Un pinchazo del Madrid en Riazor convierte la Liga en misión casi imposible
El Real Madrid pinchó en Riazor y ya sí que se le escapa sin remedio la Liga, con ocho puntos de desventaja reales con respecto al Barça. Aunque merecieron la victoria en la segunda parte, los blancos solo pudieron sacar un empate de un estadio maldito y dieron un paso atrás en la lucha por un título de claro color azulgrana. El tropiezo puede ser definitivo después de las esperanzas que albergó el Madrid con el empate del Barça en Gijón.
El Deportivo sobrevivió de milagro al acoso al que le sometió el Real Madrid, pero esta vez José Mourinho y los suyos no tuvieron una pizca de suerte. El Deportivo sobrevivió de milagro al acoso al que le sometió el Madrid tras el descanso, que otra vez recurrió a la casta y a la heroica para intentar seguir en la pelea. Los blancos llegaron a lanzar dos veces al palo y Aranzubia también se convirtió en salvador del Deportivo, pero el Real Madrid terminó pagando sus errores de la primera parte, por su apatía y por una incomprensible decisión de Mourinho al dejar a Di María en el banquillo. Cuando quiso reaccionar, ya fue tarde, y no tuvo la fortuna de cara.
Como ha ocurrido tantas otras veces esta temporada, el Madrid volvió a tirar el primer tiempo, y sobre todo Mourinho, al prescindir de Di María y dejar huérfana de desborde una de las bandas. Sorprendió el portugués al dejar fuera del once a uno de los jugadores blancos más en forma y alinear a Kaká, cuando el brasileño a quien se intenta recuperar demostró que está muy lejos de su forma y se estorbó en muchas ocasiones con Özil en un frente de ataque en el que Cristiano también se desesperó con sus compañeros porque quiere que le den todos los balones.
Aunque el Madrid arrancó con buenos propósitos, no tardó en entrar una dinámica aburrida, sin ritmo, y sin capacidad para mandar frente a un Deportivo que apenas pasó apuros en defensa en un primer tiempo con contadas ocasiones. Ninguna para los locales, pero solo dos para el Madrid, y ambas anuladas por sendos fueras de juego. Las únicas opciones de los de Mourinho estaban a balón parado y en las intentonas de Özil, a quien frenó una defensa que se replegaba perfectamente ante la lentitud ofensiva del Madrid.
Cambio de actitud en la segunda mitad
También Xabi Alonso pasó desapercibido en ese medio campo en el que destacó el despliegue de Lass, preparado para la contención pero no para crear fútbol, lo que le falta a este Real Madrid en el que también se echó en falta, además de más velocidad, una mayor presencia de Cristiano. El portugués no se encontró nunca cómodo, y el partido se fue diluyendo con un Madrid que intentaba controlar, pero sin ideas ni profundidad, y un Deportivo bien asentando atrás que buscaba golpear al contraataque y también consiguió anular las internadas de Marcelo por la izquierda.
Decepcionó por completo el Madrid en esa primera parte en la hubo muy poco que destacar y que obligaba a una reacción inmediata en la segunda parte, y a unas decisiones desde el banquillo que mejorasen el ritmo y diesen otro aire a un equipo demasiado gris y apagado.
El necesario cambio de actitud se produjo nada más arrancar la segunda mitad, en la que el Madrid salió a por todas, más rápido e incisivo, igual que los cambios de Mourinho, aunque aún tardaron un cuarto de hora en el que los visitantes, igual que en la recta final, tocaron a rebato e intentaron acorralar al Deportivo. Sin embargo, los de Lotina no se asustaron ni recularon ante las embestidas madridistas, y lograron sobrevivir gracias a su defensa, y a que a Cristiano no le salía una sola jugada. Mourinho se dio cuenta de que no quedaba otra que jugársela, porque se escapaba la Liga, y decidió sacar, aunque fuese tarde, a Di María y Adebayor.
El argentino se fue a la banda izquierda, para dejar a Cristiano en la derecha, y el togolés formó el ataque con Benzema. Sin embargo, el Madrid no creaba ocasiones claras, Xabi Alonso se quedó solo como medio centro y el Madrid también comenzó a conceder demasiado atrás. Ahí estaba el peligro, aunque el Deportivo no asustaba arriba y Casillas no tuvo que aparecer.
Al Madrid que tanto le cuesta crear fútbol le va mejor el contraataque, y así se le comenzaron a presentar algunas de sus mejores oportunidades. En los momentos de mayor insistencia, Aranzubia salvó un libre directo de Cristiano y a continuación fue el poste el que evitó el de Adebayor cuando el togolés quiso centrar y no disparar a puerta. La historia se repitió tres minutos con otro remate de Cristiano al palo y otro paradón del portero a Di María. Y faltó que Benzema, que se hizo un lío con las piernas, perdonase casi en la boca de gol para indignar aún más a Mourinho. El Madrid siguió insistiendo a la desesperada, sin tregua, y aún tuvo tiempo Benzema para protagonizar otro intento de remate ridículo. Esta vez no hubo gol heroico. Ni penalti en el área rival, aunque los blancos también reclamaron uno que no fue.