La cristiana condenada a muerte en Pakistán ayuna y reza por la paz
Asia Bibi, la madre de familia cristiana condenada a muerte por la polémica ley de blasfemia, dijo que en este tiempo de Cuaresma reza y ayuna por la paz, y ofrece su sufrimiento para acercarse un poco más a Dios.
En declaraciones a la agencia vaticana Fides, a través de la Masihi Foundation que se ocupa de asistirla jurídica y materialmente, Asia Bibi señaló que “en esta Cuaresma quiero orar y ayunar por la paz y la justicia. Quiero ofrecer mi sufrimiento a Dios para estar más cerca de Él. Deseo dar las gracias a todos los que están orando por mí, en todo el mundo; siento su apoyo”.
“Quiero decirles a todos que yo también ruego por ellos y los encomiendo al Señor, que es Dios de la Providencia. Le pido al Papa y todos los cristianos que sigan rezando por mí”. Por su parte, Ashiq Masih, el esposo de Asia Bibi, y sus hijos han manifestado a Fides que “están ayunando en comunión con ella”.
Haroon Barkat Masih, Director de la “Masihi Foundation”, comentó que “Asia es una persona frágil y vulnerable. Estamos preocupados por sus condiciones de salud y pediremos a las autoridades de la prisión que permitan visitarla a un equipo médico. No me gustaría que este ayuno prolongado sea perjudicial para su salud y la debilite demasiado”.
“Está en una celda de aislamiento desde hace más de dos meses y también necesita que le de el aire, ver el sol. Las autoridades dicen que no lo permiten para proteger su seguridad. Pero ahora ha llegado el momento de proteger también su salud, no queremos que se derrumbe”.
La preocupación por la salud de Asia Bibi ha crecido después del caso de Qamar David, el católico que fue encontrado muerto en la prisión de Karachi, en circunstancias sospechosas ante las cuales la Iglesia ha pedido una investigación exhaustiva a las autoridades.
En junio de 2009, Asia trabajaba como obrera en Sheikhupura, cerca de Lahore, Pakistán. En una ocasión le pidieron que buscara agua potable para sus compañeras. Algunas de las trabajadoras -todas musulmanas- se negaron a beber el agua por considerarla “impura” debido a que fue provista por una cristiana.
Un día más tarde, Asia fue atacada por una turba y llevada a una comisaría “por su seguridad”, donde fue acusada de blasfemia contra Mahoma. Desde su detención denunció ser perseguida en razón de su fe y negó haber proferido insulto alguno contra el Islam.