Ganar y perder
Soy un hombre del deporte y de la formación. De siempre. El deporte te enseña multitud de valores que tienen que ver con el esfuerzo permanente, el afán por superarte, te enseña a mejorar tus cualidades, a luchar de una forma incansable, a ser responsable y tener disciplina, a trabajar en equipo, a ser generoso, a detectar a los egoístas que solo piensan de forma individual, a impedir ciertas intoxicaciones que se pueden introducir en un vestuario para que no hagan daño a la salud del grupo. El deporte te enseña un montón de valores que hoy por desgracia están en desuso.
También te enseña a competir, y la competición te sirve para medirte a todos los rivales. Aprendes a qué nivel te encuentras respecto a ellos, y qué necesitas para vencerles. Y compites. Puede ocurrir que todo esfuerzo sea insuficiente para ganar. ¿Qué hacer?, pues levantarse y volverlo a intentar. Es duro pero ello te hace sentir más fuerte mentalmente, y prepararte para cuando se produzca la siguiente oportunidad.
Esa es la actitud de los ganadores. Los ganadores no son aquellos que ganan siempre, sino los que se levantan cuando pierden. En definitiva, los ganadores nunca ponen excusas. Simplemente se paran a analizar el por qué de los acontecimientos, y a poner los medios necesarios para superarse.
No están pendientes de los rivales exclusivamente, ni le echan la culpa a los árbitros, ni a la climatología o lo que sea. No, están pendientes de sí mismos, de su trabajo, de su esfuerzo. No hay excusas.
Pero es posible que alguien cercano a ti al ver la imposibilidad de ganar a tus rivales, te tiente con emplear el juego sucio. Si no puedes ganar limpiamente, trata de coger atajos aunque sea a costa de la legalidad.
Tu impotencia con ciertas dosis de frustración por no decir de envidia, te puede empujar peligrosamente a ese maldito terreno. Y caes en el juego sucio. Te da igual cómo conseguir el resultado que buscas. Todo te vale con tal de obtener el triunfo, es decir, “tu triunfo”.
En el deporte cuando se descubre a los tramposos, a los que dan positivo en un control anti-doping o tratan de comprar al rival o a un árbitro, quedan descalificados, pagan su pena, y si quieren volver, tendrán que demostrar que aquella mala experiencia fue un enorme error. Casos hay.
Desgraciadamente en el mundo de la política, en numerosas ocasiones, más de las deseadas, y en concreto en Melilla, presenciamos cómo determinados grupos con tal de obtener “su triunfo”, no el triunfo de todos, son capaces de doparse y hacer trampas. Todo les vale. Y si no consiguen sus propósitos, ponen las consabidas excusas: la culpa la tiene el rival, la tiene el árbitro, el periodista o el encargado de abrir la puerta. Todos tienen la culpa menos ellos, claro. Adoptan una postura victimista y se dan pena de sí mismos. Un comportamiento muy típico de los perdedores. Con lo fácil que sería reconocer errores y ponerse a trabajar. Pero claro, por lo que se ve, eso supone un esfuerzo que no todos están dispuestos a hacer.
Ganar y perder. El deporte te enseña que puedes disfrutar de la victoria pero es la derrota la que te enseña para emprender de nuevo la lucha. Eso sí, con juego limpio.
*Ex entrenador del Real Madrid y de la selección española de Baloncesto.