Me molesta mucho, por lo que significa, oír a menudo que las mujeres ya hemos llegado muy lejos, que ya hemos avanzado bastante. Creo que es un comentario discriminatorio y humillante que sin embargo muchas personas suscriben sin rubor. Es como si alguien se atribuyese la capacidad intangible de establecer límites a la igualdad o la capacidad de conceder graciablemente más o menos libertad. Es el machismo en su mayor expresión.

Hemos celebrado el Día de la Mujer. Me parece lastimoso tener que recordar cada año oficialmente varias evidencias: que existe discriminación, que es la propia sociedad la que se encarga de mantenerla y que nos vemos obligadas como mendigas permanentes a pedir que se revise y actualice nuestra situación.

Los datos reflejan con dureza la realidad. Las mujeres realizan las dos terceras partes del trabajo en el mundo, pero sólo perciben el 10% de la remuneración total y apenas son titulares del 1% de las propiedades. Cada año 70 millones de niñas son eliminadas de la educación básica y 60 millones sufren abusos sexuales al acudir al colegio. El 25% de las mujeres son víctimas de violencia de género y se acepta con naturalidad la discriminación laboral que coloca a la mujer en el mayor nivel de paro y con los peores salarios a igualdad de capacidad profesional.

Hay mucho más, lo que indica que algo importante nos estamos dejando atrás.

Queremos un gobierno que no nos mienta

Después del terrible atentado terrorista que costó la vida de 191 personas en nuestro país, se repetía esta frase sin cesar. El interés por conocer la verdad era lógico y necesario. Lo extraño es que siete años más tarde aún ésta no se sepa y que a muchos les moleste que se siga planteando la misma reclamación. Resulta del todo incomprensible, salvo que fuesen otros los intereses que motivaban la curiosidad, que el silencio sea ahora suficiente explicación.

No se conoce quién financió la masacre, ni quién la organizó. Tampoco se conoce con qué objetivos se llevó a cabo, ni qué explosivo se utilizó. Se destruyeron pruebas definitivas sin aparente razón. Pero el gobierno da por finalizada la investigación y por zanjada la reivindicación de información. Hasta tal punto es así que las víctimas se han convertido en personas molestas. Funcionan como una conciencia constante que deliberadamente se desea acallar.

La necesidad de saber la verdad desapareció demasiado pronto.

Las ocurrencias

El Gobierno de la Nación cuenta con una capacidad de improvisación fuera de lo común, lo que le lleva continuamente al ridículo más espantoso y a los españoles a la vergüenza más absoluta. Idearon hace pocos días la subvención de unos neumáticos determinados como medio para ahorrar combustible. Ahora resulta que esos neumáticos, precisamente, no se pueden comprar y en consecuencia no se pueden subvencionar. La causa, por increíble que parezca, es la inexistencia hasta el año 2012 de dicho material. Su imprescindible homologación no se producirá antes de esa fecha.

¿Cómo es posible que nos encontremos en semejantes manos? Así nos va.

La sin papeles

En la casa de Zapatero trabajó una señora en el servicio doméstico entre los años 2001 y 2003. Esta señora, de origen portugués, afirma que desempeñaba sus tareas de forma irregular. Sin papeles, sin contratar y por tanto sin cotizar a pesar de que su horario superaba con creces al establecido para no dar de alta a una empleada de hogar. Asegura incluso que recibía su paga en dinero negro.

Ya nada puede extrañar de la conducta incoherente de nuestro presidente. Sin embargo, irrita bastante que se pase la vida impartiendo clases de ética y de buen talante.

¡Ay, si con las mismas hubiesen sorprendido a Aznar! ¡Qué actitud tan dictatorial!

*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.