El PP avanza en su difícil conquista del voto rural andaluz
En Andalucía se da por descontado que este domingo el PP puede hacerse con las ocho capitales de la comunidad. Es lo que apuntan casi todas las encuestas y sería un éxito para el PP, pero no una sorpresa. Lo sorprendente sería que rompiera el muro que le ha impedido hasta ahora irrumpir con fuerza en el mundo rural, feudo imbatible del PSOE desde las primeras elecciones de la democracia. En inclinación de voto se puede decir que hay dos andalucías, una rural dominada por el PSOE, y otra urbana donde el predominio es del PP.
Los analistas políticos dicen que en Andalucía se da una relación directa entre el tamaño de una población y el sentido del voto de sus habitantes. Desde las primeras elecciones municipales de 1979, en los pueblos el PSOE mantiene una holgada ventaja respecto del PP. En las municipales del 2007, los socialistas le sacaron al PP 22 puntos porcentuales, el 49 por ciento frente al 27 en los pueblos. En cambio, en las ciudades el resultado fue del 40 por ciento para el PP frente al 32 del PSOE.
¿Cambiarán estos equilibrios en las elecciones del domingo? La respuesta sería afirmativa si se atendiera a las encuestas que auguran un ascenso general del PP. A su favor soplan los vientos de crisis que están rompiendo la estabilidad lograda en las última década por el medio rural.
La bonanza del medio rural se ha basado en el flujo de dinero público que ha ido a parar al medio rural y que ha tenido la triple virtud de apagar las protestas jornaleras que incendiaban los campos en la década de los 80, cortar la emigración a la ciudad y dotar de equipamientos a los pueblos. No hay pueblo en Andalucía desprovisto de servicios médicos, escuelas, polideportivos, hogar del pensionista, zonas verdes… Es un hecho que la calidad de vida está más en los pueblos que en las ciudades andaluzas y eso explica en parte la fidelidad del voto socialista, según explica Javier Torres Vela, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
La realidad de las ciudades es más compleja. Por un lado, está más influenciada por los debates de política general, ya sea el terrorismo, la vivienda o los recortes sociales. El subsidio agrario, pese a las críticas que recibe, se ha demostrado como tabú para los principales partidos políticos. Quien quiera perder las elecciones en Andalucía no tiene más anunciar que suprimiría el susidio agrario. Hay otros factores que explican esa dicotomía electoral. Carmen Ortega, directora del Centro de Documentación Política y Electoral de Andalucía (CAPDEA), señala que en el medio rural la presión social es mayor y eso conlleva una mayor participación que en las ciudades y mayor integración social.
También hay causas de diferente estructura social. En las ciudades predominan las clases medias y en los pueblos los trabajadores menos cualificados. Ante la falta de salida laboral que caracteriza el medio rural-agrario, a sus habitantes sólo les queda la disyuntiva de emigrar, cosa que a nadie agrada, o reclamar la ayuda de la ayuda del Estado. Y en esta situación, hasta ahora, la gente del campo pensaba que el PSOE es el partido que mejor defiende el papel del estado como equilibrador. La situación puede estar variando debido a la crisis, que no sólo ha cerrado la válvula de escape de mano de obra rural hacia la construcción, sino que fuerza el retorno en un momento en el que los pueblos carecen de actividad económica.