El Papa dice que la Iglesia «parece que se hunde contra el viento de la historia»
El segundo tomo de Benedicto XVI sobre la figura de Jesús, presentado ayer, llega cuatro años después del primero y con mucho retraso, por el perfeccionismo con que el Papa se ha volcado en él para pulir hasta el último detalle.
Como en la primera entrega, Ratzinger quiere sobre todo demostrar, casi objetivamente, que Jesús entró en la historia humana y su huella es inapelable. Desea convencer desde la razón de que Dios actúa en el mundo, «nos ve y nos oye» y, como dice en uno de los párrafos conclusivos, ayuda «también hoy a la barca de la Iglesia, contra el viento de la historia, que a menudo parece que se va a hundir». En resumen, es una reafirmación de la esencia de la fe en tiempos difíciles, cuando la sociedad es más refractaria al mensaje católico.
La fórmula elegida es la ya habitual de Ratzinger, la lección doctoral que se apoya en una argumentación racional -324 páginas más quince de bibliografía-. Es un texto enormemente trabajado. El Papa se dirige a un público occidental de formación elevada, interesado en lo religioso, y al mundo eclesiástico y teológico, donde será debatido y desmenuzado. Parece buscar puntos de contacto con judíos y otros cristianos, seducir a ateos y escépticos.
Benedicto XVI, uno de los mayores intelectuales católicos, piensa que se puede fortalecer la fe con el conocimiento, mostrando que es compleja y tiene un base articulada, histórica y real.
El libro recorre el calvario de Jesús basándose en los evangelios, que analiza al detalle en cada frase o símbolo. La primera mitad del libro es muy teológica, pero el capítulo dedicado al proceso ante Pilatos afronta temas actuales.
El gran asunto de fondo es la búsqueda de la verdad en las sociedades humanas y en la doctrina política. Es un debate al que Ratzinger vuelve continuamente para recordar que la razón, la ciencia y la democracia no se bastan por sí solas para ser justas. Benedicto XVI opina que sin Dios, se impone «el dominio del pragmatismo» y «el poder de los fuertes se convierte en el dios de este mundo».
Es más, en el dilema de elegir a Jesús o Barrabás, a quien define «un terrorista» de la época, el Papa ve el conflicto de la humanidad entre «el poder del amor» o «el de contar con lo que está al alcance de la mano». En la condena de Pilatos, en resumen, ve el triunfo de la razón legal sobre la verdad y la justicia, con las implicaciones que Benedicto XVI lee en la actualidad en los Gobiernos que aprueban leyes no acordes a la doctrina católica.
Benedicto XVI dedica un amplio último capítulo para transmitir todo el significado de la resurrección de Jesucristo.