La salud de Nelson Mandela es peor de lo que se refleja en los comunicados oficiales
El ingreso de Nelson Mandela en la unidad de trauma del Hospital Milpark en Johannesburgo ha causado escalofríos por todo el país. No importa quien sea el Presidente, “Madiba”, como se le llama cariñosamente, sigue siendo el ciudadano número uno y lo será para siempre.
Todos los medios informativos están prácticamente acampados lo más cerca posible del Milpark Hospital, cuyo acceso está estrictamente controlado por la policía. El miércoles por la noche, el portavoz de la familia, Sello Hatang, aseguró que la situación no era peligrosa, tratándose solamente de pruebas rutinarias. El Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma no tiene intención de regresar del Foro Económico Mundial en Davos a pesar de que la opinión general es que la condición de Mandela es peor a lo que se refleja en los comunicados oficiales. Durante los últimos años, la salud de “Madiba” ha ido empeorando visiblemente y en las pocas ocasiones en las que ha aparecido públicamente, su debilidad y su casi incapacidad de movimiento han dado lugar a dudas acerca de la salud del veterano del CNA que cuenta ya con 92 años.
Mensajes lacrimógenos y de buenos deseos no solamente por parte de familiares y ciudadanos sudafricanos, sino del mundo entero llenan Facebook y Twitter. El respeto y el cariño que se siente mundialmente por Mandela se reflejan en el apodo de “Madiba”. Se trata del nombre de la tribu Xhosa a la que él pertenece. Ser llamado por el nombre de su tribu es un honor que, por el momento, solamente se ha concedido a Nelson Mandela.
Gracias a los esfuerzos de Mandela, a su integridad, a su moderación y a su patriotismo, se consiguió una transición incruenta de la Sudáfrica del Apartheid a la Sudáfrica democrática. Ha sido quizás el único Presidente africano que no ha querido mantenerse en el poder más que un término. Desde entonces ha jugado discretamente el papel de árbitro entre las varias razas que componen este país, y, principalmente lógicamente, entre blancos y negros. En gran parte, a pesar de que no es un sentimiento aireado públicamente, la inquietud general en estos momentos se debe también a la reacción que las muchedumbres puedan o no tener en el caso de un desarrollo nefasto en su situación actual.