El PSOE certifica su hecatombe electoral y la atribuye al malestar social
Intuían que su resultado iba a ser malo, con un desplome claro respecto de la misma cita de hace cuatro años. Pero no tan malo. Se confirmaron ayer los augurios más negros del PSOE, e incluso se superaron, con el peor resultado desde que José Luis Rodríguez Zapatero se hizo con la secretaría general en el 2000, certificando así la sensación de fin de ciclo que llevaba destilando en los últimos tiempos el partido, que ahora encara la complicada tarea de elegir a un candidato para las generales. Especialmente dolorosas son las derrotas en Castilla-La Mancha y Sevilla, mientras que en Extremadura, si pacta con IU, el PSOE puede mantener el Gobierno.
El batacazo fue tal que el presidente del Gobierno, que suele dejar la tarea de valorar los resultados en manos de su número dos, José Blanco, compareció en Ferraz, la sede central del PSOE. Caras larguísimas en la cúpula socialista. Zapatero atribuyó la debacle al malestar ciudadano que han traído consigo la crisis y el desempleo. La interpretación permite a los socialistas esquivar en parte su responsabilidad en esta hecatombe. Los partidos de Nicolas Sarkozy y de Angela Merkel, ambos de signo conservador, también se han estrellado en las locales y regionales de Francia y Alemania.
LA CRISIS
La crisis, dijo Zapatero, «se ha llevado por delante sectores del sistema productivo. Y, sobre todo, se ha llevado por delante millones de puestos de trabajo. Sé que muchos españoles padecen dificultades y que muchos jóvenes contemplan su futuro con inquietud. Han expresado su malestar. Era de esperar que el PSOE, que ejerce el gobierno, recibiese un castigo en las urnas». Hubo autocrítica -«no hemos podido ni sabido llegar a muchos de nuestros conciudadanos»- y, de nuevo, descartó adelantar las generales, porque hay que «culminar las reformas».
Los ánimos estaban tan bajos como los resultados obtenidos. Tanto, que a las ocho y un minuto de la tarde, justo después de que se cerraran los colegios, el PSOE reconoció su derrota. Acababa de llegar al edificio el presidente Zapatero. «Esta no será una buena noche -anticipó la portavoz del comité electoral, Elena Valenciano-. Vamos a perder gobiernos autonómicos y municipales».
HACIA LAS PRIMARIAS
El desplome socialista permite otra lectura en clave interna. Durante el primer tramo de este año, los barones socialistas -sobre todo el manchego José María Barreda y el extremeño Guillermo Fernández Vara- presionaron al jefe del Ejecutivo para que anunciase su retirada antes de estos comicios. Decían que así su resultado sería mejor, al evitar que las elecciones se convirtiesen en un plebiscito sobre el desa-
creditado líder. Zapatero lo anunció en el comité federal del pasado 2 de abril. Y los resultados han sido aún peor de lo que se temían.
El próximo comité federal, máximo órgano del PSOE entre congresos, será el sábado. Dicen fuentes del partido que el resultado no afectará a las elecciones internas. Las primarias van, insisten, con dos candidatos claros, pese a que aún no se han postulado: el vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la titular de Defensa, Carme Chacón. Y aquí es donde comienza la discrepancia. Unos dicen que el golpe dará puntos al primero por su experiencia, mientras que otros sostienen que ante el complicado escenario el partido necesita una cara más joven.