FIFA: ¿Federación Internacional de la Corrupción?
Cuatro días antes de que la FIFA designe a los organizadores de los Mundiales de 2018 y 2022, el rotativo suizo SonntagsZeitung afirmó que existe una lista de responsables de la entidad que habrían cobrado “millones”.
La publicación SonntagsZeitung entrevistó a un anónimo que presuntamente vio la lista de los miembros de la FIFA más corruptos. “Allí hay muchos nombres de compañías fantasmas detrás de las cuales están miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA”, dice. Según el anónimo un miembro del Comité Internacional Olímpico sobradamente conocido también figura en la lista.
Teniendo en sus manos el monopolio del deporte más popular del mundo y, sobre todo, el campeonato más importante, la Copa Mundial, no cabe dudas de que la FIFA es la organización deportiva más poderosa del planeta. Últimamente el organismo se ha visto bajo un intenso escrutinio tras el despido de dos miembros del Comité Ejecutivo acusados de ofrecer la venta de sus votos.
En poder y corrupción
El reciente escándalo con el tahitiano Reynald Temarii, presidente de la Confederación de Fútbol de Oceanía, y el nigeriano Amos Adamu, ex director general de la Comisión Nacional de Deporte de Nigeria, no es el único.
En 2002 el entonces secretario general de la FIFA, Michel Zen-Ruffinen, acusó de corrupción al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en plena campaña para su reelección. Después de que la Fiscalía de Zurich determinó que no “hubo conducta delictiva”, Zen-Ruffinen se vio obligado a renunciar como secretario general.
En 2007, Jack Warner, hijo de un miembro del Comité Ejecutivo y presidente de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol (CONCACAF), vendió miles de entradas para la Copa del Mundo en Alemania por unos precios hinchados, por lo que le obligaron a pagar a un millón de dólares a las Villas de Niños SOS.
Para los miembros de la FIFA la venta de los derechos de televisión y marketing es un verdadero paraíso. El mecanismo, que describió en sus libros el periodista británico Andrew Jenkins, es muy simple. Acudiendo a los sobornos, los funcionarios de la FIFA reciben el derecho de vender las licencias a las empresas extranjeras. Así, se crearon fundaciones secretas con cuyo dinero se compraban las votos en los congresos. Dicen que exactamente de esta manera se hizo Blatter presidente de la FIFA en 1998, y en 1975 su antecesor, el brasileño João Havelange.
Los debates cómo fue inventado este ingenioso esquema siguen hasta hoy día. Sin embargo, en 2001 la compañía suiza International Sport and Leisure (ISL) resultó víctima de este sistema. Lo paradójico es que compareció ante el tribunal por las exigencias de la FIFA, pero las investigaciones descubrieron que la compañía se había ido a la bancarrota por la codicia de los funcionarios deportivos. En 2008 se probó que en los años 90 ISL gastó en sobornos (no sólo a los funcionarios de la FIFA) ¡100 millones de dólares! Según indicaron en el tribunal los empleados de ISL, primero Havelange y después Blatter especificaron que la FIFA continuaría las licencias solo en el caso de que el ‘lado financiero’ quedara sin cambios.
Ni uno de los acusados en este caso ha sido castigado por corrupción ya que en los años 90 en Suiza los sobornos no se calificaban como un delito.
Desde el año 2005 la FIFA vende las licencias con la intermediación de la compañía suiza Infront Sports&Media, encabezada por Phillipe Blatter, un sobrino del presidente. A propósito este mismo Phillipe Blatter tiene participación en, al menos, una de las empresas MATCH que vendieron entradas para la Copa del Mundo de Sudáfrica este año y fue criticado por sus métodos de venta que provocaron que se quedaran butacas vacías en algunos partidos.
El precio del Mundial
En julio pasado la publicación austríaca Der Standard llamó a la FIFA “el vencedor del Mundial” tras ganar 3.000 millones de dólares. La mayor parte de los beneficios provenía de los contratos con compañías de fama mundial, como Adidas, Coca-Cola y Hyundai Kia. Según los pronósticos, el Mundial de 2014 podría reportarle a la FIFA aproximadamente 3,8 millones de dólares.