2011: paso a la esperanza
Nos vamos despidiendo de 2010, y nos vamos despidiendo como mandan las tradiciones, en fiesta y en paz como la gran mayoría quiere. Un 2010 donde ha quedado demostrada la incapacidad, una vez más, de nuestro Gobierno nacional de generar en la sociedad española la más mínima credibilidad e ilusión en superar una situación tan adversa en lo económico como en lo político. Todo lo reducen a gestos que nos entretengan el tiempo necesario para que nos haga olvidar lo verdaderamente importante.
Las diferentes encuestas reflejan el hartazgo de los ciudadanos de un Gobierno sin apenas aliento que se soporta con tal de seguir agarrado al poder a costa de lo que sea. Hay que reconocer que el socialismo en esto de tocar poder ha dado auténticas lecciones. Por eso, hay tanta decepción entre sus filas, y tanta decepción en muchos que como yo, sintieron ingenuamente en su momento cierta ilusión por romper con honestidad y sin rencor ciertas estructuras pasadas. Y nos hemos encontrado con todo lo contrario. Después del vendaval Zapatero, el socialismo necesita de una catarsis interna que provoque una regeneración en sus ideas, y sobre todo en su hacer.
Un 2010 donde queda demostrado que el estilo de vida anterior, viviendo por encima de las posibilidades económicas de cada familia, han enseñado que a pesar de las invitaciones permanentes de los bancos a ello provocan desajustes que terminamos pagando todos.
Un estilo de vida que requiere reposo, calma. Mucha gente ha pensado tanto tienes, tanto vales. Y nos hemos olvidado qué tenemos dentro de nosotros. Por eso, cuando nos detenemos y nos miramos hacia dentro, sólo encontramos vacío. Y ese vacío lo vamos llenando de cuestiones materiales que nos tienen entretenidos un tiempo. Un tiempo que suele ser cada vez más corto.
La ansiedad de tener supera al ser. Y al ser lo cubre vivir en una serie de valores que por desgracia están de rebajas hoy día como la genero
sidad ante el egoísmo que lo corrompe todo, el respeto, la honestidad contra el “vale todo”, el afecto sincero, el saludo cortés, la elegancia sin caer en la estupidez frente a lo chabacano, la admiración en los demás que de verdad lo merezcan sin llegar a la envidia, y que luego para calmar nuestras conciencias la llamamos “envidia sana”, que no es otra cosa que la envidia pura pero disfrazada: ¿tan difícil es decir admirar?
El saber perdonar cuando sabemos que los errores forman parte de la vida, el sentirte feliz con lo que eres sin desear la infelicidad del otro porque no lo tienes, el pensar que tal vez en algún momento estabas equivocado y que tu orgullo o soberbia no te impide reconocerlo. Y no pasa nada por hacerlo, esa reflexión te engrandece.
Disfrutar de los buenos ratos que la vida nos proporciona sin hacer daño ni molestar a nadie, pues la vida solita se encarga periódicamente de recordarnos que aquí estamos de paso.
2011 nos pide entrada. Los analistas financieros nos avisan que será un año complicado en lo económico. Imagino que serán unos analistas diferentes a los que no han acertado ni una en estos tiempos. Sin embargo, sí necesitamos que nos digan los analistas de nuestro interior para este año que entra, que nunca un problema pudo con la esperanza.
*Ex entrenador del Real Madrid y de la selección española de baloncesto.