeda Arte de los idiomas Chiapaneco ZoqueTzendal y Chinanteco Molina Vocabulario Mexicano 1571 Tesoro Espiritual de pobres en lengua de Michoacán Vargas Doctrina Otomí 1576 Confesonario Mexicano 1578 Cartilla en lengua chuchona Arte en… Leer más »
Artículo magnífica, gracias por la gran alegría que me dio leí allí mismo.
Viva España fuerte y una.Arriba España y Portugal Arriba.
Genocidio es esto: https://somatemps.me/2016/05/15/bolivar-y-el-decreto-de-guerra-a-muerte-se-ascendia-a-capitan-a-quien-cortara-50-cabezas-de-espanoles/ Un auténtico asesino, criminal, traidor y masón.
Cada vez que leo estos artículos desde Colombia, se me ponen los pelos como escarpias.
Por favor, no deje de escribirlos. Ojalá llegara a más gente.
Abrazos.
Gracias sr.Calderón por sus cartas. Son hermosas,instructivas. Da gusto leerlas,y también orgullo. Gracias de nuevo.
El general Quintanilla, resistió seis años después de la independencia de Chile, esperando refuerzos que nunca llegaron, en las Islas Chiloé, venciendo a todos con solo 26 soldados españoles, el resto de sus tropas eran mapuches, al final le ofrecieron la jefatura del ejercito chileno, Quintanilla declino la oferta, pero luego a sus tropas mapuches las masacraron los chilenos.
Artículo espectacular y emocionante. Cuánta gente, gobiernos incluidos, deberían aprender de él. Un abrazo desde España.
Gran articulo, si señor. Siento una enorme rabia al ver como en el propio sistema educativo español se manipula la historia para que nos odiemos a nosotros mismos…
…Y las miles de toneladas de oro y plata que se guardaban en las cajas fuertes de las principales ciudades hispanoamericanas navegaron furtivamente para pagar a la masona Inglaterra y terminaron en el subsuelo de Londres. Casualmente comenzó entonces el desarrollo de esa isla de piratas.
Increíble artículo. Me ha emocionado. Muchas gracias al que lo ha escrito y a AD por publicarlo.
Ustedes son mas bien los usurpadores de Religión, Corona y Suelo Patrio…
¿Qué se ha obtenido de vosotros durante…vuestro poder? La tiranía, el desconsuelo y la ruina en un Reino que fue tan generoso.
¿Qué habitante, sea rico o pobre, no se queja hoy? ¿En qué recae la responsabilidad de los crímenes? Nosotros no cargamos semejante tiranía». Antonio Huachaca
Precioso artículo. Me he emocionado al leerlo. Pido permiso para, haciendo referencia a él, citar algunas de sus maravillosas frases en mi blog: laamericaespanyola.wordpress.com
Un muy cordial saludo
Javier
Tampoco se menciona nunca que la cuarta parte del ejército de Bolívar, y además su punta de lanza era la Legión Británica; ni que hacía la guerra financiado, armado y avituallado por Inglaterra; ni que estaba protegido por mar desde el mar por la armada inglesa. Tampoco se suele mencionar cómo el general San Martín, también un traidor alistado en la masonería inglesa como Bolívar, movió traidoramente sus tropas para dejar paso a las tropas inglesas.
no consigo encontrar en ningún otro sitio artículos tan extraordinarios y profundos como los que se escriben en este medio digital, gracias.
Maravilloso artículo. Me ha emocionado leerlo. Citándolo, pido permiso para hacer referencia a él y copiar algunas de sus frases extraordinarias en mi blog: laamericaespanyola.wordpress.com
Un muy cordial saludo. Javier
Creo que su nombre era Matias Agualongo y había estudiado bellas artes, pintura.
Ya chocheo, es verdad era agustin agualongo, no matias
Es Agustin Agualongo Cisneros es Pastuso ¡ viva PASTO, viva España
Bonito, muy bonito.
España les dió a los nativos americanos lo mejor que tenía: la ciudadanía española con plena igualdad de derechos. Las Leyes de Indias retratan a la verdadera Isabel la Católica. Luego llegaría el sionismo masónico a falsificar nuestra historia con bulos que papagallea la izquierda y, recientemente, a paralizar la beatificación de Isabel la Católica.
La verdad quedó en el pasado. El pasado no existe solo sirve para estudio, reflexión y mejorar las actitudes y comportamientos del futuro (presente). De nada sirve pedir disculpas y darlas. Lo que apremia hoy, en este día, en esta hora, minuto y segundo es proteger la historia que estamos escribiendo. En el futuro los críticos y estudiosos del siglo XXI estarán sorprendidos con la estupidez y locura practicada por el ser humano de la época a pesar del avance en ciencia y tecnología, en literatura y artes en general. Cómo de manera legal destruimos la sociedad, dimos la espalda… Leer más »