¿Casualidad o maldad?
Resulta extraño, por lo menos para mí, el comportamiento de nuestro Presidente del Gobierno respecto a la visita del Papa a España. Siendo sincero, la verdad es que cada día que pasa sorprenden menos sus respuestas extravagantes, por llamarlo de algún modo. Ser Presidente se supone que se es de todos los españoles independientemente del credo religioso que cada uno profese. Y resulta que la gran mayoría de los españoles somos católicos a pesar de pertenecer a un Estado laico que da cabida y respeta las distintas creencias.
Guste o no, las raíces cristianas forman parte de nuestra civilización, de nuestros principios de vida. Puede ocurrir, y así ocurre que encontramos pasajes, que los hay, de la historia de la Iglesia que rechacemos. Sin duda. En numerosas ocasiones Juan Pablo II rogó el perdón por hechos históricos que pueden desconcertar al más creyente. Benedicto XVI lo está haciendo frente a actitudes de algunos sacerdotes, una minoría, por abusos sexuales deplorables.
Pero la esencia, el mensaje de Jesucristo basado en el amor, la paz y el perdón, no siempre bien expresado y transmitido, unido a los miles y miles de personas que de una forma generosa y humilde ayudan en cualquier rincón del mundo a los más necesitados, muchos de ellos arriesgando sus propias vidas, causan la admiración y el reconocimiento generalizado.
Por ello indigna que ante la visita del Santo Padre, el Presidente de todos coja el avión y se marche a Afganistán (visita necesaria pero compatible con ser el anfitrión de otra visita histórica) cuando aquí ha recibido a presidentes de países que en algún caso habría que ponerlos en una cuarentena democrática. No entiendo muy bien ese gesto, la verdad. No sé si es algo medido expresando de una forma menos clara su rechazo, o es una torpeza más a su amplio ya, y parece que ilimitado curriculum de despropósitos. Lo que está claro, es que lo considero una falta de respeto a millones de españoles.
Otra protesta que no entiendo muy bien es que los colectivos de gays y lesbianas quieran manifestar su repulsa al Papa. Uno que respeta las relaciones que cada uno libremente escoja, no puedo entender que colectivos que rechazan a la Iglesia pretendan apropiarse de un santo Sacramento que pertenece a la propia Iglesia como es el Matrimonio. Un contrasentido. Por un lado fuera el Papa, pero por otro lado dejen que mi relación termine en Matrimonio. Llámenlo unión, relación o como estimen, ¿pero Matrimonio cuando además estoy abiertamente en contra?
En fin, cada día entiendo menos cosas, actitudes o comportamientos que cuestionan las reglas básicas de la vida. Nuestro Presidente fuera, el Papa dentro. El mundo al revés.
PD. La diplomacia marroquí. Otra cuestión que nunca he terminado de entender es que cada vez que hay un cambio de ministro español de Asuntos Exteriores o de Presidencia, lo primero que hace es salir disparado para Rabat a presentarse. Nunca veo salir disparado al ministro marroquí de turno salir pitando a presentarse a Madrid. Cuestión de cortesía diplomática supongo, pero que casi nunca es recíproca. Debe ser que la diplomacia marroquí sea algo perezosa a la hora de moverse. La ingenuidad de uno.
*Ex entrenador del Real Madrid y de la selección española de baloncesto.