La Guardia Civíl se muestra incapaz de arrancarle una confesión al presunto asesino de la niña de Arriate (Málaga), que se niega a declarar
Un encuentro amoroso que, al frustrarse, acabó de forma violenta. Esta es la hipótesis que manejan los investigadores sobre la muerte de María Esther Jiménez, por la que ha sido detenido como presunto autor Rubén V. R., un menor de 17 años. Pese a la ausencia de signos de abusos en el cadáver de la víctima, la Guardia Civil cree que el móvil del crimen de Arriate pudo ser sexual.
Los investigadores han acumulado algunos indicios que apuntan hacia esta tesis. Uno de ellos es que la caseta de la depuradora donde apareció el cuerpo, conocida solo por los lugareños, era utilizada por algunos jóvenes del pueblo en citas sexuales o amorosas, como demuestra el hecho de que durante la inspección ocular del perímetro se encontraran varios preservativos.
Se da la circunstancia de que la niña fue vista por un vecino a las 21.10 horas del 19 de enero, el día que desapareció, en un puente próximo al lugar donde posteriormente apareció su cadáver. El testigo declaró a la Guardia Civil que la menor estaba acompañada por un desconocido que vestía una sudadera con capucha, y que se escondió entre las sombras al verlo. Dijo incluso que intercambió un saludo con ella.
La versión de este vecino lleva a los agentes a pensar que María Esther acudió al lugar por voluntad propia. Además, han recabado algunos testimonios entre la pandilla a la que pertenecían la víctima y el presunto agresor que apuntan a que la niña, cuatro años menor que el detenido, se habría encaprichado de este, según las fuentes consultadas.
Estos y otros indicios llevan a los investigadores a pensar que María Esther se habría citado esa noche con Rubén, y que fueron juntos a la caseta. La tesis que manejan señala que pudo iniciarse un encuentro amoroso que, al truncarse, habría desencadenado la agresión. El único detalle que sigue desconcertando a los agentes es que la niña apareció completamente vestida, y que en la autopsia no se hallaron signos de abusos sexuales.
El problema es que, respecto al móvil del suceso, la investigación solo puede desarrollarse sobre el terreno de las hipótesis. El único que puede confirmarlas o descartarlas, de momento, es el sospechoso detenido este jueves. Pero Rubén ha dado la callada por respuesta. Se ha mostrado frío, duro, entero, según las fuentes. Y se ha acogido a su derecho a no declarar.
Primer intento
Tras su arresto, el chico fue conducido a la Comandancia de la Guardia Civil de Arroyo de los Ángeles para ser interrogado por agentes de la Policía Judicial. Era el primer intento. Según fuentes cercanas al caso, se negó a testificar. Ayer por la mañana, cuando estaban a punto de cumplirse las 24 horas desde su detención, como marca la ley, fue trasladado a la Fiscalía de Menores de Málaga. Llegó sobre las 12.00 horas, escoltado por guardias civiles y acompañado de sus padres y su abogado.
Mantuvo una entrevista con los equipos psicosociales y compareció ante el fiscal de guardia. Segunda tentativa, idéntica respuesta. Nuevamente, Rubén rehusó declarar. Fue puesto a disposición del titular del Juzgado de Menores 1, que tuvo que adoptar una decisión apoyándose en el atestado del Instituto Armado y en la petición del Ministerio Público. La Fiscalía solicitó su internamiento provisional en un centro de reforma en régimen cerrado -sin posibilidad de salidas- y el juez lo acordó. El auto contempla el periodo máximo que la ley prevé para esta medida cautelar, que es de seis meses.
La abogada que asiste a los padres de María Esther, Bárbara Royo, explicó que los seis meses de internamiento se podrían prorrogar por otros tres si, cuando se cumplan los primeros, se considera conveniente mantener la medida. La letrada, que anunció la personación de la familia como acusación particular, espera que el juicio se pueda celebrar dentro de ese periodo.
Entre tanto, la Guardia Civil sigue trabajando en las pruebas recopiladas en los registros que se llevaron a cabo el jueves tras la detención de Rubén. En el primero de ellos, que tuvo lugar en el domicilio familiar, los agentes intervinieron dos prendas de ropa que están siendo analizas. Se trata de una sudadera y de una zapatilla deportiva que, a simple vista, no tenían nada extraño, pero que, cuando fueron sometidas al ‘luminol’, dieron positivo en sangre. Estas dos prendas han sido remitidas a los laboratorios centrales de la Benemérita para comprobar si esa sangre es de María Esther.
Pilares de la investigación
La investigación se apoya principalmente en los estudios de ADN y en las declaraciones del menor durante la ronda de interrogatorios que los agentes hicieron entre los vecinos del pueblo, que les permitió tomar numerosas muestras con las que contrastar los restos hallados en el escenario del crimen.
Rubén prestó declaración en tres ocasiones en las que, según las fuentes, incurrió en algunas contradicciones. Los investigadores descubrieron posteriormente que su código genético coincidiría con las epiteliales que se encontraron en la piedra de casi cuatro kilos con la que se golpeó a la niña, en la sudadera con capucha con la que se le tapó la cara tras la agresión, y en la que se halló en la puerta de la caseta.
QUE LEJOS ESTAN LOS TIEMPOS EN QUE TE COGIAN ENTRE OCHO EN UNA HABITACION OSCURA COMO ME CONTO UN ANARQUISTA Y CADA VEZ QUE LO LLAMAVAN SE CAGABA PATAS ABAJO , AHORA SE A PASADO AL OTRO EXTREMO AL CHUPIGUAI CHACHI PIRULI
Con un interrogatorio al estilo policía USA se arregla todo.
La Guardia Civil aplica la educación para la ciudadanía y así nos va.
Hago un llamamiento a los guardias civiles para que den la espalda a los rojos de AUGC.