Suspense en la tierra de París
E.P.- Roland Garros ya ha empezado aunque las nuevas bolas no se han puesto en juego en las pistas. Ayer, cuando aún faltaban dos días para abrir las puertas a la primera jornada, la de mañana, Rafael Nadal y Novak Djokovic comenzaron su particular guerra psicológica ante el pulso por el título y la hegemonía mundial. Y los dos mejores tenistas de la temporada prefirieron jugar al resto y ceder el papel de favorito a su rival.
«No me siento invencible, nadie lo es y en Roland Garros menos. Si hay alguien favorito aquí es Nadal», valoró Djokovic, que se presenta en París con una racha de 37 victorias sin perder desde que comenzó la temporada (39 si se cuenta la final de la Copa Davis 2010) y siete títulos desde su triunfo en el Abierto de Australia en enero. El tenista serbio, que debutará ante el holandés Thiemo de Bakker (número 71 mundial), se mostró curiosamente desmemoriado al asegurar que ni sabía el número de partidos que llevaba ganados. «No sé cuántos son ni pienso en cuándo puede acabar la serie», explicó tras el sorteo que le puede llevar a cruzarse en el camino a la final con difíciles rivales como el argentino Juan Martín del Potro (número 27) en tercera ronda, un regalo envenenado que nadie quería, al francés Richard Gasquet (nº 13) en unos teóricos octavos, a Tomas Berdych (nº 6) en cuartos y a Roger Federer (nº 3), que algo tiene que decir también, o David Ferrer (nº 7), en semifinales.
Un número 1 en falso
Y si Djokovic tiraba pelotas fuera, Nadal hacía lo mismo. «Probablemente este año el favorito es Djokovic, porque es el que está jugando mejor y llega con una gran confianza por sus resultados», advirtió el aún número 1 mundial que, temporalmente, cederá su plaza a Djokovic en cuanto empiece Roland Garros. Para mantenerla, Nadal necesita revalidar el título y que su rival no llegue a la final (ver gráfico).
Las dos últimas derrotas de Nadal en Madrid y Roma, especialmente, dan un suspense a Roland Garros que hacía tiempo no tenía. Las apuestas se han igualado y el misterio no se desvelará hasta el próximo 5 de junio. «El favorito será el que levante la copa ese día», recalcó Nadal, consciente de que solo se cruzará con Djokovic si llega a la final. Para entonces, espera estar preparado para ganarle. «El Madrid perdió 5-0 contra el Barça y después cambió cosas a nivel táctico», dijo.
Pero antes quedan seis partidos a cinco sets y dos semanas muy duras que para Nadal empezarán contra el gigante estadounidense John Isner (2,06 metros y 35º del mundo). Un partido complicado ante un sacador que pondrá a prueba también el cambio de bolas, ahora Babolat en lugar de las tradicionales Dunlop que se habían utilizado hasta ahora en Roland Garros y con las que se ha jugado en los anteriores torneos de tierra. «Son más duras y botan más», destacó sin valorar un cambio que puede afectar más de lo que se cree.
En segunda ronda le esperan a Nadal el colombiano Santiago Giraldo o el español Pablo Andújar, y en tercera ronda, posiblemente, el ruso Nikolay Davydenko (nº 30), en octavos su compatriota Fernando Verdasco (nº 16), en cuartos el sueco Robin Soderling (nº 5 y el único que le ha ganado en París) y, en semifinales, el escocés Andy Murray (nº 4), rivales complicados para atreverse a soñar en la final y en levantar por sexta vez la Copa de los Mosqueteros igualando a Bjorn Borg, el único que lo ha conseguido en la era Open.