El Ciudad Real no da opción a la sorpresa y se lleva la Copa
El Renovalia Ciudad Real volvió a inscribir su nombre como ganador de la Copa del Rey, tras dos años de dominio azulgrana, al derrotar a un Cuatro Rayas Valladolid (22-31) al que se le terminó la gasolina en la segunda parte.
Con este triunfo, los de Talant Dujshebaev suman su tercer título de la temporada, tras ganar antes la Supercopa de España y la Copa ASOBAL.
La primera media hora del Valladolid rozó la perfección. Los de Juan Carlos Pastor repitieron la espectacular defensa que un día antes había empequeñecido a la primera línea del Barcelona. Siete minutos tardó el Ciudad Real en superar a un Sierra inconmensurable.
Pero la brillante salida de los vallisoletanos (4-0) no desarboló a su rival. A Dujshebaev le bastó con cambiar un par de fichas de su defensa -poner a Viran en el penúltimo y a Davis de avanzado- para frenar a la primera línea pucelana, el recurso del que vivió el Valladolid en el primer tiempo.
Así, pese a que Sterbik no tenía su tarde, el Ciudad Real no tardó en meterse en la final, pese a que en ataque solo el macedonio Kiril Lazarov -cuatro goles en el primer acto- sacó a relucir su brazo (4-3, m.15).
Y es que el choque, con el permiso de Sierra, era un duelo entre los dos laterales zurdos. El Valladolid renunció al juego con su segunda línea para explotar el gran momento de forma del internacional Eduardo Gurbindo -seis goles en la primera media hora-, una pesadilla para el 5-1 manchego.
Pero tras el paso por los vestuarios (12-12), el sueño del Valladolid se derrumbó en seis minutos, justo lo que tardó el Ciudad Real en echar el cerrojo. El equipo de Pastor empezó a quedarse sin gasolina y eso provocó numerosos errores en la circulación de balón.
Y ante un rival como el Ciudad Real, que se siente cómodo corriendo, eso se paga. Los contraataques del internacional sueco Jonas Källman y de Isaías Guardiola rompieron el partido (15-18, min.36). Pastor agotó su tiempo muerto, pero de poco sirvió. Su rival se había convertido ya en un tornado (19-26, min.48).
En los últimos minutos, pese a las paradas de Sierra, que mantuvo el nivel, el Valladolid fue un juguete en manos manchegas. Gurbindo desapareció de la final -un gol en el segundo tiempo-, y eso mató a su equipo, tan necesitado de lanzamiento exterior.