Los progres son 15+1… y aprovechan hasta la Semana Santa
Para los católicos las fechas de Semana Santa son especiales. Todo el fervor se concentra en los días de pasión, crucifixión y resurrección de Cristo. Las emociones están a flor de piel y las lágrimas pugnan por salir al imaginar el inmenso dolor de las torturas, mostrado en las imágenes que salen en las procesiones, sabiendo que, -aunque la fe sea grande-, ocurrió realmente porque queda recogido en numerosos documentos de la época.
En España existe una cofradía laica, la primera y creo que única: Los 15+1, fundada en L’Hospitalet de Llobregat en 1978. El término de laico provoca controversía, pero al parecer, el más aceptado es que se trata de católicos que van por libre, sin seguir las directrices de la Iglesia, a su aire.
Aunque ellos cuenten la versión a su manera, yo conozco la real por haber sido mi difunta madre creyente y haberlo sabido en su día de boca del párroco de la iglesia que frecuentaba.
Los 15+1 nació cuando quince amigos andaluces estaban en un bar de L’Hospitalet y, viendo por la TV las retransmisiones de las procesiones andaluzas, sintieron nostalgía de su tierra. Sacando uno de ellos un calendario con la imagen de “su” Virgen, la puso apoyada en un botellín de cerveza y cogiendo la mesa por las patas, la sacaron a la calle en procesión. Una charlotada que congregó a muchos viandantes curiosos en ver como acabaría la cosa, pero que a ellos les insufló fuerzas para llevarlo a cabo el año siguiente “en serio”.
En L’Hospitalet siempre ha habido procesiones de Semana Santa. Soy testigo porque mi madre nos sacaba de la cama a mi hermano y a mí y nos hacía participar; dos niños medio dormidos, pasando frío en la madrugada, quemándose las manos con la cera de los cirios, pensando más en su propia tortura que en la del buen hombre al que nunca veían por ninguna parte al estar rodeados de gente mayor.
¿Por qué esos quince andaluces, si tan creyentes se consideraban, no estaban en una procesión, en vez de en un bar? Dios está en todas partes, en toda España hay procesiones en estas fechas.
Lo que ellos no cuentan en su historia es que se dirigieron a las parroquias hospitalenses, nada menos que pidiendo que las procesiones fuesen a su gusto, que las catalanas son “muy pobres, sin gracia”. ¿Fe? ¿A esto se le puede considerar fe? ¿A aceptar salir en procesión sólo si hay mucho boato, mucho oro, mucho terciopelo, muchos abalorios, flores y velas hasta marear?
Nuestros párrocos les dijeron muy educadamente que no, que aquí tenemos nuestras propias costumbres y no pensamos cambiarlas a gusto de todos los que lleguen sucesivamente. Así nacieron Los 15+1, una asociación creada para lucir oropeles y “panderetas”.
Reciben sustanciosas subvenciones del Ayuntamiento socialista, además de la cesión de locales. Las imágenes las guardan en uno, pero su sede la tienen en un colegio bien conocido por mí. Todo es poco al parecer. ¿Socialistas subvencionando imágenes católicas? Claro, por los votos. Más de mil miembros ya, y votando socialista por las subvenciones, que esto del boato y el jolgorio es primordial.
Estas son las lamentables declaraciones del presidente de dicha asociación ante la cancelación de la procesión del Viernes Santo por la lluvia: “Hace 30 años que la procesión de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores salen por las calles hospitalenses. Prefiero que me traten de cobarde antes que de valiente y después lamentarse porque para los organizadores, el patrimonio artístico y moral que contienen los dos no se debería dañar por la lluvia. Contra el tiempo no podemos luchar”.
Jesús soportó mucho más que la lluvia. Muchísimo más. Las palabras de este señor demuestran que su única pretensión es lucirse a costa del Nazareno. Aquí no existe fe ni creencia alguna desde el momento en que se guardan las imágenes para que no se estropeen y se destinan grandes cantidades de dinero para oropeles y boato.
Puede mencionar tranquilamente el “patrimonio artístico”, el único que tienen, pero no el moral porque de este carecen por completo desde el momento en que venden su voto a un partido dispuesto a acabar con los católicos. El cambalache es claro: “No me importa lo que hagas con los crucifijos en las escuelas y las iglesias que atosigues, dame dinero para mis figuritas y tendrás más de mil votos”.