El padre de la niña de 13 años asesinada en Málaga: “¿Cuántos niños tienen que morir para que el Gobierno cambie la ley del Menor?”
«Que no lo paguen con la familia». El llamamiento cobra aún más fuerza en boca de quien lo hace. El que habla es Juan Isidoro Jiménez, el padre de María Esther, la niña hallada muerta en Arriate (Málaga). Van dirigidas hacia los progenitores de su supuesto verdugo. «Que los dejen vivir tranquilos, ellos no tienen la culpa de lo que ha podido hacer su hijo», sentencia.
La detención de Rubén V. R., de 17 años, como presunto autor de la muerte de la menor ha puesto fin a una pequeña parte del calvario que vive esta familia desde la noche del 19 de enero, cuando la niña desapareció. «Es un alivio, aunque no es suficiente, ella ya no está con nosotros», dice el padre. «Además, las penas son muy leves, deberían endurecerlas. Es poco castigo por matar a una criatura inocente».
Juan Isidoro y su mujer, Carmen Villegas, acudieron ayer por la mañana -acompañados por su abogada, Bárbara Royo- a la Comandancia de la Guardia Civil para personarse como acusación particular en el caso. Solo unos metros y algunos tabiques los separaban del joven acusado del crimen de su hija, que en esos momentos -las 10.30 horas- aún no había sido puesto a disposición de la Fiscalía de Menores. «Solo llevamos cuatro años y medio en Arriate, así que no conocíamos al chaval». Aun así, no descartan habérselo cruzado alguna vez en el pueblo o, incluso, que «nos hubiera dado el pésame», dicen.
La pareja abandonó el municipio el jueves por la noche ante el revuelo que se formó tras la detención del sospechoso. «Nos trasladamos a Málaga, a casa de un familiar, y ahora hemos venido a la comandancia para que mi abogada pueda ejercer», añade Juan Isidoro. Les asiste la letrada y criminóloga Bárbara Royo, quien, desde la prudencia, manifestó: «No sé cómo se calificarán los hechos, pero lucharemos para que se cumplan las medidas máximas que prevé la ley».
Los padres preparan su marcha definitiva del pueblo. Se irán porque, afirman, les han «roto la vida entera» y no les queda nada allí. Además, se ha quedado sin trabajo en Arriate y la empresa les ha ofrecido otro puesto en Paterna de Rivera (Cádiz), de donde es natural Carmen Villegas, y donde fue enterrada María Esther, por lo que se van a mudar allí.
«La juventud está fatal», lamentaron los padres, al tiempo que criticaron la ley del Menor y pidieron al Gobierno que cambie las leyes. «¿Cuántos niños tienen que morir para que las cambien?», se preguntaron, y añadieron: «Si fuera un hijo de ellos, seguro que las habrían cambiado».
Desgraciadamente solo hace falta que muera un niño, uno solo pero eso si, su padre tiene que ser un pez gordo.
Hace muchisimo tiempo que se hubiese endurecido bastante la ley si los hijos de jueces, politicos, grandisimos empresarios y otras personas influyentes hubiesen tenido la desgracia de que un menor les matase.
Siempre pasa lo mismo y cuando sale alguien que quiere cambiar las cosas y arreglar asuntos que deberian ser ya de estado, la regla general es desacreditarles, procesarles y lo que haga falta con tal de cerrarles la boca.