Más apuntaciones sobre lo mejor que está España
Tienen razón cuantos dicen que España ha mejorado mucho si la comparamos con la de 1981, y no digamos nada respecto de la España de Franco. Para que mis lectores no puedan dudar de ello, de vez en cuando les apuntaré algún que otro dato. Por ejemplo, éste: ahora somos el país europeo que ocupa el segundo lugar en la lista de los consumidores de cocaína.
O este otro: Caja Madrid tenía 2.188 oficinas operativas al finalizar el año 2009. Ahora, tras fusionarse con las Cajas Layetana, de Canarias, de la Rioja, de Avila y de Segovia, tiene muchas más, no sé cuántas, 2.500 quizás… Ha sobrepasado con mucho los 117.000 millones de euros en créditos concedidos a clientes. Con ello sobredimensionó su estructura en unas dimensiones que sólo los pesimistas han considerado exageradas y peligrosas para la Caja, sus trabajadores y sus clientes. ¿Cómo puede considerarse peligroso que se confíen tantos euros a miles de españoles que asientan su futuro a base de trabajo? Una muestra de que no existían ni existen motivos de desconfianza lo tenemos en el caso Martinsa-Fadesa, una gran inmobiliaria que obtuvo un préstamo de 1.000 millones de euros merced al impulso dado por un directivo de la Caja, Carlos Vela, que poco después dejó de ser dirigente de la entidad prestamista para serlo de la beneficiada, naturalmente sin ninguna ventaja personal, como lo demuestra el que regresara a la Caja pocos días antes de que la inmobiliaria se declarara en suspensión de pagos…
Las cosas están ahora -2011- mucho mejor que antes -1981, 1975- en las Cajas. Nadie puede dudarlo. Para muestra, vale un botón: antes no existía el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, gracias al cual las Cajas recibieron en el año 2010 11.559 millones de euros para reordenar su estructura y andanzas. Por si ello no le basta a quienes miran nuestro presente con malos ojos, les brindo otro botón de muestra: en lo que va de 2001 las Cajas han acometido y están acometiendo un total de 12.000 pre-jubilaciones, algo que nunca sucedió antaño porque como entonces se vivía tan mal no se podía dejar de trabajar ni siquiera forzados por el alegre señuelo de que todos esos retiros se financiarían con dinero público y condiciones mucho más ventajosas que los de otros trabajadores normales, que por serlo tendrían que conformarse con ser también jubilados normales.
El Gobierno ha señalado a todas las Cajas, pero de modo especial a unas cuantas entre las que se encuentra la madrileña, que deben buscar cuanto antes preferentemente capital privado para cubrir sus necesidades de capital, aunque él esté dispuesto a prestarles a todas ellas un total de 15.000 millones de euros… Eso sí, a un módico interés que oscila en torno al 8 %. Y con la seguridad de que mientras el capital privado no entre en los Bancos creados por esas entidades no se producirá la despolitización de las Cajas, lo que ha tranquilizado mucho los ánimos de los partidos y sindicatos que benefician a sus más destacados militantes con tan bien remunerados puestos.
La nueva Ley de Cajas dispone que en ellas los representantes de las administraciones públicas no podrán superar el 40% de los derechos de voto en sus órganos de gobierno, lo que significa una disminución del 10% respecto de lo hasta ahora vigente, pero no exige que tales representantes deban poseer una especial cualidad técnica económico-financiera, sin duda por creer que les basta y les sobra con su calidad sindical o política. El más lerdo de todos nosotros -ustedes y yo- se da cuenta de que con toda evidencia no había antes de hoy una medida de seguridad tan eficiente.
Veamos cómo se cumple este precepto. Sírvanos este ejemplo: Bankia, el nuevo Banco creado por Caja Madrid, Bancaja, Caja Segovia, Caja Ávila, Caixa Layetana, Caja Rioja y Caja Insular de Canarias, se rige por un consejo de administración compuesto por 21 vocales, de los cuales 11 tienen una evidente filiación política que les ha proporcionado puestos de destacado interés público. Su presidente, Rato, fué entre otras cosas vicepresidente del Gobierno entre 1996 y 2004. Después fue asesor de Lazard, Banco Santander y La Caixa, tarea que realizó a poco de abandonar el cargo de director gerente del FMI. Su número dos, José Luis Olivas, fue presidente de la Generalidad Valenciana. Otros consejeros son Ricardo Romero de Tejada (antiguo alcalde de Majadahonda), Antonio Tirado (que lo fue en Castellón), Mercedes de la Merced (concejal), José Manuel Fernández Norniella y Jorge Gómez (ambos diputados) y Virgilio Zapatero (ex-ministro del PSOE).
No vale la pena insistir más. Todo está claro. Pero muy claro.