Arrastrada por sus débiles democracias, la civilización occidental se enfrenta a su propia negación
Christian Chesnot y Georges Malbrunot, dos periodistas franceses, están en estos momentos amenazados de muerte. Europa ha descubierto que no sirve de nada esconder la cabeza como el avestruz, y debe recordarse que la actual guerra protagonizada por el islamismo radical no fue iniciada por George Bush sino por Jomeini, y que esta amenaza terrorista no tiene fronteras. Se está produciendo en las escuelas francesas y en el mausoleo de Alí contra todos aquellos que no obedezcan, sean creyentes o no, musulmanes o infieles.
Teherán, 1979. elevado al poder entre manifestaciones en las que liberales, revolucionarios y religiosos se confundían, el ayatolá Jomeini ordenó inmediatamente que las mujeres llevaran chador. Todas las iraníes debían esconder su cuerpo bajo los velos negros. Todas, jóvenes, ancianas, creyentes y no creyentes, de la cabeza a los pies, bajo pena de prisión, flagelación, lapidación y otras naderías, muerte incluida. El guía supremo, ansioso por institucionalizar su revolución islámica, quiere dar al nuevo régimen fundamentos sólidos como una roca. Y esta roca es el estatuto de inferioridad dado a las mujeres. El velo dará carta de naturaleza eterna a su poder.
Algunas mujeres de Teheran no se dejaron engañar. Lejos de considerar el edicto sobre el velo un aspecto secundario, salieron a la calle, rompieron la unanimidad que hasta entonces rodeaba al régimen de Jomeini, y se lanzaron a la primera manifestación anti-islamista de la historia. Los hombres las abandonaron. Todos, liberales, revolucionarios, religiosos, creyentes y no creyentes. Algunos vertieron lágrimas de cocodrilo y les pidieron que entraran en razón. El destino «especial» prometido a las hijas de Irán no era más que el daño colateral de una liberación general para el resto.
La estrategia jomeinista se reveló fructífera y contagiosa. La pieza de tejido que las brigadas del orden moral imponían en Irán se convirtió en una bandera política universal, un instrumento de conquista, un uniforme que hace honorable el de los nazis, dice Khalida Messaoudi, feminista argelina. Los integristas, tanto sunitas como chiítas, se sentían ahora poseídos por el mensaje: perseguir, amputar, lapidar, degollar a las mujeres que se obstinaban en rechazar el velo. El ayatolah creó escuela en Argelia, y los intentos de cubrir con el velo a las estudiantes, cuchillo al cuello, llevará a una serie de masacres sin precedentes, donde a quienes se oponen, niños incluidos, se les corta el cuello como a los corderos de la Eid el-Adha, la fiesta del sacrificio. La suerte reservada a las mujeres prefigura el castigo de toda una sociedad.
En Afganistán, los hombres elevaron la prohibición a la exposición de cualquier pequeña parte de piel. El burka , el velo integral bajo el cual la mujer se ahoga y ve con dificultad, se propagó y se convirtió en la dictadura de los talibanes. En las escuelas europeas, en las periferias de las grandes ciudades, en el corazón de los suburbios a la deriva, pero también en los barrios residenciales, muchachas jovencísimas, por las buenas o por las malas, se convierten en instrumentos visibles de un Islam agresivo y conquistador. Los hijos, padres, sobre todo los hermanos, se envilecen dividiendo a las mujeres en «putas» (sin velo) y «sumisas» (con velo). El trato reservado a las «putas» pasa por los insultos, los puñetazos, las violaciones y los tournantes , las agresiones en grupo. En Ivry, Francia, Souad fue quemada viva.
El odio anti-occidental es evidente. La desnudez, la sensualidad, la igualdad de hombres y mujeres son regalos envenenados de los cuales Occidente, en su gran perversión, se sirve para trastornar las almas y los cuerpos. Jomeini lo vio con claridad. Despertar un antagonismo que desde hace milenios divide a la humanidad no es un atavismo oscurantista destinado, a más o menos largo plazo, a ser limpiado por la historia. Amenaza, por el contrario, con incendiar el siglo XXI a lo largo y ancho de todo el planeta.
Recordemos que la ley francesa prohíbe llevar el velo solo en las escuelas de primaria y secundaria, no en la calle. ¡No puede haber nada más totalitario que la pretensión de decidir el reglamento interno de los colegios e institutos franceses mediante la captura de rehenes en Irak! ¿Y por qué no intervenir también en el menú de los comedores escolares? ¿Y contra la promiscuidad en las piscinas? El terrorismo sin fronteras, con sus escrúpulos, con sus tabúes, es una espada de Damocles que cuelga sobre todas las democracias de Europa. ¿Hay que permitir a quienes asesinan a los periodistas, a quienes lapidan a las mujeres, a las bombas humanas, que decreten cómo se debe vivir en Roma, en Londres o en París? No fue Bush, sino los terroristas islámicos quienes comenzaron las hostilidades.
Más pronto o más tarde los europeos descubrirán la necesidad de resistir y de resistir unidos. La falta de solidaridad de las autoridades europeas que ha acompañado los asesinatos de Quattrocchi y de Baldoni es una vergüenza.
. Esta vez, nadie puede continuar repitiendo absurdamente que «es por culpa de Bush». Hasta la Francia gobernada por Chirac, el anti-Bush mundial, también estuvo sometida al chantaje infecto de los asesinos islámicos. París estuvo contra la intervención de la coalición en Irak, ¿y entonces? ¿creíais que los trenes masacrados en la estación de Atocha en Madrid fueron un favor? ¿pensábais que a Enzo Baldoni se le había pedido su opinión? No hay refugio para los periodistas, no hay refugio para las democracias, no hay refugio para los civiles, los camioneros turcos, los trabajadores kuwaitíes, keniatas, americanos, para los estudiantes iraquíes, para los noctámbulos de París o de Casablanca. Francia se creía a salvo, su gobierno fue algo reticente a la hora de enviar mensajes de apoyo y de clemencia para los italianos sometidos durante meses a los atroces ultimatums de los secuestradores.
¿Qué hacer?
En Occidente contra Occidente, Glucksmann presenta dos opciones. En primer lugar, concebir un cambio cuantitativo de la guerra y del terrorismo tradicional y no hacer nada.
En segundo lugar, y es la teoría de Glucksmann, aceptar que nos encontramos ante una nueva era de la humanidad, caracterizada, precisamente, por el hecho de que la civilización se enfrenta a su propia negación. La tesis de Glucksmann es, a la vez que atrayente, terrorífica y preocupante. Ante tal amenaza, la guerra antiterrorista es una necesidad más que una elección de las débiles democracias.
Esta debilidad no es sólo estratégica (la dificultad de las fuerzas de seguridad y de los servicios de inteligencia para detectar, actuar y detener a los terroristas en la era de la globalización), sino política: ante la amenaza, Europa se repliega sobre sí misma y sobre los tradicionales conceptos político-estratégicos y diplomáticos sin querer mirar al frente.
Las manifestaciones pacifistas de 2003 son la muestra de una Europa cobarde y temerosa que evita hacerse cargo de la amenaza que se cierne sobre la civilización occidental: “el feliz inmaculado que desfila gritando “¡No a la guerra!” camina sobre una nube. Y va derecho contra el muro”
¿Cómo piensa Europa escapar a la amenaza?
Aquí entra en juego el antiamericanismo triunfante en algunas naciones europeas; para Glucksmann, la brecha transatlántica no es sino la ingenua creencia de que Europa, separándose de Estados Unidos, evitará los ataques terroristas. El tiempo dio la razón a Glucksmann; el 11 de marzo mostró en nuestro país que el antiamericanismo no vacunaba contra Al Qaeda.
Por todo ello es necesario «Reinventar Occidente»
Occidente es responsable de los principales avances alcanzados por la humanidad, y constituye la esencia de nuestro sistema de valores. La concepción de la persona como ser libre y responsable, el valor del esfuerzo individual y del capital intelectual, la vertebración de nuestra sociedad, la fortaleza de las instituciones democráticas o el equilibrio entre libertad y seguridad, tienen origen en episodios capitales de nuestra historia como nuestras raíces grecorromanas, la herencia judeocristiana o la Ilustración. Los avances científicos y tecnológicos, , nuestro sentido de lo trascendente y hasta la arquitectura de nuestras ciudades nos remiten cada día a esos valores esenciales. Unos valores que se subordinan al valor supremo de la libertad. Y si Occidente está en el origen de todas esas cosas que nos son tan propias, ¿por qué consideramos necesario «reinventarlo»? En los últimos años, y muy especialmente desde el arranque del siglo XXI, no faltan quienes, desde dentro y fuera de Occidente, se empeñan en dinamitar las bases de ese desarrollo.
Con la caída del comunismo, Occidente sufrió un espejismo. Aparentemente, la libertad había triunfado y sus enemigos habían desaparecido bajo los escombros del Muro. Pero no era así. De manera silenciosa primero, y evidente después, se ha producido un reagrupamiento de los enemigos de la libertad que exige ser combatido de forma inteligente y novedosa. Los atentados del 11-S fueron el macabro anuncio de que ese ejército de enemigos de la sociedad abierta estaba listo y dispuesto para atacar de nuevo. A diferencia de lo que pasaba no hace mucho, los enemigos de la libertad se presentan bajo apariencias diversas. El relativismo, el multiculturalismo, el apaciguamiento, el populismo revolucionario y el integrismo radical son algunas de sus diversas expresiones.
La izquierda radical europea, encantada con la idea de «matar al padre», ha acogido con entusiasmo esas banderas y las agita sin complejos junto a los que reniegan de Occidente desde regiones tan distintas como Oriente Medio y América Latina.
Como ha denunciado de manera contundente uno de los grandes referentes intelectuales de nuestro tiempo, Benedicto XVI, el relativismo se ha convertido en la nueva expresión de la intolerancia. Por su parte, el multiculturalismo trata de minar la confianza que Occidente ha tenido demostrado tener en su propia superioridad moral, mientras que el apaciguamiento es la coartada que diluye la dignidad del hombre y lo reduce a simple pieza de una sociedad sumisa y obsesionada con su propio bienestar.
Para desgracia de los españoles, José Luis Rodríguez Zapatero se ha puesto al frente de aquellos que, desde dentro de Europa, son capaces de poner en plano de igualdad a los responsables de cualquier forma de terror y a sus víctimas. Ocurre cada día en el País Vasco, en Colombia, en Oriente Medio.
Pero siendo importante combatir a los enemigos de la libertad que atacan a Occidente desde dentro, es aún mayor la urgencia en afrontar el peligro que representan, para todo el mundo, el integrismo radical y el populismo revolucionario.
Basta echar una ojeada a cualquier periódico para constatar que la amenaza es seria y global. Se trata de una alianza que pasa por ciudades como Teherán o Caracas, y que pretende crear el mayor número de víctimas en lugares como Londres o Yemen. Se trata, en definitiva, de un nuevo mundo y de nuevas amenazas que debemos afrontar en serio, si no queremos que la libertad termine siendo una palabra de uso exclusivo en los diccionarios.
Los lideres europeos y españoles, uno tras otro, han demostrado su incapacidad para poner en su sitio al islam y a los moros, que es en sus miserables paises tercermundistas. A los ciudadanos nos queda hacer nuestra lucha particular no cediendo ni un milimetro y eso significa, no tener miedo a que nos llamen racistas, no comprar en sus tiendas ni consumir en sus bares y restaurantes, no darles empleos, no alquilarles ni venderles casas, no hablar con ellos y luchar por nuestras costumbres, tradiciones y modo de vida. dejar claro a nuestros politicos que no les queremos, que estamos… Leer más »
lo mejor seria crear una federacion de estados europeos que este libre de musulmanes y inmigrantes y que no dependa de estados unidos
Nosotros dándoles ayudas, para colegios, mezquitas, farmacia, etc, etc, etc, y ellos ayudando a los cristianos de su pais a “reunirse antes con Dios” o sea, masacrándolos, así nos irá de aquí a….. se calcula más o menos 9 años, las cuentas no fallan. Francia, Holanda, Belgica,Alemania, España, en fin toda europa tiene un problema, ¿ Srs politicuchos, cuando vamos a empezar a erradicarlo?
CUIDADO con no confundir las cosas. Europa no debe ser colonizada por el Islam, pero los neoliberales y neoconservadores quieren aprovechar esto para confundirnos a todos poniéndonos a favor de Israel y de los sionistas, cuando son ellos los más terribles enemigos de Europa.
La supervivencia de Europa es incompatible con la tenaza del sionismo, la globalización y el Gobierno Mundial que se nos pretende imponer a la postre.
eL FUTURO DE EUROPA PASA POR ALIARSE PLENAMENTE CON RUSIA (TIENE UN PODEROSO EJECITO Y GRADES RESERVAS DE TODA CLASE DE ENERGIAS Y ES DE NUESTRA CULTURA EUROPEA ) Y ADEMAS SER AMIGOS DE CHINA ( LA FUTURA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL ) Y FORMAR EL MAS PODERO FRENTE EUROASIATICO Y MERCADO QUE HAYA EXISTIDO JAMAS ES LO QUE MAS TEME EE UU. POR ESO PARA DEBILITARNOS , NOS ESTAN METIENDO MILLONES DE MUSULMANES Y ATACANDO A RUSIA POR EL CAUCASO Y REVOLVIENDO A LAS ETNIAS UIGURES MUSULMANES CONTRA
CHINA
europa ya a desmostrado su incapacidad para decidir