Strauss-Kahn, socialista de caviar: “Me gusta el dinero, las mujeres y ser judío”
Enviado a prisión como un vulgar delincuente, Dominique Strauss-Kahn (conocido como DSK) ha visto cómo en unas horas se han caído sus aspiraciones a la presidencia francesa. La acusación de agresión sexual presentada por una camarera del hotel donde se alojaba ha hecho resurgir la cara más oscura del socialista francés, uno de los políticos más talentosos de su generación, pero también un hombre con reputación sulfúrea en cuanto a sus relaciones con las mujeres.
Strauss-Khan había reconocido al diario de izquierdas Libération sus puntos débiles para su candidatura para el Elíseo en una conversación mantenida el pasado día 28 y difundida este lunes: “El dinero, las mujeres y ser judío”. “Sí, me gustan las mujeres ¿y qué?”.
Expresión cansada y barba mal afeitada… La imagen del director del Fondo Monetario Internacional y miembro de la francmasonería gala, de 62 años, en su comparecencia de este lunes en un tribunal neoyorquino lo alejan de la carrera presidencial, una candidatura que sus amigos preparaban desde su marcha a Washington para pilotar el FMI, en 2007.
‘Muy insistente, a menudo roza el acoso’
Sin embargo, el escándalo en Nueva York ha hecho resurgir una cara más sombría de su personalidad. Los rumores corrían en París desde hace años. Varios libros, varias emisiones de televisión habían aludido más o menos directamente a mujeres que habían sido importunadas por DSK.
Durante su nombramiento en el FMI, un periodista había advertido en su blog: “El único verdadero problema de Strauss-Kahn es su relación con las mujeres. Muy insistente, a menudo roza el acoso. Un defecto conocido por los medios, aunque nadie habla de ello (estamos en Francia)”, escribía Jean Quatremer, de Libération.
En el libro ‘Sexus Politicus’, Christophe Dubois lo describe a su vez como un hombre “tendente a la seducción que, en su caso, se convierte en una obsesión”.
Una primera advertencia -mucho menos grave de los cargos de los que ahora se le acusa- tuvo lugar en octubre de 2008. Una relación extraconyugal con una economista húngara del FMI, de quien él era el superior directo. Finalmente, el escándalo no le costó su puesto.
Tras las acusaciones de la camarera neoyorquina, la joven periodista gala Tristane Banon ha denunciado que ella misma sufrió un incidente muy similar en 2007, cuando entrevistó al socialista galo.
“Puse la grabadora en marcha para empezar cuanto antes. Él me pidió que le cogiera la mano, porque lo que tenía que confesar era muy íntimo, a lo cual yo accedí. Después de la mano vino el brazo, luego algo más, entonces le dije que parara… Todo terminó de forma muy violenta, porque yo le repetí claramente que no, que no. Luchamos en el suelo, le di un par de bofetadas y hasta patadas, pero él rompió mi sujetador y trató de bajarme los vaqueros”, denunció en 2007 Banon, aunque sin decir el nombre del político que le había agredido. Ahora, ha aclarado que fue DSK.
Su aliada más preciada ha sido su mujer, Anne Sinclair, con quien se casó en terceras nupcias en 1991. Antigua periodista estrella de la televisión gala, Sinclair afirmó que la pareja había “pasado página” tras la “aventura de una tarde” de 2008, en referencia al ‘affaire Nagy’. “Nos queremos como el primer día”, aseguró.
Un día después de su detención, Anne Sinclair volaba de nuevo en ayuda de DSK. “No creo ni un segundo las acusaciones que han presentado contra mi marido. No dudo que se establecerá su inocencia”.