El ruinoso legado de un cretino con buen talante
El Gobierno irlandés ha claudicado y aumentará el impuesto de sociedades a cambio de recibir el rescate de la Unión Europea. La tasa del 12,5%, está muy por debajo de la media europea, y Francia y Alemania “quieren” que Dublín suba sus impuestos a las empresas a cambio de la ayuda. Las extorsiones y cacicadas de estos dos países hampones, ya resultan humillantes.
La baja fiscalidad a las empresas, y el hecho de que en Irlanda se hable inglés, han propiciado que algunas grandes compañías norteamericanas tengan su sede europea allí, y, por tanto, paguen sus impuestos en Irlanda, como es el caso de Google y Facebook. Una subida del impuesto de sociedades podría hacer que estas empresas buscaran otro destino como, por ejemplo: Reino Unido. País que, casualmente, va a convertirse en acreedor directo de Irlanda, y en principal beneficiario de una subida en las tasas irlandesas sobre el impuesto de sociedades que, sin duda, llevará a muchas de las compañías asentadas en la isla Esmeralda, a trasladarse al vecino y brumoso islote conocido como ‘la pérfida Albión’. La permisividad y opacidad fiscal del Reino Unido es legendaria, y especialmente la que aplica en sus paraísos fiscales. Como Gibraltar, sin ir más lejos: lavadero internacional del dinero negro procedente del narcotráfico. Pero Reino Unido puede jugar con dos, o más barajas, y ocultar varios ases en la manga. Irlanda no. Y España tampoco.
¿Dónde está la tan cacareada libertad de mercado y la libre circulación de capitales? Cuando un país pequeño es competitivo, como en el caso de Irlanda, vienen los abusones del barrio y lo hunden en la bancarrota. A tenor de lo visto, tal vez tendríamos que dejar solos a alemanes, franceses y británicos, y plantearnos el resto de europeos otra “Unión” más justa.
Entretanto, mientras continúan los ataques de los especuladores contra España, parece que, de momento, éstos se olvidan de Portugal. ¿Por qué? Pues porque Portugal, como hiciera Italia hace pocos años, cuando querían sancionarla por el exceso del déficit público, insinuó que quizá fuese hora de plantearse abandonar el euro, el sistema monetario europeo. Sanciones que, por cierto, Francia y Alemania, que las habían impulsado, y también incumplían el objetivo de convergencia, eludieron olímpicamente. Mientras aquí no nos planteemos echarle redaños al asunto, me temo que vamos a ser los tontos del barrio durante mucho tiempo, y que los ‘pérfidos’ golfos y sus ‘primos yanquis de Zumosol’ nos robarán el dinero del almuerzo cada vez que les venga en gana.
Es cierto que existe una campaña orquestada por parte de los especuladores financieros anglosajones contra España, pero no es menos cierto que seis años y medio de patochadas acaban pasando factura. Una onerosa cuenta que nos va a tocar pagar a escote a todos los españoles, que vamos a estar ‘fregando platos’ durante décadas. Zapatero ha demostrado su incompetencia más allá de cualquier duda razonable. Debe irse. Lo único que le resta por hacer es convocar elecciones generales. España no puede permitirse el lujo de seguir agonizando durante otro interminable año y medio.
Un tío al que toman por el pito del sereno en medio mundo, y especialmente en Europa, no puede seguir liderándonos. Zapatero es el único culpable de su desprestigio internacional y del pitorreo que genera allá donde va. Pero lo más flagrante es que, al reírse de él, se ríen de nosotros: de todos los españoles. Sus ‘alianzas de civilizaciones’, sus ‘observatorios para la violencia de género’, en definitiva, todas sus grotescas propuestas, han sido rechazadas en Europa acompañadas del mayor de los desprecios. Zapatero se instaló en La Moncloa diciendo que nos iba a devolver al corazón de Europa, y nos ha llevado al pelotón de los torpes. El desprestigio de España es manifiesto y notorio. A este bufón, lo mismo le dejan plantado en una rueda de prensa en Roma, que le mandan al rincón en la Cumbre de la OTAN en Lisboa, o le dejan sin silla en la reunión del G-20 en Washington.
El gran activista gay Pedro Zerolo, que ha hecho de su condición de homosexual su ideario político y único argumento intelectual, declaró públicamente que “Zapatero le producía unos orgasmos aún más grandes que los que le proporcionaba su marido”. Pues nos parece muy bien. Nos alegramos por los tres. Pero a los que no tenemos ‘marido’, sino esposa, y no nos gusta que nos sodomicen, ni ejercer genuflexos de mamones y soplagaitas, este cretino del buen talante y demás majaderías, no nos produce ningún placer sexual. Vergüenza ajena e indignación. Esto es lo que despierta en nuestro ánimo cada vez que le vemos arrastrar el nombre de España por el lodo.
QUE DIMITA YA!!!!
Todos estos tipos tienen que terminar sentados en los banquillos de los tribunales europeos.
O EN CUALQUIER TRIBUNAL MAS CERCANO Y CASI TODOS SERAN CONDENADOS.