¿Es hora de tirar la toalla?
El barco se hunde y al igual que la orquesta del “Titanic”, seguimos actuando como si no pasara nada, asistiendo impertérritos, con una indiferencia rayana en la cobardía, a este triste naufragio que nadie quiere evitar. A veces pienso que es mejor tirar la toalla y el que venga atrás que arree, como decíamos cuando éramos menos sofisticados, pero más sinceros y decididos en nuestros sentimientos y conductas. Presumo que en estas votaciones, las que vienen después y las que se celebren mientras yo pertenezca al mundo de los vivos y éstos sigan pareciendo que están muertos, voy a brillar por mi ausencia o quizás vote en blanco, como una protesta silenciosa contra todos y contra todo, si no se produjeran cambios a mejor.
Me he convencido de que no merece la pena luchar ni esforzarse por nada, ya que los principios e ideas son sólo palabras que se oyen y leen con la misma pasividad que oímos y contemplamos la lluvia tras los cristales de nuestra ventana. Tratar estos temas, que yo creía transcendentales, es una pérdida de tiempo y un continuo desengaño vistas su inutilidad y apatía. Algo así como predicar en el desierto. He llegado al límite de mi fe y de mi confianza en los demás. Vivimos como si estuviéramos encerrados en una burbuja, indiferentes a todo cuanto nos rodea y a lo que no se refiere exclusivamente a nuestros propios problemas. Ni siquiera somos capaces de acusar recibo, como simple muestra de consideración y agradecimiento, a la solidaridad y el pesar que hemos expresado ante la desgracia del compañero en un intento de hacerle ver que no está sólo en sus horas más amargas. A mí, si me hubiera gustado recibirla en casos similares. Puede que pertenezca a otra galaxia o que la edad me haya vuelto más sensible y susceptible al dolor de los demás. Lo siento, pero siempre procuro ser sincero.
Cuando empecé mi colaboración en estas páginas me sentía entusiasmado y algunas semanas hasta llegué a publicar cuatro o cinco artículos, porque si algo me sobra a mis años es el tiempo. Me dediqué en cuerpo y alma, más con ésta última, a exponer a los lectores todos aquellos temas que deseaba compartir con ellos por considerarlos interesantes, aunque no todos lo fueran. La realidad me demostró que estaba equivocado, que hacía el canelo, y apliqué mi tiempo libre a otras tareas ante el silencio y la apatía que generalmente encontraba. No es pecar de vanidoso pretender que lo que escribimos no se lo lleve el viento solano.
Voy a llegar al extremo de que me importe un bledo que gane el PSOE, el PP, IU, o cualquier otro grupo político más o menos significativo. Ya poco pueden hacerme uno u otro en esta etapa de mi vida. Y no estoy dispuesto a pasar los años que me quedan luchando inútilmente contra los que no piensan políticamente igual que yo, o si son de mi onda ver como se callan cobardemente y me dan la desagradable impresión de que estoy dando palos de ciego. Es una lástima porque amo a España y respeto su identidad y simbología, pero he visto que mis intentos de despertar las conciencias y defender la españolidad ha sido una pérdida de tiempo. Parece como si estas cuestiones ya no preocuparan a nadie, pues viven de espaldas a la realidad, empeñados en sus particulares batallitas. Si hablo mal del PSOE, con el que no me identifico, me tachan de facha y me expongo a que cualquier ministro o político se levante con dolor de muelas y me fastidie en lo que más pueda perjudicarme, sin que nadie, y ya lo tengo asumido, mueva un solo dedo en mi defensa.
Si critico los errores del PP, que también los cometen aunque me duela reconocerlo, causo el mismo efecto que si estuviera acordándome de la parentela de una serie de señores molestos con mis comentarios. Blanco o negro, no hay opción para el gris. No se dan cuenta que el periodista está para informar a los lectores libre de ataduras y prejuicios que le impidan ejercer la crítica veraz, pero sin ira, independientemente a sus propias ideas y convicciones. Sin ocultar ni falsear la realidad dada la tremenda influencia que sus opiniones y palabras pueda causar. La deontología profesional debe estar siempre por encima de cualquiera otra consideración y se deben mantener las distancias precisas con el poder para no ser considerado integrado en sus esferas e influencias, así como tampoco subjetivamente identificados con los que están en la orilla opuesta y justificar sus silencios, inactividades, cobardías y faltas de decisiones. Ambas posturas son igual de irresponsables. Nada deberá poner en duda la objetividad informativa, a pesar de que en muchos momentos nos duela tener que escribir lo que desearíamos ocultar.
Lo mismo ocurre con la defensa de nuestras creencias religiosas. A veces tengo cierto complejo de ser un meapilas o “capillita”, al defender con energía y contundencia una religión que siento muy dentro, pues tengo la impresión de que me puedan considerar un visionario exaltado y desfasado en los tiempos que corren. Hoy sólo se puede hablar de religión si es para atacarla y tratar de eliminarla. Si se la intenta defender sólo responden los críticos y enemigos, porque los que sienten de igual manera callan cobardemente para evitarse problemas. ¿Para qué seguir insistiendo?. ¿De qué sirve ir los domingos a misa, comulgar, llevar el cuello lleno de medallas y rezar como un papagayo todas las oraciones, si luego a la hora de tener que dar la cara y defender nuestras creencias públicamente contra tanta intolerancia, blasfemia y ataques enconados permanecemos indiferentes y callados como si nada de cuanto dicen y hacen nos significara algo?.
Actualmente la prensa se hace eco de una serie de actos y sucesos que demuestran el ambiente hostil que se vive en España contra nuestras creencias religiosas y no he encontrado reacción alguna, manifestaciones callejeras, actos de reparación o artículos de prensa, en los que se protesten ante tales hechos y se advierta a los culpables que los católicos no estamos dispuestos a seguir tolerando tales ofensas y ataques. Estamos dando la impresión que sentimos miedo y complejo en proclamar abiertamente nuestra fe. Y esto huele a cinismo y cobardía. Algunos ejemplos:
En la comunidad castellano-manchega del señor Barreda, publican un calendario escolar en el que se omite indicar como “Semana Santa”, este periodo vacacional y se le llama “Descanso entre trimestres”. (Hay que ser un tanto retorcido). Gracias a la Asociación de Cofradías de Ciudad Real y a las miles de firmas que consiguen en su apoyo, logran que se dé marcha atrás y Barreda tenga que ordenar que se vuelva a designar como “Vacaciones de Semana Santa”. Una inútil manera de hacer el ridículo y tragárselas dobladas, que pudo evitarse fácilmente. Otro caso, éste del ayuntamiento de Tarrasa, (ellos la llaman Terrassa), formado por socialistas, ERC e ICV, que subvenciona con 29.500 euros, a “La Sussietá de L’Émbut” para organizar un carnaval blasfemo en el que aparece la figura de la Virgen ondeando la bandera separatista y aplastando a una serpiente, que se supone es la representación de Satanás, con el rostro de Alicia Sánchez Camacho, que es la presidenta del PP catalán. El cuadro se titula “Cataluña pisando a España”. Todo un dechado de consideración y respeto a lo sagrado, a España y a la oponente política, gracias a la permisión de un gobierno central que por conseguir votos mira para otro lado cuando, como en este caso, se vulnera la integridad y la dignidad de España, olvidando lo que normaliza y regula la Constitución.
En otro, se ven a dos angelitos en situación obscena, etc. Me resulta repulsivo hasta tener que exponerlo. Desvirtúan cuadros religiosos católicos con un mal gusto, hiriente, vejatorio y ofensivo y encima subvencionado por el municipio. Pero no pasa nada. Silencio y serenidad en las filas católicas catalanas y en las del resto de España. No para aquí la ola de anti catolicismo que nos domina actualmente y se organizan profanaciones, actos provocativos y blasfemos en varias iglesias de Madrid, entre ellas, la capilla de la Universidad Politécnica, ante la impasibilidad del resto de alumnos, autoridades docentes y gubernamentales. Jóvenes medio desnudas, con pancartas y gritos contra todo lo sagrado dentro del templo, en clara mofa y mínimo respeto a la sensibilidad y la fe de los que estaban en la iglesia en ese momento. No pasa nada. ¡A ver si estas “valientes” descerebradas son capaces de hacerlo en el interior de una mezquita!. Más aún, en una iglesia madrileña de Carabanchel se produce el robo del Copón con la Sagrada Forma y diversos objetos sagrados, sin que nadie se altere ni mueva un dedo por encontrar a los culpables, ni se haga pública protesta o reparación en el profanado lugar. Continuamos pasando olímpicamente.
Creo que esta libertad de expresión de la que tanto alardean para cometer sus fechorías es errónea, ya que la verdadera libertad no debe estar basada en el insulto y la ofensa a los demás, sino en el respeto y la consideración a sus sentimientos e ideales. Pero ni el gobierno hace nada por impedirlo, más aún lo alienta, ni los llamados conservadores rebotan en sus asientos del hemiciclo y piden cuentas al Ejecutivo con la Constitución en la mano, ni se mueven los que se dicen católicos. Y yo mientras desgañitándome en el desierto de la desidia.
Lo más lamentable es que la misma gente que asisten a Misa (la gran mayoría) no están preparados para tener respuestas sobre estos temas. En las iglesias solo se les anuncia el Evangelio sin lecciones practicas sobre la vida diaria, sobre la vida diaria de todo lo que cuentan los medios. El Catolicismo esta tocando fondo ya se parece a lo que se dijo del “opio del pueblo” que adormila a las gentes sencillas para que no piensen en nada. ————————————–(Lastima que en este blog no funcione el enlace que lleva a todos los articulos del mismo autor. Ya he… Leer más »
Con Usted… no merece la pena.
En mi caso arroje la toalla, me fui de España hace 3 años, Tenía 40 años. España entera se merece lo que está pasando. La actitud de Mariano haciendo oposición es la misma que hace el católico español, a ver si pasa todo y llega su turno…y es muy posible que no llegue ese turno. Las cosas hay que ganarselas.
Estimado Félix, “todo está consumado” podrido hasta la medula de un exacerbado fanatismo el humano tiene el futuro contado, al menos mientras no se de una revolución civil, que imponga un nuevo sistema donde los Hombres primen sobre el hombre… No lo dude es así el sistema, todo el sistema está corrupto, y hoy más que nunca se sustenta mediante el poder de aquellos –hombre- que posen las balas.
Sea feliz
José Luis P