Frontera del Tarajal que separa Ceuta de Marruecos. Centenares de marroquíes intentando pasar a territorio español.

Desde Marruecos se sigue con inusitado interés el proceso electoral que se está viviendo en España. Es mucho lo que se juega España, pero no parece ser menos lo que parece haber en juego para el vecino del sur, a tenor de la atención que están dispensando a la campaña electoral los medios informativos, que interpretan lo que puede suceder a partir del día 26 casi en clave local.

“Los resultados electorales en España pueden apuntalar los intereses marroquíes en asuntos tan importantes como su reivindicación de Ceuta y Melilla, el conflicto fronterizo o las nuevas políticas de extranjería que se pongan en marcha”, señalan fuentes del Partido Marroquí Liberal (PML), presidido por el abogado y exministro Mohamed Ziane, de madre española y colaborador del espacio “La ratonera”.

Desde esta formación política no hay dudas al considerar que un Gobierno español con representación “podemita” serviría para redefinir el marco legal de los inmigrantes marroquíes en España, muchos de ellos sin papeles, lo que posibilitaría la entrada a territorio español de miles de ciudadanos procedentes de aquel país.

De hecho, algunas de las organizaciones africanas que operan en el campo del tráfico de inmigrantes a Europa ven con optimismo la presencia de los podemitas en un futuro Gobierno español. Creen que los actuales controles fronterizos se reducirían, que los cuerpos y fuerzas de seguridad recibirían órdenes de moderar la vigilancia e incluso no descartan la supresión de las polémicas vallas en Ceuta y Melilla, como se propone desde el partido que lidera Pablo Iglesias.

Esta laxitud fronteriza traería también consigo un fortalecimiento de los intereses de las mafias que controlan el paso de droga a territorio español procedente del vecino reino. Marruecos es el principal exportador mundial de cannabis, con 38.000 toneladas cada año. La exportación de este psicotrópico representa un 13% del PIB marroquí. La mayoría de la droga se cultiva en las montañas del Rif y más concretamente en la villa de Issaguen, conocida tradicionalmente como Ketama. 89.900 familias viven del cultivo del kif en esas tierras. Sus ingresos son inferiores a los 2.000 euros anuales. No son ellas por tanto las que disfrutan del beneficio económico de la exportación de esta droga, que produce 114 mil millones de dirhmas al año en Marruecos.

Miles de marroquíes bloquean la frontera que separa Melilla de Marruecos.

Una fuente del PML resume la situación de una forma bastante gráfica: Un Gobierno de España con Podemos sería para Marruecos como ganar un “premio gordo de la lotería”.

Pero no sólo en el campo económico cifra Marruecos sus expectativas de cara al horizonte política que puede abrirse en España. Nuestras fuentes inciden en este sentido en que la llegada de la izquierda radical supondría también un desistimiento de las políticas defensivas y un debilitamiento moral de la sociedad española. No hay que olvidar que el rey alauita Mohamed VI es también Comendador de los Creyentes; es decir, el jefe espiritual de la mayoría de los musulmanes que residen en España. Muchas de las mezquitas levantadas en los últimos años, sobre todo en Cataluña, son una punta de lanza de los intereses marroquíes, al tener, al frente de ellas, a imanes nacidos y formados en aquel país.

Se destaca asimismo que si Podemos tiene capacidad decisoria en el próximo Ejecutivo, se abriría aún más la brecha entre la izquierda y los católicos, y en ese caladero revuelto lanzaría Marruecos sus redes de cara al fortalecimiento y gradual crecimiento de la influencia musulmana en España. “En España se nos pueden abrir mejores perspectivas que en ningún otro país europeo”, declaró recientemente un miembro del Partido de la Justicia y el Desarrollo, un partido político marroquí de ideología islamista.

Para añadir más incertidumbre, algunos dirigentes marroquíes hablan ya sin recato de las posibilidades que les brindarían los dirigentes de Podemos con su política prevista de “puertas abiertas”, gracias también a la presión que ejercerían las entidades defensoras de la multiculturalidad del Estado español. En ese horizonte de “exacerbada” multiculturalidad calculan la entrada en España, antes de 2020, de más de dos millones de marroquíes.