No seré presidente del CDS
Durante toda mi vida he valorado muy positivamente el altruismo y la altitud de miras de Adolfo Suárez como uno de los principales ejemplos que permitió la llegada de la democracia a España. En aquellos momentos conclusivos del régimen del 18 de julio había no dos, sino muchas Españas. Cada pequeña parte de la sociedad española tenía sus razones para defender que el futuro debía hacerse conforme a sus creencias. Creencias que eran distintas e incluso enfrentadas con las razones que detentaba el compartimento estanco de al lado. Adolfo Suárez en aquel momento puso encima de la mesa el valor del diálogo, del ceder para avanzar todos juntos y para poder convivir pacífica y civilizadamente en el futuro.
El modelo obtenido, fue una forma de Estado y de sociedad que no era enteramente la que ninguno de los grupos pretendía inicialmente. Unos tuvieron que ceder en acatar la monarquía, otros consintieron las autonomías, otros reconocieron el papel de las fuerzas armadas como garantes de la unidad nacional y otros toleraron un Estatuto de los Trabajadores que no les complacía. El trabajo llevado a cabo por Adolfo Suárez dio sus frutos y al final las cesiones de unos y de otros permitieron crear un punto de encuentro y un modelo que reconoceremos es imperfecto y con múltiples carencias, pero que permitió lo esencial que era poder convivir pacíficamente y sin derramamientos de sangre entre españoles. Pasado el tiempo, el modelo puede y debe ser reformado para ir corrigiendo algunos de los desajustes producidos como fruto de aquellas negociaciones, pero ya puede hacerse desde otras perspectivas y preceptos y sin riesgos de enfrentamientos armados entre hermanos. De ese ejemplo, debemos aprender todos, y aplicarlo. Porque Suárez no es un icono para ponerlo en carteles y sacarle a pasear en las elecciones como si de una imagen de Semana Santa se tratase, sino un ejemplo de resolución de conflictos generador de soluciones. Y de ese ejemplo debemos aprender sinceramente para poder salir de la dinámica guerracivilista en que vive inmerso el centrismo, y en especial en torno a la pugna por las siglas históricas del CDS.
Como no puede ser de otra forma y decir lo contrario sería mentir, me he sentido halagado al saber que un grupo de compañeros del CDS me proponían para la Presidencia Nacional en el Congreso que se celebrará próximamente. Y por ello, les agradezco muy sinceramente sus muestras de apoyo, aunque no puedo más que declinar las ofertas que en tal sentido se me vienen haciendo desde hace algún tiempo. Mi postura es la misma de siempre y os la he ido comunicando a todos personalmente cuando me habéis llamado o escrito con tales proposiciones. Jamás me he postulado para tal cargo y de mi boca siempre ha salido un meridiano no a tales propuestas, y no lo hago por jactancia ni vanidad alguna, sino porque mi sentido de la responsabilidad, así me lo aconsejan. Espero con ello no defraudar a los compañeros que de buena fe apuntaban esa posibilidad, a quienes les reitero mi agradecimiento y mi disposición para trabajar con el mismo ahínco de siempre, y desde el lugar en que el partido considere más idóneo en que deba servir.
El próximo 12 de junio se celebrará el Congreso Federal del CDS de Madrid. Fiel a mi palabra dada, tampoco presentaré mi candidatura a la presidencia de Madrid. Esta postura no es ni nueva ni desconocida por todos, ya que cuando el partido me encargó en diciembre del año pasado dirigir el CDS en la Comunidad de Madrid, lo hice bajo la premisa de conducir el partido sólo hasta el Congreso Federal de Madrid. Así pues, el honor de mi palabra dada queda cumplido, como intento en todo momento. Me resta concluir mi objetivo personal de un Congreso Federal de Madrid que elija una nueva Presidencia y una Comisión Ejecutiva de consenso, integradora y representativa de todos los afiliados y corrientes que pudieran existir en el seno del CDS madrileño. Y creo que a diferencia de otros lugares, en Madrid hay magníficos compañeros con cualidades demostradas que les facultan sobradamente para detentar tales responsabilidades y existe una gran terna de candidatos para ello. Espero que ese Congreso sea un reflejo del ánimo de unidad del centrismo, superando cualquier diferencia que pudiera existir y promocionando los puntos de unión sobre los de divergencia.
Es momento de aportar soluciones y establecer una hoja de ruta.
Apuntados estos extremos cabe preguntarse cómo avanzar en el enorme problema generado por la existencia de tres contradictorios representantes del CDS, de los cuales ninguno ha sido capaz de acreditar suficientemente tal cargo, lo que condujo a que el CDS no pudiera concurrir a las elecciones. La solución no es imposible de alcanzar, aunque sí es compleja y necesita del apoyo mayoritario de la afiliación. Por tanto arranquemos de una idea: es posible superar esta situación, y para ello no todo el mundo tiene que plegarse a lo que quiere enteramente el contrario, ni el contrario a todo lo que pretendemos nosotros. Pero solución, existe.
Hay que analizar que la situación por la que pasa el centrismo es parecida a la que se tuvo que enfrentar Adolfo Suárez en aquellos años de las postrimerías del franquismo. Ganar en un congreso de una de las fracciones centristas es relativamente sencillo. Basta una mera acumulación de afines. Pero ello no solucionará el problema de fondo, ya que catapultaría al elegido a la presidencia de una de las tres ramas existentes, y otras que es posible que aparezcan, y nos lleva irremisiblemente a las mismas peleas, nuevas impugnaciones, nuevos juicios, y a que un juzgado dentro de diez o quince años reconozca a tal o a cual. ¿y mientras? La respuesta que nos llega por esa vía no puede ser más oscura y alejada de los deseos de la mayoría de los centristas y de las necesidades de cambio de la sociedad española. Que cualquiera de los tres presidentes quiera agarrarse a la silla con posturas reafirmantes y aniquiladoras hacia los partidarios del contrario, les imposibilita para ser parte de la solución y les incardina como parte inherente al problema, poniéndoles en la diana como inconvenientes a eliminar. Y ese mensaje tiene que comenzar a calar en todos los que quieren una solución. Reconocer a tal o cual presidente, como los tres quieren, no es la solución puesto que el conflicto jurídico sigue y seguirá vivo por esa vía. La solución no está en tres personas a las que hay que superar, sino en todos los afiliados y juntos podemos lograrlo. Creo no ser un ingenuo al plantear la posibilidad de la existencia de una solución viable en positivo.
Debemos dar pasos con seguridad no exenta nunca de cautela en esa dirección, y por ello sería imprudente dar excesivos detalles ahora, aunque estoy en condiciones de afirmar que puede haber una vía de salida, que reconozca el derecho establecido en la Ley de Partidos (que está por encima de cualquier precepto de los estatutos) a que los afiliados puedan convocar un Congreso en el que todos puedan elegir democráticamente a sus legítimos representantes, tras el que se zanjaría con el beneplácito judicial el problema existente en la actualidad. Esa posibilidad, y cómo llevarla a la práctica no es remota sino muy tangible, y será expuesta en la Asamblea Nacional Extraordinaria convocada para el próximo día 18 de junio en Madrid. En aras a facilitarlo en lo posible he decidido hacer público este comunicado y presentar abiertamente mi postura y mi disposición a ayudar a resolver el problema, dejando de lado cualquier muestra de ambición que no ayudara a ello y comenzando por aclarar mi lugar en el partido. Por eso es preciso que a esa Asamblea Nacional Extraordinaria acudan todos los representantes territoriales del partido para entre todos, tomar las decisiones acertadas, y a la que espero poder llevar adelantadas algunas acciones, con las que podamos comprobar la palpabilidad de la iniciativa. Mientras tanto, comencemos a pensar que para poder hacer realidad estos deseos, todos debemos enumerar qué podemos aportar y lo que es más importante, cual es el máximo de cosas en que todos podemos ceder, para que el objetivo de superar definitivamente esa situación pueda cumplirse. Que Dios nos ayude a todos, y nos aporte la claridad y sapiencia necesaria para salvar esta situación. Un fuerte abrazo a todos.
*Presidente del CDS en Madrid.
El CDS es un partido que debe desaparecer, tras el ridículo que ha hecho con su conversión en un partido de inmigrantes liderados por la brasileña Fátima Arbelo.
Menos mal que Suarez no se entera de lo que pasa en el partido que fundó.