Márchate
El PSOE está echando a Zapatero. No sólo son los ciudadanos tras las elecciones municipales y autonómicas del domingo, sino los mismos barones y personalidades socialistas que aplaudieron entusiasmados durante siete años sus iniciativas, algunas absolutamente absurdas. Con el país arruinado, el batacazo ha sido tan exorbitante que los responsables autonómicos del partido le han llevado públicamente la contraria.
La renuncia la ministra Carme Chacón a participar en unas primarias parece indicar que Zapatero es incapaz de imponer su heredera. El presidente quería unas primarias para elegirla sucesora. Pero el lehendakari vasco, Patxi López, pidió aparentemente en nombre de los demás barones un congreso extraordinario del que deberá salir otro Secretario General del partido. De celebrarse, Zapatero sería sustituido y quedaría desautorizado como líder del PSOE, y moralmente también del Gobierno.
Y esto ocurrirá si otros dirigentes, como José Bono, se suman a la ofensiva contra las primarias, como desea Alfredo Pérez Rubalcaba. Como el presidente Zapatero vive de y para la imagen, presentaba a Chacón como querría haber sido él: anglohablante, catalana, y tan autonomista que parece soberanista; de ahí su inconclusa tesis doctoral sobre la relación entre el independentismo de Quebec y Cataluña.
Chacón representa la generación cercana a las incompetentes Leire Pajín, Bibiana Aído, Pedro Zerolo y demás, cuyo radicalismo adolescente alejó del PSOE a gran parte del electorado adulto. Parece que ahora los socialistas quieren ser prudentes, detectar lo que sienten los ciudadanos, menos ligeros de mollera que Pajín, Aído, Zerolo y demás velinas del estólido serrallo zapateril.
Congreso o primarias, parece que triunfará el viejo PSOE, aunque no sea Rubalcaba el tapado. Pero esta solución quizás llega tarde.