El Barça tiñe todavía más de azulgrana el campeonato
El Barça acaricia su tercera Liga consecutiva tras ganar en Villarreal sin desgastarse lo más mínimo. Un gol polémico de Piqué, ya que pudo ayudarse del brazo en el control, y tres paradas soberbias de Víctor Valdés desequilibraron un duelo de guante blanco resuelto más por inercia, calidad e impotencia del rival, que por propia iniciativa. El ‘Preciadazo’ le permitió al Barça tomárselo con más calma, sabedor de que hasta un punto le bastaba para escaparse hacia el título. Por eso se vio un equipo elegante pero mucho menos profundo de lo habitual. Tocó mucho en el centro del campo, tuvo más el balón pero siempre pareció más preocupado de no verse sorprendido en algún contragolpe que de matar definitivamente la Liga.
Seguramente ya lo tenía decidido de antemano, pero el batacazo del Madrid evitó que la ausencia de Messi en el once titular, por vez primera esta temporada, generase controversia. Llegó al límite de Argentina pero también faltaban Xavi, el timonel azulgrana, Pedro y Puyol. Thiago, el hijo del gran Mazinho, ejerció de organizador. Mostró maneras, dejó detalles soberbios pero careció de continuidad. Todavía le viene grande el puesto. Y la titularidad de Afellay fue otro golpe para Bojan. Ausencias importantes del Barça en un escenario supuestamente difícil, donde el Villarreal ha decrecido en las últimas jornadas pero sólo había perdido un partido en toda la Liga, curiosamente ante el Levante.
Garrido también planteó el choque con precauciones. Repitió la experiencia de Bilbao. Marchena de mediocentro, y Marco Ruben como acompañante de Rossi en ataque. Una pareja rapidísima que podía poner en serias dificultades a Piqué y Busquets, mucho más lentos. Así lo hicieron en los primeros minutos, pero Víctor Valdés estuvo extraordinario. Salvó un mano a mano con el ítalo-estadounidense y luego desvió un disparo cruzado del propio delantero que suena para el Barça. Ahí pudo estar la clave del choque.
Ese arranque trepidante dio paso a un primer tiempo tedioso. Al Villarreal no le duró nada el balón y el Barça se limitó a dejar pasar los minutos a base de toques intrascendentes. El juego se animó algo en la reanudación. El Barça aceleró de salida y avisó dos veces: un tiro de Iniesta que rechazó Diego López y un buen movimiento de Villa que terminó con un disparo fuera por poco. La superioridad azulgrana era evidente y Guardiola consideró que había llegado el momento de Messi. La ‘Pulga’ entró por Keita. Un mensaje ofensivo para desequilibrar un choque de guante blanco, con alguna excepción como el antideportivo pisotón en el brazo de Marchena a Alves. Al sevillano le adoran sus entrenadores y compañeros pero le delatan las cámaras.
El dominio culé era tan claro que el gol tenía que llegar, aunque no lo buscara el Barça con mucho ahínco. Iniesta se hizo el jefe del centro del campo, Messi jugó el engaño con los defensores y el balón solo estaba en campo de los amarillos. A Alves le señalaron un fuera de juego inexistente, aunque luego tiró fuera, y Piqué fusiló a bocajarro a Diego López tras controlar con el pecho y ayudarse quizá con el brazo. De todos modos, el error de marca en el córner fue evidente. El Barça se echó a dormir y no cedió el empate porque Valdés intuyó donde iría una volea de Cazorla que parecía gol o gol. Todo le sale de cara al Barça.