Letrados e iletrados de la Administración de Justicia
He sido secretario judicial sustituto, es decir, sin oposición, por enchufe (en mi caso por concurso de méritos), y tengo un gran respeto al gremio.
La verdad es que nunca había vivido tan bien, ni había firmado tantas decenas de veces al día, en ocasiones hasta centenares (con lo que a mí me gusta firmar, más que a un tonto un lápiz). Y, por supuesto, sin enterarme de nada de lo que firmaba, confiando siempre en el buen hacer de los funcionarios, que, dicho sea de paso, nunca defraudaron la confianza depositada en ellos.
Pero han cambiado las cosas, tienen más competencias, y por lo tanto hay que trabajar (algunos incluso tienen que empezar a trabajar), y ahora son letrados de la administración de justicia, aunque mucho me temo que el cuerpo debería componerse de dos escalas: los letrados y los iletrados. ¡Y no sé cuál de las dos sería más numerosa!
Recientemente un procurador de los tribunales presentó las cuentas del Gran Capitán en un pleito civil, y la apelación correspondiente.
Como quiera que sus derechos y suplidos están fijados por un Arancel, aprobado por Real Decreto, creo recordar que de 2003, resultaba evidente que cualquier parecido con la realidad –es decir, el Arancel-, era mera coincidencia.
Así se lo hice saber a las dos letradas, en los respectivos recursos, y, por supuesto, no hicieron ni caso, limitándose a confirmar el desafuero.
Excuso decirles que acudí en queja al Ministerio de Justicia, del que dependen estos funcionarios (Diligencias Informativas 141 y 151 de 2016), y el Secretario General de la Administración de Justicia, que tiene rango de Subsecretario, ha dictado sendas resoluciones, prácticamente idénticas, y que incluso me han sido notificadas en la misma fecha, desestimando totalmente mis quejas, y negándose expresamente (faltaría más, que hasta ahí podríamos llegar, que todavía hay clases) a incoar expediente disciplinario alguno.
La “argumentación” de este señor, don Antonio Dorado Picón, que es también secretario judicial (ahora letrado) es típicamente corporatista, y se basa en un informe previo de “la Secretaria de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Aragón”, es decir, otra secretaria, también elevada a letrada… Vamos que todo se queda en casa, ya que esto parece una merienda de letrados.
En ningún momento se entra a discutir si tengo razón o no, pues es obvio que la tengo, sino que se sale por la tangente, en la línea de la mejor tradición jurídica española:
“…sin que la intervención del Letrado de la Administración de Justicia pueda ser enteramente revisable en vía disciplinaria en cuanto cualquier interesado considere que la actuación del Letrado…de referencia silencia una pretensión debidamente formalizada, o confiere a la misma una respuesta contraria al interés de quien la plantea”.
Ítem más: “En el presente caso aunque contra el Decreto resolviendo la impugnación de honorarios no cabe recurso hay que tener presente que dicho Decreto no prejuzga, ni siquiera parcialmente, la sentencia que pudiere recaer en un juicio ordinario ulterior, es decir, que no tiene carácter definitivo”.
En otras palabras: váyase usted al juzgado, ponga un nuevo pleito, y entonces un juez decidirá sobre el fondo del asunto… ¡Que no hemos aprobado una oposición para tener que trabajar como negros!
Como en los juzgados por lo visto no tienen nada que hacer, como los letrados no han hecho bien su trabajo, pues no pasa nada. Ponga usted un nuevo pleito, y gastemos tiempo y recursos públicos en resolver una cuestión que el letrado correspondiente tendría que haber solucionado, si hubiera hecho correctamente su trabajo…
Gracias, señor Secretario General de la Administración de Justicia. Yo, de mayor, quiero ser como usted.
*Abogado y escritor. Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
Este artículo evidencia lo que todos los profesionales del Derecho sabemos: que ha sido un fiasco dar más competencias a los secretarios judiciales, pues acostumbrados a no hacer nada, LO POCO QUE HACEN, ENCIMA LO HACEN MAL.
Y el Ministerio de Justicia ES INCAPAZ DE DISCIPLINARLES Y HACERLES QUE SE GANEN EL SUELDO…
Entre lo sindicatos, que generalmente solo defienden a los funcionarios más vagos, y los secretarios, que no se preocupan de hacer trabajar a sus subordinados, lo cierto es que LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA CADA DÍA FUNCIONA PEOR.
Hay muchos más iletrados que letrados, pues a fuerza de no hacer nada, ni resolver problema alguno, por mucho que hayan estudiado, los conocimientos al final se acaban olvidando.
YO TAMBIÉN CREO QUE SE PODRÍA PRESCINDIR DE ELLOS SIN PROBLEMA ALGUNO, y que cada funcionario judicial SE RESPONSABILICE DE LO QUE HACE.
(Que en realidad es lo mismo que ahora, pues los secretarios teóricamente controlan todo…, pero en la práctica PASAN DE TODO, salvo ALGUNA HONROSA EXCEPCIÓN, POR SUPUESTO).
Los secretarios judiciales, ahora letrados, son el cuerpo más desaprovechado de las administraciones públicas, pues en la práctica no “justifican” su sueldo de ninguna forma.
Deberían ser suprimidos, y transformados en jueces o fiscales, pues al fin y al cabo, tienen una preparación muy similar, aunque “oxidada” en el caso de los que llevan muchos años tocándose los…
Estos funcionarios judiciales hoy por hoy, son absolutamente prescindibles, ya que los juicios se graban, con lo cual no se necesita su “fe pública judicial”, y en la práctica no hacen nada o casi nada, y lo sabemos todos los que ejercemos la abogacía, la procuraduría, etc.
Los secretarios judiciales SON BASTANTE PRESCINDIBLES, pues en la práctica no hacen nada, o casi nada.
1. Actualmente los juicios se graban, por lo que no dan fe de nada.
2. Como “jefes de personal” realmente son irrelevantes, pues quien manda en los juzgados son las comunidades autónomas, respecto a todo el personal, a excepción de los fiscales y secretarios, que dependen del Ministerio de Justicia, o los jueces del CGPJ.
3. Suponen un gasto y un coste muy elevado, a cambio de nada…