La “guerra de divisas” se instala como principal tema del G-20, sin señales previas de un acuerdo
Desde que el pasado 27 de septiembre el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, denominó como “guerra cambiaria” a la serie de intervenciones que han realizado los países para debilitar el valor de sus monedas -y, así, hacerse más competitivos-, la discusión se instaló como un debate obligado en los círculos económicos mundiales. Y ahora, como tema central de la reunión del G-20.
Desde la declaración de Mantega, las recriminaciones internacionales no han cesado. Brasil acusó a Japón y China de realizar intervenciones, y prometió usar los fondos de reserva brasileños para debilitar al real, que se ha apreciado en torno a 60% frente al dólar desde 2009.
La carta de Obama
Previo a su llegada a la cumbre, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, envió una carta a los líderes del G-20, en la que llama a realizar acciones destinadas a evitar los procesos de devaluación monetaria que, desde hace semanas, se vienen dando en países que buscan fortalecer su competitividad.
Pero Estados Unidos ha recibido críticas constantes previo a la cumbre, en especial por el anuncio que hizo la Reserva Federal (Fed) de ese país, a mediados de la semana pasada, cuando reveló que compraría US$ 600 mil millones de su deuda pública, para estimular los préstamos y la economía de esa nación.
“Una fuerte recuperación que crea empleo, ingresos y consumo es la contribución más importante que puede hacer Estados Unidos a la recuperación global”, dijo Obama en su carta, apurándose en defender la postura de la Fed ante las críticas, que no se hicieron esperar.
La canciller alemana, Angela Merkel, anunció que conversaría con el Presidente Obama en la reunión, asegurando que le preocupaba “sobremanera” la compra de bonos anunciada por la Fed.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ya anunció que su objetivo en el G-20 será pelear contra la guerra cambiaria que, según él, mantienen EE.UU. y China. “Estados Unidos necesita reactivar su economía y China sabe que no puede mantener su moneda subvalorada como está”, comentó el Presidente Lula la semana pasada.
En la víspera de la reunión, sólo se adelantó que no hubo acuerdo sobre mecanismos para controlar las intervenciones de los mercados cambiarios, eje de esta discusión. El ambicioso plan para convertir al G-20 en el foro más importante del mundoGobierno sudcoreano:
SEÚL Las cumbres suelen parecer lejanas, aburridas y hasta inefectivas. Se reúnen los líderes, conversan sobre temas previamente discutidos, coinciden en qué están en desacuerdo, firman una declaración deslavada, se sacan la foto de familia y vuelven a casa.
Pero el gobierno sudcoreano, anfitrión de la cumbre de este año que se realizará hoy jueves y mañana viernes, está determinado a que esta vez sea diferente, incluso para los países que no son parte del G-20.
El ministro de RR.EE. de Corea del Sur, Kim Sung-Hwan, dijo el martes que como anfitrión de la cumbre, Seúl consultó a una serie de países, entre los que se encuentra Chile, sobre sus preocupaciones e inquietudes respecto de la economía mundial. A su gobierno, aseguró el ministro Kim, le interesa que los países que no son miembros del G-20 tengan una voz en el foro. Por esta razón es que en la agenda de la reunión de este año los anfitriones instalaron un capítulo sobre desarrollo.
Es que están convencidos de que en los próximos años la principal fuente de crecimiento económico del mundo estará en los mercados emergentes y no en los países que ya son considerados como los “ricos” del globo, indicó Park Yung Chul, ex asesor presidencial y profesor de estudios internacionales de la Universidad de Corea.
Además, apuntó el académico, en este momento hay un consenso bastante amplio de que en el G-20 es donde están los que realmente toman las decisiones en el mundo. El problema es convencer al resto de las naciones de que los Veinte tienen la capacidad para hacer frente a los temores económicos mundiales. La forma de participar de esa credibilidad se puede lograr tendiendo una mano a más países fuera del G-20 con iniciativas como el debate sobre desarrollo, o la propuesta coreana de crear un fondo mundial al que los países puedan acudir por ayuda cuando tengan problemas de liquidez.
“El G-7, el G-8 están quedando exclusivamente para temas de seguridad”, y son vistos cada vez más como un club cerrado, una especie de “club de campo”, en que las potencias más antiguas se reúnen para discutir en algunos temas.
Pero Park está convencido de que en un plazo no muy lejano el G-20 terminará por reemplazar a sus antecesores del G-7, y que definitivamente puede tomar decisiones más eficientes que Naciones Unidas. ¿Será el foro económico más importante que la ONU? “Eso espero -dice optimista-, pero no creo que suceda así”.
Aún existe el riesgo de que la agenda quede opacada por la contingencia. Aunque en el “papel de los preacuerdos” la reunión de ministros de RR.EE. hace unos días llegó a un consenso de dejar fuera la pelea por la tasa de cambio del yuan (apodada como “la guerra de las monedas”), el riesgo es que la agenda que impulsa el gobierno coreano -y que incluye la creación de un fondo- quede en segundo plano. La política se entremete demasiado en estas cumbres, asegura el profesor Park.
La visión de las autoridades ante el nuevo conflicto
El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega , defendió la idea de reformar el sistema financiero mundial, afirmando que la economía debe dejar de basarse sólo en el dólar. “Tal como ocurrió en el paso del oro al dólar, defiendo la instauración de una canasta de divisas para la creación de las reservas de los países”, afirmó, agregando que “debería haber un avance de otras monedas para que podamos realizar las transacciones internacionales sin ser rehenes del dólar”.
Siguiendo esa línea, el Primer Ministro de India, Manmohan Singh, llamó a no ser complacientes en cuanto a las reformas financieras. “La recuperación de la economía mundial es un reto mayor”, dijo.
La canciller alemana Angela Merkel , en tanto, advirtió a Estados Unidos de los riesgos que implicaría el plan de compra de bonos soberanos por US$ 600 mil millones que ha anunciado la Fed. “Nadie puede tener interés en crear nuevas burbujas, sino que todos tienen que mirar que el crecimiento sea más sostenible y duradero”, comentó ayer, antes de partir a Seúl. Frente a la postura que ha mostrado China, Merkel se mostró convencida de que ese país sí tiene “un gran interés en enviar una fuerte señal desde la cumbre”.
Respecto de los países emergentes, en una columna de opinión prevista para la edición asiática de hoy del diario The Wall Street Journal, el secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner , junto a su par australiano, Wayne Swan, y el ministro de Finanzas de Singapur, Tharman Shanmugaratnam , coincidieron en que las monedas de las economías más avanzadas (dólar, euro y yen) están “alineadas”. Sin embargo, advirtieron que los mercados emergentes “deben permitir que los tipos de cambio reflejen el crecimiento sustancial que han alcanzado en la última década”.