Busco un hombre honesto y eficaz para salvar a España
Diógenes el cínico fue un filósofo griego que vivió cuatro siglos antes de Cristo y era un ser tan raro como desagradable. Vivía en un tonel y atacaba y criticaba a las convenciones sociales de su época con enorme desprecio. Se dice que iba a plena luz del día recorriendo su ciudad, Sinope, con un farol encendido buscando a un hombre y al parecer murió sin encontrarlo. Al menos lo que él entendía por hombre. Su longevidad, 86 años, distaba mucho de la edad habitual alcanzada en aquella lejana época. Yo llevo 36 años buscando un político y moriré en el empeño sin haber logrado mi objetivo. Sólo encuentro a politicuchos, advenedizos y ´enchufados que terminarán haciéndonos vivir no dentro de un tonel, sino entre cartones y mantas bajo cualquier puente o banco público, porque habremos olvidado lo confortable que es hacerlo bajo un techo y el sabor de la comida.
El mal gobierno que nos rige y la voracidad insaciable de los bancos serán los únicos culpables. Se cuenta que Alejandro Magno visitó a nuestro filósofo en su extraño habitáculo y le indicó que pidiera lo que quisiera. El anciano se le quedó mirando indiferente y sin levantarse siquiera ante el poderoso caudillo, le contestó. “Solo quiero que te quites de delante, pues me estás tapando el sol”. Así lo hizo. El caudillo griego no tomó represalia alguna ante tal insolencia. Normalmente los grandes políticos y valientes guerreros, suelen ser magnánimos y tolerantes. Los chiquilicuatres y advenedizos que llegan a la política de mala manera o extrañas componendas, son despóticos e intransigentes. Estoy seguro que si a las muchas familias desahuciadas de sus viviendas, en el paro y durmiendo bajo las estrellas, se le acercara Zapatero y les hiciera la misma pregunta, la respuesta sería más o menos: “Que te vayas de una vez y no nos ahogues más”. (El lector cambiará el término ahogar por otro más contundente, que la corrección me impide utilizar). Lo que ignoro es porque le llaman “complejo de Diógenes”, al que le gusta acumular y almacenar basuras y trastos inútiles en su casa, si el aludido vivía en una total renuncia no sólo a lo superfluo, sino incluso a lo que se consideraba necesario. Ni siquiera utilizaba prenda alguna para ocultar su desnudez.
Hoy Diógenes tendría aún más difícil su empeño y su búsqueda porque hay demasiados bípedos en nuestras calles y plazas que aparentan ser hombres y no pasan de mentecatos e incluso los que por su aspecto dan un perfil varonil, aunque sienten, se comportan y alardean de su feminidad, una condición que cada día cuenta con mayor número de adeptos. El excéntrico Diógenes seguro que no saldría siquiera de su tonel convencido de la inutilidad de su búsqueda y hasta tendría apagado su farol ante el excesivo precio del carburante y el caótico panorama que se iba a encontrar en nuestras calles. Seguro que de vivir entre nosotros hubiese contestado de distinta forma o le hubiese pedido vivir sobre un árbol o una columna como San Simeón el Estilita, para evitar que llenaran su “vivienda” de agujas y jeringuillas. Todo cambia, como decía Heráclito, el otro famoso amigo de la sabiduría griego, pero en nuestro caso a peor.
Hoy busco desesperadamente a un político eficaz, bueno y honesto, pero sé que moriré sin haber podido conseguir mi deseo. El NOM y otras extrañas circunstancias de las que nos hablaba y comentaba nuestro amigo y desaparecido ISMAEL,- que se rebeló al final de sus días contra un sistema que no le agradaba y una España que no reconocía-, amagó sus esperanzas y amargó sus últimos latidos. Él nos ha demostrado que es más difícil encontrar a un político con tales méritos y condiciones que a un hombre según los cánones de la Naturaleza, a pesar de la apertura de tantos armarios. A lo mejor el “quid” de la cuestión está en que no llevamos el adecuado farol que alumbre y clarifique el oscuro mundo de la política de este país. Tampoco se realidad eso del cambio “ heraclitiano”. Aquí no cambia nadie, ya que los que pueden hacerlo se encuentran muy a gusto en su situación y no dejan el sillón ni para dormir, que ya los hemos visto en más de una ocasión en los brazos de Morfeo, sin preocuparse de los asuntos que se trataban. Hemos perdido toda esperanza de cambio a pesar del tiempo que llevamos intentándolo. Encontrar a un político honrado y capaz de dar lo mejor de si mismo en beneficio de la colectividad que lo designó es más complicado que la famosa aguja perdida en el pajar. Y conste que a pesar de ser andaluz y ejercer como tal, no exagero en este caso. Ni estando tan próximas las elecciones municipales y autonómicas vemos a la luz de nuestro farol nuevas caras, ni oímos proyectos capaces de generar entusiasmo y confianza. Estamos en los tiempos de los mohines, cabreos, decepciones y enfados en las filas de los partidos, no sólo por los que intentan alcanzar la cima en sus listas, sino asimismo por los que estando bien instalados impiden y ponen zancadillas a los que puedan convertirse en aspirantes a su puesto. Sin olvidar, por supuesto, la posible y devastadora contrariedad de los que se sienten desplazados con estas maniobras y ven sus sueños de poder y sus deseados privilegios en evidente peligro.
Medran el interés y la ambición personal sobre los principios e ideales que deberían regir sus conciencias en hombres que se supone luchan y se esfuerzan por el bien común y la grandeza de la patria. Toda posible coincidencia entre sus palabras y promesas en períodos electorales y la posterior evidencia de sus actos es pura entelequia. Las abstenciones por este motivo son cada vez más alarmantes y significativas. Estamos faltos de buenos políticos y sobrados de ineptos y analfabetos, incluso en cuestiones que deberían ser exigidas y estar garantizadas para el desempeño de un cargo público. Hay demasiados enchufes que nada tienen que ver con Iberdrola y padrinos y ahijadas que mantienen excesivo tiempo su extraño parentesco.
Rajoy, el presidente del Partido Popular ha introducido su dedo en la infectada llaga socialista al proclamar, que si llega a la Moncloa, acortará las abismales diferencias económicas que hoy existen entre los senadores, diputados y políticos con cargos, respecto al resto de los esquilmados y maltratados ciudadanos. Las encuestas pronostican su triunfo y Dios quiera que se realicen en este caso las teorías de Heráclito. España y millones de españoles se beneficiarán. Lo que no me explico es que si no se tiene la bicoca de estar enchufado en el aparato gubernamental de los “socioslistos”, se les vote una y otra vez en las elecciones conociendo sus posteriores consecuencias. Hay que ser algo memo o muy fanatizado para ello. Antes y si se siente sincera vocación por la izquierda es preferible votar a IU, que al menos se sabe quiénes son, que pretenden y no han mermado su fama de ser consecuente con sus principios.
La noticia de este ajuste económico para equiparar los ingresos de unos y otros, tanto de los que disfrutan de excesivos beneficios y elevadísimos sueldos, como de los que carecen de lo indispensable, hasta de casa y trabajo sin culpa alguna por su parte, es la mejor idea y el más sugestivo programa que el PP ha podido ofrecer a sus electores, indecisos y socialistas escarmentados de tanta mentira y falsedad zapateril. Ya hasta se habla con cierto descaro y sin disimulo alguno de su dimisión en las alturas de su propio partido e incluso por aquellos que gozan de posición privilegiada gracias al leonés. Se han dado cuenta, aunque algo tarde, que bajo el mando del “ sonrisitas” tienen el porvenir más negro que la tinta del calamar, porque no sólo se juegan el cese de sus cargos , sino que quedarán en el ostracismo político más radical. Si no encuentran algunas repercusiones más lamentables una vez acabada su inmunidad. Que esa es otra cuestión digna de tenerse en cuenta. Haciendo un esfuerzo desesperado, viendo todo perdido si no ocurre algún milagro, (y ellos son poco amigos de prodigios y santos como para esperarlo), se han dedicado a movilizar a sus huestes más destacadas y mimadas intentando acaparar la atención del electorado a través de una manida campaña de desprestigio y ataques a los que ya no pueden alcanzar pues ha cogido altura su blanca “gaviota”. En “román paladino”, es un intento de hacer valer su derecho al pataleo porque se saben perdedores y se hallan desesperados, acosados y hundidos. Sin que se fíe de sus promesas, ni el mismo que las proclama. Seis años de pesadilla que esperamos terminen de una vez y España recobre lo mucho que ha perdido en manos despilfarradoras y mentes un tanto aviesas.
De Rajoy podrán decir muchas cosas, como de cualquier ser humano, que no tenga en vida la aureola de la santidad, pero jamás han algo que afecte a su honestidad como político, su honradez como persona y a su aún inédita manera de gobernar. Igual que a Zapatero, cuando le nombraron presidente siendo un desconocido para el ciudadano, -ignoro las causas de tan sorprendente e insólita escalada política-, le dieron un margen de confianza y un voto de esperanza, que él no ha sabido aprovechar y nos ha defraudado a todos, más de lo que pudiéramos pensar y permitir, debemos dárselo ahora a Mariano Rajoy para que pueda reemplazarlo y llevar a la práctica sus promesas y programas que, seguro estoy, no pueden ser peores que las del señor que ocupa actualmente la Moncloa y nos está fastidiando al máximo, por no utilizar otro término menos correcto, pero más adecuado.
Ahora bien, deben cesar las trifulcas, extrañas manipulaciones y discordias internas, si queremos presentar a la ciudadanía un partido homogéneo, honesto, unido, fuerte y con solidez, capaz de entusiasmarnos a todos y hacernos creer que con hombres así, con un cambio tan radical y necesario, podremos reanudar la marcha hacia un futuro con fe y con esperanza. Algo que con los actuales se ha visto es imposible e inimaginable. Han tenido todo a su favor y no han sabido aprovecharlo y darle rendimiento. ¿Qué esperan ya?. Dios dijo hermanos, pero no primos y menos primates, que es lo que estamos demostrando con nuestra terca necedad. Démosle pues un voto de confianza a un nuevo político y partido y esperemos ese milagro que tanta falta nos hace.
Y ahora que me dice, fascista de mis entrañas
He leido vuestras letras donde se reflejan vuestros sentimientos con nitida claridad, y tambien con una dosis considerable de razonamientos bien presentados y a demás se ajustan a la realidad de nuestra situación actual en nuestro país, no se si por azar o por o otras motivaciones hemos coincidido en la forma de interpretar esa realidad, está demostrado que el refranero dijo bien cuando dijo, hay quien dijo sin hablar y, quen habló sin decir, el hombre solo puede ser conocido por la forma de obrar, pero nunca por la de orar, las palabras solo duran dos segundos pero los… Leer más »