Mojamé Sesto y el baile del Fassi-Fihri
La nueva ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación (¿?), Trinidad Jiménez, se reúne con su homólogo agareno, Fassi Fihri. No, no se trata de ningún baile exótico, es el nombre de este sujeto. Al margen de la musicalidad del nombre del sarraceno Fassi Fihri, algunos nos preguntamos si, además de con Marruecos, mantiene España relaciones diplomáticas con algún otro país del mundo mundial. Parece ser que no. Y yo me pregunto si no sería más rentable para España el no tener esas “magníficas relaciones” con Marruecos. Lo digo porque cada vez que algún manirroto de aquí se reúne con algún esbirro de allí, la patochada acaba costándonos la pasta gansa a los contribuyentes españoles.
Ahora se trata de evaluar, por enésima vez en lo que va de año, las bucólicas relaciones entre los dos países después de las ‘intifadas’ de los últimos meses en la ‘franja’ de Melilla, y de buscar ‘soluciones’ a los problemas que crea el propio sultán agareno. Lo que en prosa viene a ser soltar más cuartos al régimen alauita para que nos siga haciendo la puñeta.
Algunos pensábamos que el viaje del correveidile Rubalcaba a Marruecos había servido para solucionar la mascarada de la ‘intifada’ en Melilla. Parece ser que no. Para adornar el asunto, Jiménez y Fassi Fihri (cada vez me gusta más el nombre) mantendrán este primer encuentro a solas en el Palacio de Viana. La ministra tenía previsto viajar en los próximos días a Rabat, pero parece ser que sus padres no la dejan viajar sola todavía. Y menos bajarse al moro.
Pero lo que se escamotea a la opinión pública con todo esto, es que a los musulmanes les sienta como una patada en los ‘güelfos y gibelinos’ tener que tratar de igual a igual con una mujer. Y mucho más tener que hacerlo en su jaima. De ahí que Rabat, que todavía no ha enviado a su nuevo emisario a Madrid después de varios meses con la plaza vacante, haya propuesto celebrar el “humillante” encuentro con la mujer ministra en España. Asimismo, la señora Jiménez tiene previsto viajar a Nueva York en breve. Pero no lo hará para entrevistarse con miembros del Ejecutivo norteamericano, lo cual sería de desear, sino para reunirse allí con sicarios agarenos para tratar el asunto del Sáhara Occidental, otra vez. De ahí no salimos. El tedioso culebrón promete convertirse en un cuento interminable.
Jiménez ya había expresado su deseo de que Rabat fuera su primer destino como titular de Interiores y Exteriores, como viene siendo la absurda tradición. Un “honor” inmerecido con el que alimentamos el ego del protervo reyezuelo agareno. Un dictador repugnante cuyo único mérito ha sido el de saber contemporizar con Washington y ganarse su casquivano amor. Luego vienen los yanquis a calentarnos los sesos con guerras en Afganistán, en Iraq y en la Patagonia, cuando nuestro problema lo tenemos al otro lado del Estrecho, y no en los confines de Asia. ¡Ay, Mojamé! No me quieras tanto.
Inoportunamente preguntada sobre el caso de los activistas españoles a los que se impidió desembarcar el pasado fin de semana en El Aaiún, la ministra “para todo” ha señalado que su departamento ha trabajado “desde el punto de vista consular”, lo que traducido al lenguaje de las mariposas viene a ser “no hemos hecho nada y tampoco pensamos hacerlo”.
Este encuentro ‘déjà vu’ de Jiménez con el Fassi Fihri ‘pollas’ se produce después del mantenido el pasado septiembre en Nueva York por el presidente Zapatero, con el emir Mojamé “carita de pan”, con el que se quiso dar por zanjada la crisis orquestada por él mismo en torno a Melilla de este verano, al tiempo que Marruecos fiscalizaba nuestras relaciones bilaterales con Estados Unidos. Así, mientras algunos ingenuos esperábamos un encuentro entre Zapatero y algún miembro relevante de la administración Obama, aunque fuese con la recepcionista de la Casa Blanca, nos tuvimos que conformar con otra escenificación de un besamanos con el chancho y rechoncho Mojamé de rostro abotargado. Del mismo modo que la única ‘cumbre’ que logramos convocar durante nuestra ignominiosa y olvidable presidencia de la UE, fue también con el muy europeo y progresista Marruecos.
En fin, un hediondo e interminable sainete, tan grotesco como bochornoso. Además, desde que se produjo esa espantapajarada que nos llenó de vergüenza ajena, aunque Rabat ha aceptado el plácet del nuevo embajador español en Marruecos, Mojamé Sesto (como el cantante) sigue sin confirmar la designación del ‘tránsfuga’ Ahmed Ould Suilem, un antiguo miembro del Frente Polisario de Galilea, como nuevo embajador en Madrid. Hay que recordar a los bobalicones pro saharauis que el Polisario de Galilea combatió a España durante varios años, y que su principal valedor era Marruecos, que también apoyaba al Frente Polisario de Judea. Una buena política con este contencioso propio de ‘La vida de Brian’ y que ya hiede. Lo mejor sería dejar que lo resolviese la ONU, y desentendernos definitivamente de tan estridente monserga.
Por otra parte, el facineroso Fassi Fihri ‘pollas’ ha criticado reiteradamente a la prensa española acusándola de falta de objetividad en la cobertura de la muerte del menor saharaui asesinado por militares marroquíes, y de hacerlo para perjudicar la imagen del régimen alauita. ¡Qué grandísimo favor nos haría Mojamé Sesto dedicándose a la música ligera (como hizo Camilo) y si no fuese tan “amigo” de España! Cuántas empresas españolas estarían todavía en Andalucía o en Cataluña dando trabajo a los españoles, en lugar de estar allí enriqueciendo a un sátrapa corrupto y a cuatro ganapanes de aquí sin escrúpulos, que se están poniendo las botas allí, gracias a que la ciudadanía de este país sigue sesteando.
A tenor de lo visto, me pregunto si Belén Esteban no podría desempeñar mejor que Trinidad Jiménez las funciones de ‘menistra’ de Interiores y Exteriores, en el sentido decorativo del término. Reúne todos los requisitos: no habla idiomas, no es diplomática de carrera, es mujer (lo cual resulta muy útil para viajar por el mundo islámico) y… bueno, al menos podríamos tener la certeza de que es capaz de soltarle cuatro gritos al Fassi ‘pollas’ ése, y hasta un soplamocos si es menester.