Estados Unidos respalda la lucha “necesaria” de México contra el narcotráfico
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, afirmó el lunes en México que el gobierno mexicano hace “lo que debe hacerse”, al reiterar el inquebrantable apoyo de Washington a la lucha “absolutamente necesaria” contra el crimen organizado.
Clinton concluyó en la noche del lunes una breve visita a México con un encuentro con el presidente Felipe Calderón en la capital mexicana, tras el cual partió a Washington. En el encuentro con Calderón, según un comunicado de la presidencia mexicana, el mandatario “subrayó la importancia de continuar trabajando bajo un espíritu de responsabilidad compartida y respeto mutuo” en los temas de interés común de ambos países.
Clinton se reunió previamente con su homóloga Patricia Espinosa, en Guanajuato, 370 kilómetros al noroeste de la capital mexicana, donde advirtió de que el gobierno de Calderón todavía tiene algunos retos en materia de derechos humanos y de reforzamiento del sistema judicial.
“Es realmente importante subrayar que el presidente Calderón está haciendo lo que un líder debe hacer y es por eso que el presidente Barack Obama, nuestro gobierno y yo lo apoyamos”, dijo Clinton en rueda de prensa junto a Espinosa, tras la reunión en la Alhóndiga de Granaditas, un edificio del siglo XVIII. “Yo soy una ‘fan’ y admiro mucho al presidente Calderón por lo que está haciendo (…). Lo que ha hecho el presidente Calderón es absolutamente necesario. No hay alternativa”, remarcó.
La jefa de la diplomacia estadounidense admitió que los esfuerzos del gobierno mexicano contra los cárteles, cuya violencia ha dejado más de 34.000 muertos en cuatro años, no son “populares internacionalmente” porque la lucha es “sucia” y crea noticias impactantes.
“Los narcotraficantes no se rendirán sin una batalla feroz”, dijo Clinton, en su tercera visita a México como secretaria de Estado.
“Lo que Calderón ha hecho es no solo golpear a los narcotraficantes, sino afrontar los temas sistémicos”, como iniciar una reforma del sistema judicial, explicó Clinton. “Es una cuestión de mantener el rumbo”, señaló al aplaudir recientes golpes contra el liderazgo de varios cárteles.
Clinton definió como “esencial” que el gobierno mexicano insista en el mejoramiento de su sistema judicial y en asegurar que “cualquier violación de derechos humanos cometida por militares contra civiles” sea “procesada en un tribunal civil”.
“Nuestra relación es más fuerte que los retos políticos coyunturales que puedan surgir en el camino”, dijo por su parte Espinosa.
Calderón protestó recientemente por unos cables estadounidenses filtrados por Wikileaks. Los últimos, divulgados el domingo, revelan la preocupación de Estados Unidos por la porosidad de su frontera sur, que permite el flujo de droga y contrabando de armas que alimenta a los cárteles.
Asimismo, Espinosa reclamó a Clinton las iniciativas de algunos estados de Estados Unidos que quieren emular una polémica ley que Arizona promulgó en 2010, que declaraba la inmigración como un delito estatal, y que luego fue parcialmente revocada por un juez. “Expresé la preocupación del gobierno de México por la proliferación de iniciativas locales con elementos discriminatorios” hacia comunidades mexicanas y personas mexico-estadounidenses, dijo Espinosa. Esas iniciativas buscan aplicar leyes “con base en estereotipos” y constituirían “un precedente alarmante, contrario a principios de tolerancia e inclusión que compartimos en América del Norte”, agregó.
Clinton afirmó que dentro de la ‘Iniciativa Mérida’, un plan de 1.300 millones de dólares para luchar contra el crimen organizado en México, Estados Unidos espera entregar este año 500 millones de dólares. Hasta el momento, se han entregado poco más 360 millones.
Decenas de personas se manifestaron frente a los sitios históricos visitados por Clinton y Espinosa en Guanajuato -el Alhóndiga de Granaditas, el Teatro Juárez y la Iglesia de San Francisco- para pedir mayor control del tráfico de armas y una reforma migratoria en Estados Unidos, donde viven 11 millones de indocumentados, buena parte de ellos mexicanos.