Japón fracasa en su intento de colocar una sonda en la órbita de Venus
El fracaso de su primera misión a Venus ha supuesto un fuerte revés para Japón, que con su tecnología puntera busca hacerse un hueco entre las potencias mundiales en investigación espacial.
La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) ha admitido que un problema técnico ha impedido que la sonda Akatsuki entrara ayer en la órbita de Venus, considerado el planeta “gemelo” de la Tierra. Un problema en el motor, que no desaceleró el tiempo suficiente, hizo que la sonda dejara atrás Venus, lo que supuso un jarro de agua fría para una ambiciosa misión en la que JAXA trabajaba desde hace once años.
Construida con una inversión de 25.200 millones de yenes (unos 230 millones de euros), la sonda Akatsuki (Aurora) había partido 200 días antes desde el centro espacial de Tanegashima, en el sur de Japón, y tenía el objetivo de arrojar luz sobre la composición de la atmósfera venusiana y el origen de sus fenómenos meteorológicos.
El “padre” de la misión, el científico Masato Nakamura, ha reconocido, visiblemente afectado, este fracaso, aunque ha asegurado que mantiene esperanzas a largo plazo porque se prevé que la sonda pase de nuevo cerca de Venus dentro de seis años y tendrá entonces una “alta probabilidad” de poder entrar en su órbita.
Esperanzas frustradas
Con Akatsuki, Japón pretendía convertirse en el primer país en realizar un mapa tridimensional de las espesas nubes sulfúricas que envuelven Venus, además de estudiar de cerca sus fenómenos meteorológicos y volcánicos. De haber tenido éxito, se habría convertido además en la primera nación asiática en alcanzar la órbita venusiana, donde solo se encuentra desde hace cuatro años la sonda Venus Express, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
La JAXA ya había tratado de colocar en dos ocasiones anteriores, en 1998 y 2003, una sonda en la órbita de Marte, la “Nozomi”, que finalmente fue abandonada en el espacio en vista de los sucesivos fracasos. La última experiencia fallida supone un nuevo batacazo para el programa espacial nipón que, basado en su tecnología puntera, está centrado principalmente en la exploración planetaria y de asteroides, a diferencia de los programas de las otras dos potencias espaciales asiáticas, China y la India.
Éstas llevan a cabo sus propias carreras espaciales con acento en las misiones tripuladas y la investigación sobre la Luna, y recientemente el Gobierno de Pekín anunció que construirá su propia estación espacial con el objetivo de ponerla en órbita en el año 2020.
Carrera espacial
También Corea del Sur, hogar de gigantes tecnológicos como Samsung, lucha por erigirse en la cuarta potencia espacial de Asia, aunque por ahora sus intentos de enviar al espacio cohetes de fabricación nacional han acabado en estrepitosos fracasos. En ese sentido, Japón, que colabora estrechamente con la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), lleva la delantera a sus vecinos en varios campos de investigación, como el de los asteroides.
En el que ha sido uno de los mayores logros de JAXA en los últimos años, la agencia consiguió este año traer de vuelta a casa a la sonda Hayabusa, que había partido siete años antes para recoger partículas del asteroide Itokawa, que orbita la Tierra. Las muestras, que están siendo examinadas por los expertos de JAXA, fueron las primeras de un asteroide recogidas en el espacio en llegar a nuestro planeta.
El programa nipón de investigación espacial comenzó a desarrollarse a pleno motor en 2003, cuando Japón decidió unir la Agencia Nacional de Desarrollo espacial y otros dos centros de investigación para dar lugar al JAXA.