Golpe de mano en el PSOE para sustituir a Zapatero como líder y evitar la elección de Chacón en primarias
José Luis Rodríguez Zapatero volvió a defender el pasado lunes que su sucesor como candidato para las elecciones generales del 2012 salga de un proceso de primarias. Lo hizo en la reunión que la ejecutiva federal del PSOE celebró apenas unas horas después de constatar la magnitud de la tragedia del 22-M, después de haber dejado claro que ni adelantará las elecciones ni renunciará a la presidencia del Gobierno ni a la secretaría general del partido hasta el congreso previsto para después de la cita electoral. Zapatero también mostró su empeño en que el trascendental comité federal que el PSOE tiene convocado el próximo sábado para decidir su futuro debe dar luz verde a las primarias. Pero, para muchos dirigentes del PSOE, este empeño ha sido la gota que ha colmado el vaso de su paciencia, tras haber sufrido el batacazo del 22-M.
Elegir al sucesor de Zapatero mediante unas primarias, ahora, es una opción que rechazan abiertamente muchos y poderosos dirigentes del PSOE, también históricos referentes del partido como Felipe González o Alfonso Guerra, que exigen prioritariamente pasar ya la página del zapaterismo. Este sector, mayoritario en las filas socialistas, defiende que Alfredo Pérez Rubalcaba es ahora la única solución de urgencia para un PSOE en crisis y hundido. Aunque también barajan otras opciones de futuro.
En cambio, las primarias son la única opción para las aspiraciones de Carme Chacón, que carece de grandes apoyos orgánicos y que, por tanto, fía todas sus expectativas al voto independiente de la militancia.
El derrumbe electoral socialista del 22-M, además, lejos de disuadir reforzó en sus posiciones tanto a los fieles de Rubalcaba como a los de Chacón, como quedó en evidencia el lunes en la ejecutiva federal. Y ayer se produjo un inesperado golpe de mano de los primeros, que pretende quitar todas las riendas del PSOE a Zapatero –no sólo la candidatura para las generales del 2012 sino también la secretaría general del partido– e impedir cualquier opción a Chacón.
La operación fue medida al milímetro, y consiste en que la mayoría de los secretarios generales de las federaciones territoriales socialistas, afines a Rubalcaba, intentarán forzar que el comité federal del PSOE convoque el próximo sábado no un proceso de primarias, sino un congreso para consumar la sustitución de Zapatero como secretario general del partido.
El encargado de liderar este movimiento es uno de los barones socialistas afines a Rubalcaba, que además no sufrió el domingo un revolcón electoral porque no hubo elecciones forales en Euskadi: Patxi López. El lehendakari anunció que, según había aprobado la comisión ejecutiva de los socialistas vascos, el próximo sábado reclamará al comité federal del PSOE que convoque un congreso para sustituir a Zapatero como secretario general del partido.
Un movimiento concertado, en todo caso, pues en Ferraz aseguraron de inmediato que también las ejecutivas de los socialistas extremeños y valencianos iban a adoptar la misma decisión. Sus respectivos líderes, Guillermo Fernández Vara –el único presidente socialista que podrá mantener el cargo tras el revolcón del 22-M– y Jorge Alarte también ven a Rubalcaba como la solución de urgencia. Los socialistas navarros, liderados por Roberto Jiménez, han adelantado su ejecutiva a hoy mismo con idéntica intención. El plan es llegar el sábado a Ferraz con una reclamación mayoritaria para que se convoque un congreso del partido. “Si lo pide la mayoría de los barones, será imposible de frenar”, admiten fuentes de Ferraz.
Otras fuentes apuntan a una operación de más largo recorrido, más allá de las generales del 2012, y de la solución de transición de Rubalcaba. Y barajan, precisamente, el nombre de Patxi López como opción de futuro. Su figura, dicen, está muy bien valorada en el conjunto de España y no concita animadversión, ni en el PSOE ni tampoco en la derecha, después de haberse convertido en lehendakari precisamente gracias al apoyo del PP.
Falta por concretarse, tras alguna confusión inicial, si su petición este sábado será convocar un congreso ordinario o extraordinario. Y no es un asunto menor, pues si fuera extraordinario exigiría la dimisión previa del secretario general –de Zapatero– y de toda su ejecutiva federal. Una gestora habría de hacerse cargo del partido hasta la celebración del congreso.
Esta maniobra fue recibida de inmediato, en todo caso, como un movimiento hostil por los defensores de las aspiraciones de Chacón y por los sectores discrepantes de Rubalcaba y de José Blanco. “Es un complot, han estado sondeando a varios secretarios generales. Es un complot para evitar las primarias a toda costa, un descaro”, critican. Creen así que no se trata de una “propuesta inocente”, sino que es una forma estatutaria de impedir las primarias. Y aseguran que también supone “una censura en toda regla” a la ejecutiva federal y al propio Zapatero. Esgrimen la democracia interna y dicen rechazar a “la oligarquía” del partido. “Quieren impedir que vote la militancia e impedir cualquier opción a Chacón”. También hay líderes territoriales –como José María Barreda o Tomás Gómez– proclives a sus aspiraciones.
Pero poderosos dirigentes del PSOE, en cambio, siguen rechazando con contundencia las primarias: “Mientras los españoles están buscando un empleo, los socialistas no podemos estar peleándonos por ver quién de nosotros es más guapo, no podemos gastarnos ni perder el tiempo en esto, dando además una imagen de pelea y división interna”.
Yo quiero que se presente Chacón, que sea la candidata.