Dice la cartilla del guardia civil, de puño y letra de su fundador, el Duque de Ahumada: “El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás”.

El honor de los guardias civiles, que en cumplimiento de su deber como policía judicial, y siguiendo órdenes concretas y precisas del Magistrado Juez titular de un Juzgado de Instrucción de Barcelona, registraron la consejería de economía de la Generalidad catalana, permanece incólume, si bien es cierto que su dignidad personal y profesional ha sido pisoteada y vilipendiada, destrozados tres vehículos del Cuerpo (es decir, propiedad de todos los españoles), robadas varias armas ofensivas y defensivas (que no entiendo cómo pudo suceder, dicho sea de paso), etc.

Supongo que los guardias civiles no repelieron esas agresiones, tanto ante la inferioridad numérica, como obedeciendo órdenes de sus superiores, en conexión directa con ese gran inútil que es el ministro del interior, un zampabollos al que el cargo le viene grande, muy grande.

Al parecer el gobierno pretende evitar imágenes de enfrentamiento entre los agentes de la autoridad, en el ejercicio legítimo de sus funciones, y actuando como policía judicial, con un grupo de individuos cuya principal función es la agitación social, por no decir la única, y seguramente sin oficio ni beneficio, como no sea lucrarse con las subvenciones a fondo perdido –y tan perdido- de la Generalidad catalana, generosamente pagadas con el dinero de todos los españoles, pues la Generalidad hace ya años que está en quiebra.

Como español me produce vergüenza ajena ver lo que allí sucedió, o al menos lo que nos ha servido las televisiones, públicas y privadas.

Que una secretaria judicial, ahora letrada de la administración de justicia, tenga que salir por el tejado, supongo que acompañada y ayudada por algún guardia civil, viene a evidenciar la situación del ¿estado de derecho? en Cataluña.

Y que el Mayor Trapero, más bien el Menor Tripero, tuviera que ser reprendido telefónicamente por el Magistrado, para que cumpliera con su deber, entiendo sería merecedor de su cese inmediato, e investigación judicial, por uno o varios presuntos delitos.

El artículo 18 de la cartilla del guardia civil dice que: “Sus primeras armas deben ser la persuasión y la fuerza moral, recurriendo solo á las que lleve consigo, cuando se vea ofendido por otras, ó sus palabras no hayan bastado. En este caso dejará siempre bien puesto el honor de ls que la Reina le ha entregado”. (Real Orden de 20 de diciembre de 1845, con la ortografía de la época).

¿Por qué no hizo uso de sus armas la guardia civil, aunque fuera disparando al aire, como advertencia?

¿Cómo es posible que se dejaran robar las armas, y la munición correspondiente?

Es algo que no me cabe en la cabeza, la verdad, y solo lo entiendo desde la obediencia debida, y el carácter militar del Cuerpo.

Mientras tanto “el gallego” sigue sin decidirse a aplicar la Ley 36/2015, de Seguridad Nacional, cuyo art. 24, 1, permite la “declaración de la situación de interés para la Seguridad Nacional… (que) se declarará por el Presidente del Gobierno. La declaración incluirá, al menos:

d). El nombramiento, en su caso, de una autoridad funcional, y la determinación de sus competencias para dirigir y coordinar las actuaciones que procedan”.

¿A qué espera el “Rajao” de la Moncloa para poner a un Teniente General o General de División de la Guardia Civil, con un Estado Mayor del Cuerpo, al frente de los Mozos de escuadra, para que empiecen a ganarse el sueldo que tan alegremente cobran?

Dicen que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Es verdad que los españoles somos mediocres, pasotas, egoístas, que vamos a lo nuestro, y pasamos del interés general (pues bastante tenemos con poder llegar a fin de mes), pero creo, honradamente, que no nos merecemos este gobierno de inútiles, cobardes o traidores… O las tres cosas.

*Abogado escritor. Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.