La mujer maltratadora…¡existe!
José Luis Cano Gil/ Reproducido.- No son tiránicas porque sean “malvadas”, sino porque nunca dejaron de ser niñas solitarias y desesperadas. A todos los maridos desdichados, ignorados y discriminados. El tabú silenciado. Todos conocemos el grave problema del maltrato psicológico y físico de las mujeres por parte de muchos hombres. http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/jlc/muj_malt.html
Sin embargo, hay también otra desgracia, extremadamente frecuente, que es la violencia psíquica (y también física) de la mujer contra el varón. Contra su pareja. Como ya existe abundante información sobre el primer tema, examinaremos aquí con algún detalle el segundo -un drama tabú-, a fin de obtener una visión más completa del maltrato doméstico.
Es un hecho que, para desdicha de sí mismas y de quienes las rodean, numerosas mujeres se casan no tanto por amor a su pareja -y ni siquiera desde un amor al hombre en general o con suficiente aptitud para la convivencia o la maternidad-, cuanto por motivos neuróticos o conveniencia práctica (necesidad de huir de su familia, soledad, embarazo no deseado, interés económico, imitación o presión social).
Es fácil entender que, desde tales premisas, tras las primeras semanas de romance y en cuanto la mujer “toma posesión” de su nueva situación de casada, muchas de ellas comenzarán a descargar sus amarguras inconscientes sin resolver contra su chivo más cercano: su marido. (Los hijos son víctimas propiciatorias aún más fáciles, pero éste es otro tema). Comenzará así la pesadilla oculta de los hombres maltratados.
La conducta de estas mujeres es siempre la misma: culpan de forma exclusiva, desproporcionada y permanente a sus maridos de los problemas inherentes a toda convivencia, presentándose ellas mismas como las “víctimas” ajenas e inocentes de los siempre “graves” defectos de su pareja. No hay diálogo, no hay autocrítica, no hay humildad, no hay disculpas; la percepción de la mujer siempre es inequívoca y furiosa: “¡es por tu culpa, eres un egoísta, eres un inútil, eres un idiota, eres un desagradecido!”; y desfoga contra él toda su rabia y su desprecio. Si el marido se muestra cariñoso: “¡eres un pesado, eres un crío, siempre estás con el sexo, sólo piensas en ti!”, etc. Si se defiende hostilmente: “¡a mí no me hables así, qué te has creído, te denunciaré!”.
Si se repliega para protegerse: “¡sólo vas a lo tuyo, me tienes abandonada, nunca me has querido”, etc. Y si el hombre, demasiado inmaduro y dependiente de la figura femenina -su fantasía maternal y sexual-, renuncia definitivamente a sí mismo y se somete patológicamente a su mujer, entonces ella aún lo desprecia más: “¡eres un blando, un inepto, un calzonazos, me das asco!” De modo que, haga él lo que haga, ella siempre encontrará la manera de deformar la realidad para justificar su compulsiva necesidad de agredirlo y humillarlo.
En los casos leves, estas mujeres son simplemente mandonas, exigentes, manipuladoras y desdeñosas con sus parejas (10). Cuando, en cambio, su narcisismo ya es patológico (p.ej., sufren un verdadero trastorno de personalidad, etc.), su violencia emocional resultará terrible, y también puede ser física (bofetadas, arañazos, patadas, golpes con objetos, amenaza con objetos punzantes o armas, etc.). Pero no suelen hacer nada para separarse de sus “odiadas” víctimas; ni tampoco renuncian a los bienes -dinero, lujos, prestigio social, amistades- que aquéllas puedan proporcionarle. Por otro lado, algunas de estas mujeres, aun pudiendo trabajar, no quieren hacerlo; o, si trabajan, guardan su dinero para sí mismas negándose a compartir los gastos domésticos.
Argumentan que el marido debe mantenerlas en “justa compensación por lo mucho que sufren por su culpa”, o porque “ya hacen bastante cuidando de la casa”. Al margen del machismo implícito en tales excusas, vemos claramente que su pretensión de “lavar” con dinero los asuntos conyugales y neuróticos -o, digámoslo sin ambages, su afán de castigar o vengarse del marido beneficiándose de su dinero-, no evidencia sino su deseo inconsciente de vivir a sus expensas, es decir, de depender y explotarlo emocional y económicamente. Cuanto más dinero gana el hombre, más feroz puede ser dicha dependencia explotadora.
Ante semejante situación, muchos hombres buscarán consciente o inconscientemente el amor y el sexo en otra parte, es decir, tenderán a ser infieles. Cuando son descubiertos -lo que suele ocurrir, a veces porque ellos mismos buscan inadvertidamente el castigo que creen merecer-, la brutalidad se cierne sobre ellos. La esposa engañada, fuera de sí, gritará: “¡ajá, ya lo sabía yo, eres un cerdo, todos los hombres sois iguales, ¿quién es esa p…?, ¡ella se va a enterar!”, etc.; y escenificará todo tipo de escándalos familiares y públicos, manipulará y se entrometerá en las vidas de terceros, etc. La exageración de su respuesta dependerá también de su educación, su familia y su clase sociocultural.
Ahora bien, ¿son los celos o el dolor ante el posible abandono lo que motiva estos estallidos, como ellas creen? En absoluto. Lo que sufren estas mujeres es la humillación insoportable de su narcisismo burlado, y la no menor frustración de haber perdido el control absoluto sobre la vida y la conducta de su marido. Éste no sólo ha escapado del redil -aunque sea brevemente-, sino que la otra mujer podría quitar a la esposa el cetro de su dominio patológico. Y si esto llegara a suceder, ¿cómo podría sobrevivir emocional y económicamente la maltratadora? Hay un fondo de terror y envidia en la furia de la engañada. Llegada a este punto, puede reaccionar de dos maneras principales: o aumentará sus malos tratos contra el marido durante meses (por mucho que éste vuelva a su lado y se disculpe continuamente), o exigirá el divorcio inmediatamente. Ambas reacciones demuestran su nulo interés inconsciente por comprender y reparar el matrimonio. Los procesos legales de separación tenderán a ser extremadamente conflictivos, abusivos e incluso, a veces, con la alianza del prejuicio social -que hasta hoy ha favorecido a la mujer-, claramente injustos contra el varón.
Muchos hombres, naturalmente, no soportarán este infierno. Algunos buscarán alivio en el alcohol, las drogas, la prostitución, el trabajo o los amigos -dando así más pábulo a su mujer-, o desarrollarán trastornos psicológicos (depresión, problemas laborales y sociales, dificultades sexuales, etc.), sin atinar, desde luego, a divorciarse. Pese a sus tormentos, siguen siendo infantilmente dependientes de su verduga, a la que sienten inconscientemente como una madre justiciera que, en realidad, “suele tener razón y les da su merecido”. Son hombres inmaduros, depresivos, inhibidos, sin autoestima -aunque pueden tener gran éxito en lo profesional y social-, y sufren en secreto hasta que se sienten definitivamente confundidos, culpabilizados, anulados por la esposa. Ya no saben qué sienten, qué piensan, qué desean hacer ellos mismos -y no la voz dictadora- con su matrimonio y con su vida.
No les cabe esperar ninguna comprensión por parte de la sociedad, que contempla su problema con indiferencia, incredulidad o humor. Después de todo, ¿no es perfectamente normal -y muy “latina”- la relación entre la mujer “de carácter” y el pobre diablo sumiso? ¿No se explicaron siempre chistes e historias, e incluso se realizaron grandes obras de arte al respecto? Además, ¿no es cierto que es feo quejarse, y que “los hombres no lloran”, y que “las mujeres son más sensibles y amorosas que los varones”? “Mientras la sangre no llegue al río”…. Así, paradójicamente, tanto por prejuicios machistas como feministas el tormento emocional masculino, simplemente, “no existe”.
El tabú de la mujer maltratadora no sólo es perjudicial para los hombres sino también, obviamente, para las propias mujeres, que jamás llegan a concienciar y resolver su neurosis. No son tiránicas porque sean “malvadas”, sino porque nunca dejaron de ser niñas solitarias y desesperadas. Por muchas razones, casi siempre su infancia fue vacía, desdichada, llena de desamor e incluso malos tratos. Aunque cambiaran mil veces de marido, mil veces volverían a utilizarlo para exorcizar sus demonios, que sólo largas y costosas terapias podrían erradicar. Pero no las harán pues, en definitiva, ellas no tienen ningún motivo para cambiar; es el hombre quien paga -en este caso- el precio más caro. De modo que, en general, tendrá que ser sólo él quien, con ayuda de psicólogos y/o abogados, luche por su felicidad.
Ojalá, en fin, este artículo contribuya un poco a bosquejar la magnitud de un problema que, por negado, es doblemente dramático.
Una respuesta a Jorge, yo he sido maltratado física y psicológicamente por una mujer bella y triste. Soy un hombre y no creo que el asunto se vaya a resolver a base de sesgos poco acertados, escepticismo y pesimismo. Y no creo que sea cierto que la mayoría de las mujeres son maltratadoras. Creo que hay demasiados maltratadores y maltratadoras que sufren y hacen sufrir a otros. Y que hace falta un buen psicólogo para salir de esta mierda. Llevo ya bastante tiempo luchando y estoy a punto de salir del tema del todo. Seamos más inteligentes, aunque sea por… Leer más »
estoy leyendo y veo que no soy el unico hombre que vive esta situacion de maltrato sicologico y ficico a mi me insultan y me pegan delante de mis hijos y encima me denuncia com falsas denuncias nececito ayuda hoy no e podido ir al baile de mis hijos por que estoy todo marcado y no se si me detendran nececito ayuda por que estoy muy mal
Aqui no se deberia de tratar de tirar por los suelos a ningun genero concreto, sino ser consciente de reconocer y responsable de comentar lo bien o mal que uno o una hace por su pareja e hijos. Tan horrible me parece el hombre que maltrata, como la mujer que tambien lo hace. Las obligaciones con los hijos son al 50%, los padres y madres deben de ser responsables de sus actos con los hijos. La desgracia de los españoles esta con su ley de violencia de genenero, que ni castiga adecuadamente a quienes son violentos/as, ni trata en igualdad… Leer más »
La politica existente actualmente nos deja bastante desprotegidos a aquellos hombres que alguna vez hemos vivido malaltrato por parte de la pareja. Es mas que conocida la violencia con la que actuan las mujeres maltratadoras, sobretodo mostrando un estado de histeria mediante el cual, se otorgan el derecho a actuar como ellas quieren. En mi caso, he vivido episodios realmente lamentables, los cuales no sirve de nada mencionar por lo desagradables que fueron. Psicologicamente tambien atacan para provocar una situacion favorable a ellas. Es imprescindible que las leyes cambien, y ellas tambien paguen el daño que nos hacen.
¿Porque nadie habla de los aproximadamente 40 hombres asesinados por mujeres cada año? ¿Porque nadie quiere hablar de la Violencia de la mujer sobre los hombres, ancianos y niños? ¿Porque se oculta deliberadamente los casos de Violencia… Feminista? ¿Porque no se persiguen las FALSAS DENUNCIAS de Violencia de Genero?
No se trata de hombres o mujeres, sino de personas. En que siglo era que el hombre mandaba sobre la mujer. La vida ha cambiado, y la vision sobre los hombres no. Estoy muy de acuerdo con marina, es todo política, leyes que establecen diferencias. La igualdad que tanto solicitamos (para lo que nos conviene), existirá, cuando deje de existir una ley que ampare exclusivamente a la mujer, y que el hombre por el simple hecho de ser varón, es un maltratador, se pongan como se pongan. Ni todas somos tan buenas, ni todos son tan malos. Esto tiene que… Leer más »
Como siempre la sociedad machista y patriarcal intenta culpabilizar a la mujer para mantenerla humillada y sometida. El macho no puede soportar que la mujer se ponga a su nivel y reacciona con artículos como este. Sin embargo el feminismo seguira adelante, hasta conseguir liberar por completo a la mujer de la opresión masculina le guste o no le guste a los hombres.
Sra. Rosa, le dejo el teléfono de mi psiquiatra, es muy bueno para lo de lo marcianitos verdes. 6969696969, se llama Pepito Grillo.
Muy bueno, pero cuidado que te puede denunciar.Ya sabes, si buana y trátame de usted que te denuncio.
Qué triste, a lo que hemos llegado.Soy mujer, y me avergüenzo de esta Ley de Violencia de Género que tanto alardean los políticos, y de las feminazis.
Sr. Rubalcabra… respuesta muy acertada a la “Fundamentalista de Genero”… pero los psiquiatras no pueden solucionar algo que esta podrido desde su raiz…
La mujer maltratadora existe a pesar de que algunas se empeñen en negarlo. Lo que ocurre es que en la mayoría de los casos los maltratos son psicológicos y no dejan señales visibles.
Claro que existe. Son -además- mayoría. Y ejercen la violencia indiscriminadamente, pretendiendo siempre ser víctimas, buscando con distintos artilugios, la reacción masculina. Se valen para ello, de la creencia ancestral sobe la violencia que los hombres han ejercido sobre las mujeres, que en algunos casos es cierta y -en otros- forma parte de la escenificación que se ha montado sobre el tema. Llegados a ésta época, se han ido acuñando frases hechas, conceptos huecos pero Con mucho marketing enancados en el supuesto “progresismo” que implica el discurso de la lucha por la igualdad. En ella se inscriben los “matrimonios entre… Leer más »
Existe la mujer maltratadora, y el hombre maltratador, y el niño maltratador y la niña, y el anciano …. claro que existen, han existido y existirán siempre, mientras el hombre sea hombre y no robot. No entiendo qué está pasando.La educación en la no violencia no debe tener como destinatarios exclusivos a los hombres ni a las mujeres sino a todos los seres humanos, y allá, dónde la razón y la educación no germine es necesario que las leyes actúen. Así ha sido siempre y así será en sociedad. Pero ultimamente, los legisladores, lejos de promulgar leyes conciliadoras de sociedad,… Leer más »