Bin Laden contaba con latinoamericanos y negros para debilitar a Estados Unidos
Osama bin Laden soñaba con reclutar para su causa a no musulmanes supuestamente oprimidos en Estados Unidos, según los documentos incautados en la mansión de Pakistán donde el 2 de mayo un comando le liquidó. Bin Laden creía que su organización, Al Qaeda, podía utilizar a afroamericanos e hispanos para debilitar a la superpotencia.
Los planes delatan el escaso conocimiento de la realidad estadounidense por parte del terrorista saudí. Junto a otras revelaciones que ayer publicaron The Washington Post y otros medios estadounidenses, dan a entender que vivía en un mundo de ilusiones y que las fricciones con las filiales de Al Qaeda eran habituales.
Bin Laden, por ejemplo, consideraba prioritario matar el máximo de estadounidenses posible con el fin de expulsar a Estados Unidos del mundo árabe, su objetivo durante décadas. Pero las franquicias más dinámicas de Al Qaeda, como la yemení, preferían ataques más limitados.
EE.UU. ha empezado a examinar en un lugar desconocido del norte del estado de Virginia los diarios y los archivos informáticos de Bin Laden. El proceso puede requerir meses. Las primeras revelaciones, la semana pasada, apuntaban que el terrorista tenía al morir una influencia mayor en Al Qaeda de la que se había sospechado y que flirteaba con la idea de atentados en trenes en ciudades estadounidenses.
Ahora emergen más datos en un retrato todavía incierto y cambiante. En los papeles de Bin Laden no constan planes de ataques inminentes, ni el paradero de otros líderes. Pero aportan información de una Al Qaeda amenazada por la fragmentación. Bin Laden daba orientaciones, pero no entraba en los detalles de las operaciones. Se centraba en la estrategia más que en la táctica. No hay pruebas de que coordinase de forma directa los ataques de Al Qaeda en los últimos años, ni de sus vínculos con las fuerzas armadas o el espionaje pakistaní.
Fuentes gubernamentales citadas por la web de investigación ProPublica dicen que en sus escritos jugaba con la idea de un atentado que impidiese la reelección de Barack Obama, oficialmente el “objetivo número uno” de los terroristas. También expresaba el temor a que las matanzas de musulmanes en Iraq se volviesen contra Al Qaeda.
El debate sobre la conveniencia de atacar EE.UU. es el caso más evidente de fricciones en Al Qaeda. Peter Bergen, uno de los máximos expertos en Bin Laden, ha escrito que es un debate antiguo. Tras el 11-S, miembros de Al Qaeda ya lamentaron que los atentados, en vez de provocar la retirada de EE.UU. de Oriente Medio, como deseaba Bin Laden, provocaron lo contrario: la invasión de Afganistán y después de Iraq. Bergen cree que el 11-S representó el principio del fin de Bin Laden: perdió su base afgana, pasó una década a la defensiva y en los últimos meses vio como su movimiento quedaba marginado de las revueltas árabes.
España también está llena de sudacas y de negros.