Denuncian la impunidad que tienen los musulmanes salafistas para asesinar a los cristianos de Egipto
Los cristianos coptos atacados el fin de semana por un grupo de musulmanes extremistas, conocidos como los salafistas, denunciaron la total impunidad de la que goza este grupo islámico fundamentalista y la brutalidad de sus ataques, así como la inactividad de las fuerzas del orden ante las constantes agresiones.
Según indicó a Efe el psicólogo copto Amgad Jairy, “el Ejército no está haciendo nada, no está metiendo a gente a la cárcel”. Asimismo lamentó que la quema de templos como los cristianos “siempre quede impune”.
Jairy dijo también que “los cristianos hemos perdonado durante 1400 años y ahora estamos hartos” y “hemos aguantado y perdonado todo tipo de ataques”.
El psicólogo hizo estas declaraciones durante una concentración de protesta por el brutal ataque hace dos días de un grupo de musulmanes a la iglesia de Mar Mina, en el barrio de Imbaba en El Cairo, después de que se extendiera el rumor de que una cristiana convertida al Islam habría permanecido encerrada en el templo.
El analista del Centro Al Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos, Emed Gad, señaló que “el principal problema en este conflicto es que ni el Ejército ni la Policía egipcias hicieron nada para prevenir el ataque”.
Para Gad, la clave del asunto es “la reacción del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, que debería aplicar la ley y arrestar a los salafistas”, el grupo extremista islámico que está detrás del ataque a los cristianos.
“Durante las más de seis horas que duró el asalto, el Ejército no intervino y quizás es porque (los salafistas) quieren que haya problemas graves de seguridad en Egipto para luego tomar el control de la seguridad del Estado”, añadió.
¿Quiénes son los salafistas?
Paul Marshall, del Hudson Institute’s Center for Religious Freedom, explica que los salafistas son un grupo extremista islámico que se está aprovechando de la crisis actual en Egipto para imponer “su versión represiva del Islam” y cuyo principal blanco en su acción son los cristianos coptos.
El pasado 20 de marzo, en la localidad de Qena, un grupo de salafistas, incluyendo a un policía que no estaba en servicio, acusaron a un copto de nombre Ayman Mitri por haber supuestamente alquilado un departamento a una prostituta. Como “castigo” le cortaron una oreja, mutilaron la otra y le cortaron el cuello.
Los atacantes le dijeron luego a la policía que este castigo fue ejecutado porque se “adecuaba a la ley islámica”. Las fuerzas del orden aceptaron la explicación y, como cuando atacaban a los cristianos en el régimen del derrocado presidente Hosni Mubarak, alentaron a la “reconciliación” entre los musulmanes extremistas y los cristianos.
Tres días después, el 23 de marzo, nuevamente los salafistas atacaron a los cristianos. Esa vez fue la iglesia de Saint George la que sufrió la agresión. Allí los musulmanes exigieron que se detuviera la ampliación del templo, que el gobierno había aprobado luego de la solicitud de los coptos.
El 27 de marzo bloquearon la iglesia Saint Mary en Giza, aduciendo que no tenía permiso. Lograron que se prohibiera el culto hasta nuevo aviso por parte de las autoridades locales.
El 28 de marzo atacaron una tienda de licores cuyo propietario era un cristiano copto. Los extremistas destruyeron varias tiendas y exigieron su cierre En el ataque mataron a un lugareño de esta localidad de Kars-El- Bassil e hirieron a otros ocho.
El 5 de abril, cientos de extremistas salafistas ocuparon la iglesia de Saint John el Amado en Kamadeer, paralizando las reparaciones de los desperfectos a causa de las lluvias. Allí amenazaron a los coptos diciéndoles que no se les permitía, desde ese momento, rezar en el lugar.
Para “mitigar” el ataque, los extremistas musulmanes dijeron a los coptos que podían construir otro templo a 200 metros del lugar actual, pero sin cruz, sin campana y sin cualquier otro símbolo que permitiese identificar al lugar como un templo cristiano.
El 15 de abril, más de 100 000 salafistas iniciaron una protesta por el nombramiento del gobernador de Qena, Emad Mikhail, un cristiano copto. Los extremistas bloquearon carreteras, detuvieron autobuses y detuvieron la principal línea de trenes del alto Egipto durante ocho días. Allí amenazaron con asesinar al gobernador Mikhail.
Paul Marshall explica también que para los salafistas, el nuevo gobernador “no implementará la ley islámica”. “Nunca seremos regidos por un cristianos, además Mikhail es un cerdo”, vitoreaban.
Estos extremistas musulmanes también atacan a otros grupos del Islam como los shiítas, que han sido blanco de agresiones, asesinatos y persecución. El 30 de marzo, por ejemplo, mataron a otro musulmán por no rezar a la hora debida.
En su apariencia física, los salafistas se distinguen porque los hombres usan barga y las mujeres tienen el rostro totalmente cubierto. Buscan emular la “piedad” de las primeras tres generaciones de musulmanes. De allí su nombre, ya que “Salaf” significa “predecesor” o “antepasado”.
El lunes 9 de mayo, varios centenares de manifestantes reclamaron al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que gobierna Egipto desde la renuncia del presidente Hosni Mubarak, que garantice la protección de los cristianos y castigue a los responsables del ataque de hace dos días contra los cristianos coptos perpetrado por los salafistas, que se saldó con doce muertos y centenares de heridos.