Padres y sociólogos discrepan sobre el uniforme escolar
El uniforme escolar supone para algunos padres y expertos un “ahorro económico” para las familias, contribuye a la “sostenibilidad ambiental” y elimina las posibles “desigualdades socioeconómicas” de los alumnos, mientras que para otros es un elemento que les “resta individualidad” y su uso no tiene “ninguna consecuencia pedagógica probada”.
Desde la Confederación de Padres de Alumnos (CEAPA), Jesús María Sánchez, ha señalado, en declaraciones a Europa Press, que el uniforme es un elemento que impide que el estudiante desarrolle su personalidad y capacidad de elección. “Nosotros apostamos por la diversidad entendida de todas sus formas”, ha subrayado Sánchez, que entiende que esta diversidad se pierde cuando se obliga a los alumnos a que vayan vestidos igual.
Asimismo, ha criticado que el uniforme suponga, mayoritariamente, que las niñas tengan que llevar falda y los niños pantalones, algo que, a su juicio, es “sexista y anticuado”. También ha advertido de que las desigualdades sociales entre los alumnos no las solventa esta prenda y ha destacado que, al contrario, los estudiantes que no llevan uniforme “aprenden antes a respetar estas diferencias” y a “entender la realidad”.
La directora del colegio Canigó de Barcelona, del Grupo Educativo Fomento, Gloria Gratanós, ha destacado que el uniforme “es un servicio a las familias” y ha destacado que proporciona “comodidad”, tanto al alumno como a sus padres, y es un símbolo de “sobriedad y solidaridad”. Según ha explicado, los estudiantes aprenden a cuidar la ropa para que la puedan heredar en el mejor estado posible sus hermanos u otros alumnos del centro.
Asimismo, ha advertido de que el uniforme evita que los alumnos, sobre todo adolescentes, se preocupen por “ir a la moda” y permite que se centren en ir al colegio para aprender. Gratanós ha indicado también que se trata de un producto sostenible económicamente porque se lava con menos frecuencia que otras prendas, lo que supone un “menor gasto energético”.
El decano de la Facultad de Educación de la UNED, el catedrático de Teoría de la Educación y Pedagogía Social, Lorenzo García Aretio, ha señalado que, aunque hay razones “objetivas” para apoyar la tesis del el ahorro económico que supone el uniforme, también ha advertido de que esta prenda “coarta la capacidad de autonomía del alumno”, pues, a través de la ropa, “los jóvenes desarrollan su individualidad”.
“Un elemento para educar es también el respeto a lo diferente”, ha advertido este catedrático, para añadir que “vestimos diferente porque somos diferentes”. También ha indicado que desde el punto de vista pedagógico y educativo no existe ningún estudio científico que demuestre que el uniforme contribuya a un mejor rendimiento académico de los alumnos.
Para el director del gabinete de Psicopedagogía Área 44, Juan José Millán, el uniforme “evita conflictos entre padres e hijos y entre alumnos”, sobre todo en entornos de un nivel socioeconómico alto. El uniforme “iguala a los alumnos” y contribuye a que se identifiquen con el centro, con sus compañeros y con lo que les rodea.
“El uniforme significa para el estudiante lo mismo que para el policía, el bombero o el barrendero: su traje de trabajo”, ha explicado Millán, que considera que “no hay que perder de vista” que los escolares “van al colegio a aprender”.