Vera aviva la polémica de la guerra sucia contra ETA al señalar a González
Primero fue Felipe González y ahora Rafael Vera. La guerra sucia a ETA y los GAL se empeña en resurgir dos décadas después por boca de los protagonistas de aquellos años. El ex secretario de Estado para Seguridad, tras un prolongado silencio, insinuó ayer en una entrevista en la Cope que el ex presidente del Gobierno estaba al tanto de aquellas maniobras turbias para combatir a la banda armada. Vera, lejos de un desmentido tajante a la pregunta de si González autorizó acciones de «terrorismo de Estado», aseguró que «el presidente estaba en estas cuestiones, relacionadas con la gobernabilidad del país».
El que fuera hombre de confianza de Felipe González en Interior, a la vista del revuelo que provocaron sus palabras, matizó horas después sus propias declaraciones: «Me refería exclusivamente a que el presidente estaba en las cuestiones del Gobierno y punto».
Al margen de matizaciones, Rafael Vera confirmó que, tal y como ha revelado el ex presidente, efectivamente el Gobierno socialista supo de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia antes de 1992 y explicó que esos datos no llegaron a través de los servicios del Ministerio del Interior. Pero Vera, quien no desveló la fuente exacta de aquel ‘chivatazo’, no quiso ir más allá.
El hombre que controlaba la seguridad del Estado dijo desconocer lo que ocurrió a partir de ahí y si, como afirma González en la entrevista a ‘El País’, se le ofreció la posibilidad al jefe de Gobierno de ordenar «volar» a todos los cabecillas terroristas juntos y de un solo golpe, pero que el ex presidente rechazó esa opción. Sea como fuere, según Vera, el ex presidente «tomó la decisión correcta».
Responsables de la lucha antiterrorista en aquella época sí que revelaron ayer más detalles sobre aquel plan que nunca se autorizó. Fueron agentes del antiguo CESID (hoy CNI) los que a mediados del año 1990 informaron a los responsables del Ministerio del Interior de que en una casa del sur francés se iba a reunir, quizás por primera vez, la nueva cúpula de ETA que había tomado las riendas de la organización tras la caída en enero de 1989 de José Antonio Urrutikoetxea, ‘Josu Ternera’.
Según la información de los espías de Defensa, en esa vivienda debían de citarse, entre otros, José Luis Álvarez Santacristina, ‘Txelis’; Francisco Múgica Garmendia, ‘Pakito’, y José María Arregui Erostarbe, ‘Fiti’. Los tres etarras, conocidos como el ‘colectivo Artapalo’, fueron capturados en marzo de 1992, casi dos años después de la operación frustrada a la que se refiere González, en la localidad gala de Bidart. La propuesta del asesinato colectivo, por su trascendencia, terminó encima de la mesa del ex presidente, quien rechazó el plan, que consistía en hacer saltar por los aires sin demasiadas contemplaciones el chalet en el que iban a encontrarse los tres cabecillas con una potente bomba.
Tras descartarse esa opción (la guerra sucia contra ETA había terminado cinco años antes), agentes de los servicios de Información españoles se desplazaron a Francia para hacer un seguimiento de la reunión. Frutos de aquellos seguimientos y controles se produjeron una decena de detenciones en España en los años posteriores, según estos ex altos cargos del Ejecutivo.
Rafael Vera dijo en la entrevista radiofónica que «hoy más que nunca» le gustaría «aclarar muchas cosas» de aquellos años en los que dirigió la lucha contra ETA, pero recordó que la «actividad terrorista sigue estando ahí y no quiere dar cancha ni razones a los terroristas para justificarse». «Pasaron muchas cosas», apuntó, antes de recordar que cuando el PSOE llegó al poder en 1982 «ya había habido muchos episodios» de guerra sucia, con 46 asesinatos, y que en 1987 fue el Ejecutivo socialista el que «terminó definitivamente con esos episodios tan oscuros».
Desde Colombia
El propio Felipe González, lejos de matizar sus palabras en la controvertida entrevista, reiteró ayer sus declaraciones. Desde la localidad colombiana de Cartagena de Indias, insistió en que todavía persiste en él la duda de si hizo lo correcto al no dar luz verde a la operación para asesinar a los cabecillas de ETA.
Reiteró que el «conflicto moral» sobre si debió o no ordenar la muerte de los terrorista para evitar asesinatos de inocentes le dura «hasta hoy». «Lo que dije es que nunca salí de la duda de si era lo correcto o no», afirmó refiriéndose a la entrevista que concedió al escritor y periodista Juan José Millas. «El hecho fue que ocurrió como digo que ocurrió y lo demás que pueda explicar es literatura de quedar más o menos bien», abundó el ex presidente del Gobierno socialista.